Capítulo 3 - ¡Buenos Días Louis!

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El sol comenzaba a salir ese sábado a las afueras de la ciudad de Londres y a bañar las casas de una pequeña urbanización; todo se encontraba en silencio, con excepción de unos irrigadores humedeciendo los céspedes o un niño que manejaba bici lanzando periódicos a las casas, uno de estos chocó contra la puerta de Louis, pero no pasó mucho tiempo allí ya que la mano de una chica agarró el mismo con la misma agilidad que abrió y cerró la puerta. 

Una vez adentro se podía escuchar con claridad el Concierto No. 2 para violín de Niccolo Paganini retumbar por todo el lugar, la mujer caminó a paso grácil por todo el recinto, pasando por un gran recibidor y posteriormente comenzó a subir las escaleras que daban al segundo piso, una vez allí se dirigió al cuarto de él, este era amplio, con grandes ventanas cubiertas por gruesas cortinas azules, lo que hacía que todo el ambiente estuviese en profunda obscuridad. Llegó hasta ellas y las corrió de un tirón, Louis, que se encontraba en la cama acostado se encogió cubriéndose formando un ovillo, después se removió en su cama con incomodidad.

― Cierra las endemoniadas cortinas Amelia ―gruñó a su ama de llaves― Si quieres acomodar el cuarto hazlo cuando yo no esté durmiendo ―este se quedó unos segundos quieto pero nada ocurría, solo cuando prestó la suficiente atención pudo escuchar la música ¿Acaso había puesto música clásica?― ¿Amelia? ―se quitó la sábana al fin y luego de recibir un fuerte golpe de luz en sus ojos divisó que no se encontraba nadie en la habitación― Que demonios... ―giró su mirada a la mesita de noche y tomó su celular, este marcaba las 6:00 am― ¿Es que acaso uno no puede dormir en su propia casa?

Se levantó furioso colocándose unas pantuflas con forma de reno y bajó a grandes pasos hacia donde provenía lo que el interpretaba como "Ruido". La musica provenida de la sala principal y entró precipitadamente a esta golpeando la puerta de madera haciendo que chocara contra la pared

― ¡¿PUEDES QUITAR ESE INFERNAL RUIDO?¡ ―gritó, pero al mirar, solo consiguió lo que parecía una mujer sentada en un sillón tras un periódico, ella bajó con calma el mismo; Louis no pudo evitar la expresión de asombro― ¡¿Lin Q?! 

―Buenos días señor Tomlinson ―Lin le sonrió de lado cerrando el periódico, mientras lo veía con mono, camisa a rayas y despeinado por acabar de levantarse― Mira ―le dijo mostrándole el periódico a Louis que aun se encontraba estupefacto en el marco de la puerta―Son la principal noticia en farándula por haber ganado varios premios en los Teen Awards ¿Qué te parece? 

―Bueno si es que hemos sacado muchos senci... ¡Espera! ―cayendo en cuenta que iba a comenzar una conversación muy amena con ella― No me cambies todo ―la señaló― ¿Qué haces tú aquí? ¿Cómo entraste? ¿Dónde está mi ama de llaves? ―luego miró de nuevo el equipo y fue rápidamente a apagarlo― ¿Qué haces en MI CASA? 

― Oh ―se lamentó Lin colocando una expresión triste―Lo cortaste en la mejor parte Louis. 

― No te hagas la inocente. ¡Respóndeme! ―exigió

― Esta bien, está bien ―se puso de pie― Pero vamos a la cocina, aun no he desayunado nada, ven ―le hizo señas para que lo siguiera.

― No me importa que no comas de donde sea que vengas ―entró tras ella a la cocina, rapidamente la vio rebuscando en los estantes.

― ¿No tienes café? ―inquirió sin voltear a mirarlo.

― Estas no son formas de llegar a una casa ajena Lin. 

― No, veo que no tienes, me conformaré con este té supongo. ―se giró para prepararlo en unas tasas y una tetera

― ¡No me ignores! ―chilló frustrado

―No lo hago, además te dije que vendría ayer. 

― Si, pero no dijiste que a las seis de la mañana; la gente normal se levanta a las diez. 

― ¿Normal dices? ―soltó una carcajada― Claro, claro. Traje unos sándwiches ―señalando unas bolsas de papel en el mesón central de la cocina que era rodeado por unos cuatro bancos altos― No estaba segura de que tuvieras algo para preparar aquí así que preví. 

― No toleraré...

― ¿Qué? ¿Qué tu qué? ―rió― ¿Recuerdas que tengo un contrato sobre ti? 

― Si, pero también hice un reto contigo y no permitiré que vengas a hacer ruidos a mi casa.

― ¿Cuáles ruidos?

― Esa...esa cosa que tenías puesta hace un momento. 

― Música clásica Louis 

― Como sea, no permitiré...

― El único que está haciendo ruidos aquí eres tú con tus gritos ―Lin caminó tranquila con las dos tazas hacia el mesón y se sentó en unos de los bancos haciéndole señas a Louis que tomara un lugar frente a ella― Oh lindas pantuflas ―se burló mirándolas

Louis no sabía si le molestaba su presencia o su actitud tan relajada, y luego lo que dijo de sus pantuflas rebasó el vaso; caminó hasta donde estaba pero no para sentarse sino colocarse frente a ella, muy cerca de su rostro― Quiero que te vayas ¡Ahora!

―Y yo quiero que te vayas a un metro de mi ¿Acaso no te cepillaste antes de venir aquí? ―hizo una mueca cubriéndose la nariz. 

Este abrió los ojos de par en par y se llevó sus manos a la boca tapándosela mientras se ponía rojo como un tomate ¿De verdad tenia mal aliento?

― Si querías desmayarme solo tenias que golpearme con algo Louis, con una silla, no sé ―tomó un poco de su taza tratando de no reírse

Louis gruñó y se alejó hacia la puerta de la cocina, para girar a verla al llegar a esta, hablando con una mano aun tapando su boca― Cuando vuelva espero que estés fuera de mi casa Lin. Y hablo en serio ―respondió molesto, al mismo tiempo que apenado para salir de allí hacia su habitación, esa broma se la pagaría Lin, eso lo juraba

Ella solo rió y brindó a su salud con la taza en el aire cuando salió, él era un chico muy egocéntrico y competitivo, volvería al rato y seguiría con el reto, eso lo apostaba


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Sin LimitesWhere stories live. Discover now