Capítulo 3

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Un pequeño Impulso

—Su majestad el rey Kainabur de Iraqil —se apresuró a avisar a Danqer un guardia de la división real.

—Que pase —. Responde Danqer dejando la pluma.

Danqer se encontraba en un cuarto que servía de despacho, lugar donde el rey se encargaba de revisar y organizar muchos de los asuntos del reino.

—Danqer Lybe, majestad —dice Kainabur con voz burlona al ingresar a la despacho.

—Kainabur Brinde, es una sorpresa, visita inesperada para un hombre tan ocupado —. Danqer dejo su asiento para saludar a la visita no deseada, era un viejo aliado de Aqare, pero como Danqer lo veía, solo usaba el nombre, nunca ha extendido la mano para ayudar, aunque pensándolo mejor, Danqer veía a todos los aliados de Aqare por igual. «todos son unas sucias sanguijuelas», pensó Danqer mientras sujetaba la mano de Kainabur en un signo respetuoso de saludó.

—Estos últimos años han sido años complicados para tu reino, siento mucho que tengas que tomar las riendas en tan hostiles situaciones —decía Kainabur mientras tomaba asiento y Danqer lo acompañaba.

—Con todo respeto rey Kainabur, no necesito su lastima en este momento.

—Siempre tan hostil —respondió Kainabur aún sin seriedad en sus palabras—. Había venido a ayudar con los daños en cuento recibí la noticia, pero veo que tienes todo controlado.

Danqer resistió las ganas de reírse, los mensajes de que Aqare estaba bajo ataque llegaron de manera instantánea a los reinos aliados, aún si algo los retrasaba, viajando por aire solo estaban a unas cuantas horas, aun así, decidió viajar por tierra y tomarse todo un día para llegar.

—Claro, te creo, saliste de inmediato, ahora quedarás como el único reino que acudió en ayuda a Aqare cuando más lo necesitaba, se verá lindo en los libros de historia.

—Danqer, Danqer, Danqer —respondió Kainabur repitiendo el nombre de Danqer haciendo bastante énfasis en el —, no me tomes como tú enemigo porque no lo soy, no creas que ningún reino va a querer hacerse enemigo de un dragón y mucho menos de un cobrizo.

—Ahora estás siendo más sincero. No me molestas que no respondiera a nuestra señal de auxilio, me molestas que vengas diciendo que has venido a ayudar —respondió mirándolo fijamente a los ojos—. Y no, no me interesa tenerte como enemigo.

—Eso es bueno, porque sabes mejor que yo que el trono no te pertenece.

Danqer trato de mantener la compostura, se reclino en su asiento y respondió:

—Si no es mío ¿De quién es?

—Creo que ya conoces la respuesta y lo que tienes que hacer— Kainabur se levantó al completar la última oración, realizó un gesto que se supone debería expresar una sonrisa —. Me tengo que ir, no pinto nada en este lugar, esperó puedas reinar por un largo tiempo.

La luz revoloteaba en el aposento, Xarel seguía aun sobre su cama, tenía todos sus músculos tensos, mientras se controlaba para no gritar y perder la compostura ante las palabras de su esposo.

—¿Te has vuelto loco? ¿Por qué iría a aceptar que tu padre se lleve a mi pequeño? —Rayzar no respondio de inmediato, quería elegir las mejores palabras para convencer a su esposa de que era la mejor decisión, su padre ya lo había hecho con él, mas ahora él debía hacerlo con ella.

—Mi cielo...

—Nada de "mi cielo" —interrumpió Xarel—. No voy a dejar que te lleves a mi pequeño a esos bosques.

—Xarel, a pesar de todas tus preocupaciones el estará bien, mi papá solo quiere prepararlo para que tenga un mejor futuro, yo con todas mis responsabilidades no puedo dedicarle el tiempo necesario y mi padre me ha reprochado eso y tiene razón por otra parte...

—Designa. Quitate algunas responsabilidades de encima y dedica tiempo a tu hijo —Una vez más había interrumpido a Rayzar y una vez más Rayzar espero que esta terminara de dar su deseada opinión.

—Sabes que eso no funciona de esa manera —Rayzar dejo salir un largo y suave suspiro—. Escucha, estas al tanto de que Zaykar es el sucesor y el concejo no esperara hasta que Danqer envejezca y muera para subir a Zaykar al trono y por el momento no creo que vuelva el cobrizo a reclamar su vida, por eso mi papá quiere alejarlo un poco del consejo y darle tutorías privada para que sepa lidear con ciertas situaciones.

—Esas no son suficientes razones para llevarte a mi bebé.

—Está bien, es tu hijo, si no estamos de acuerdo no se puede hacer nada —Rayzar se acercó a ella y beso sus labios y aunque estaba indispuesta en ese momento dejo que su esposo tomara sus labios—. Solo piénsalo ¿sí?, me iré ahora antes de que tu hermano me mande a colgar.

Aquella pequeña broma logro sacarle una sonrisa en medio de su enojo mientras observaba como Rayzar abandonaba la habitación, sentada en la cama abrazo sus piernas y escondió su rostro entre sus pechos y muslos.

¡Pum, pum, pum! Sonó la puerta del despacho de Danqer, los músculos de su rostro se tensaron en señal de desagrado, de por sí ya estaba molesto y aquel ruido hizo crecer su incomodidad.

—¿Puedo pasar? —Hablo una voz un poco elevada.

Ya Danqer sabía de quien se trataba, ya era una costumbre que teniendo alguien que anunciara las visitas este se saltara siempre esa parte, su anuncio siempre era diferente. Danqer relajo su rostro, respiro profundo, de por sí ya lo estaba esperando.

—Pasa comandante Rayzar.

—Con su permiso majestad —Rayzar abrió la puerta y posándose frente al gran escritorio, no dijo ni una palabra.

—Siéntate —Ordenó, espero que se sentará, soltó todo lo que tenía en mano, algunas cosas que estaba haciendo le parecían innecesarias y fuera de lugar, pero eran protocolos que se le había enseñado seguir —. Rayzar en este momento consideró que la seguridad del castillo no es la más indicada para nuestras familias. —Dijo sin rodeos.

—Comprendo hasta cierto punto, he reforzado la seguridad y hay relevos cada ciertas horas, para que los guardias puedan estar más atentos.

—Eso lo entiendo, aun así, consideró que la familia real debe ser trasladada a la casa de seguridad. Por favor, elije entre los mejores hombres que aún pueden estar en pie, manda a preparar el carro y que llegue para mañana antes del anochecer.

—El rey diciendo por favor —Dijo Rayzar apaciguando la tensión, Danqer rio.

—A pesar de todo, no me gusta tener conversaciones tan cerrada con mi cuñado.

Rayzar se levantó, ya sabía que algo le preocupaba a su cuñado, pero no iba a indagar mucho, se limitaría a cumplir las órdenes, ordenes que no tomaría a la ligera, no solo era la familia real, era su familia. Se despidió del rey y se dirigió a su propio despacho.

Tomo una página en blanco y tomando una pluma utilizando un poco de magia para no detenerse a remojar la pluma en la tinta comenzó a escribir algunos nombres que llegaban a su mente que serían perfectos para el trabajo, Rayzar quería ser él mismo el escolta, pero su trabajo estaba en el castillo, comandar todas las tropas, y no podía permitirse el trabajo de campo y dejar su posición. Saco unos libros y comenzó a ojear revisando el perfil de cada uno de los soldados y cuando alguno le llamaba la atención anotaba su nombre en la hoja, al concluir, ya tenía ciento veinte hombres para que sirvan de escolta «Tal vez son demasiados», pensó. De esa misma lista realizo una más pequeña y tomo sesenta hombres, de los cuales veinte eran de la división halo y cuarenta eran de la división real. Paso una copia a un soldado para que buscara a esas personas y a otro dio orden de que consiguiera carros para transportar a la familia, y prepara suministro para el viaje.

—Danqer aunque no le disgusta su posición, por decirlo de alguna manera, no atentara contra la vida de un familiar para mantenerla —decía Kainabur a su gente sentado en el fondo de su casa de campaña— Por dicha razón, Danqer necesita un pequeño empujón para mantenerse en el poder, manda a algunos espías, que encuentre una oportunidad para acabar con la vida del pequeño heredero.

Sangre de príncipe - AqareWhere stories live. Discover now