➼2

57 6 2
                                    

-Vamos, Tess. ¡Es simplemente una fiesta!

-Una a la que no quiero ir- miré el puchero de Court y puse los ojos en blanco -. ¿Por qué no vas tu sola?

-Se supone que debo llevar a un acompañante.

-Me siento muy halagada, pero no. Aún me siguen gustando los chicos.

Soltó una pequeña carcajada y me golpeó el brazo.

-No ese tipo de acompañante, tu entiendes- se puso en pie y tiró de la manga de mi camiseta para que hiciera lo mismo-. Por favor, Tess. ¡Habrá comida, chicos y alcohol!

-Me encantaría ir, pero sé que ese tipo de fiestas no son para mí. Me sentiré fuera de lugar y pasaré la noche amargada.

Nos pusimos en marcha hacia su casa. El aire estaba fresco y no tan sofocante como otros días. Había una constante brisa que aliviaba el calor y a Court se le había ocurrido hacer una caminata por el centro del pueblo. Dos horas después nos habíamos cansado y nos sentamos en la acera, frente a una heladería.

-¡Mi familia estará allí! Y sabes que todos te aman, así que no veo por qué deberías sentirte mal. Incluso creo que mi primo está enamorado de ti o algo así.

Reí y me mordí el labio. No iría a esa fiesta por nada del mundo. Además, ¿a eso podía llamársele fiesta? Sería una reunión formal de gente adinerada haciendo saludos cordiales y charlando de ganancias. ¿Cómo yo, una chica normal, podría encajar en aquel ambiente? Y sumado a eso: no tenía nada con clase para vestir. Ni soñarlo. Courtney no me obligaría.

-No- me planté firme e hice un ademán con mano-. Simplemente... envíales saludos de parte mía.

Soltó un gruñido e inmediatamente apretó el paso. Con su cabello recogido empezó a hacerse bucles utilizando los dedos, por lo que me di cuenta de que en verdad estaba enfadada.

-Court- la llamé. No se volteó-. Oye, Court.

-¿Qué?

Rodé los ojos y corrí un par de metros para alcanzarla. Llegué a su lado y corrió la cara en un gesto infantil. Suspiré porque sabía que lo único que me quedaba por hacer era lo que me costaría la noche. ¿Cómo hacía para siempre salirse con la suya? Siempre acababa cediendo ante ella y eso me irritaba demasiado.

Court siempre conseguía lo que quería, y no tan solo conmigo, sino con todo el mundo. Y si no lo hacía... bueno, podría acabar desencadenando la tercera guerra mundial. Al ser hija única, todo lo que deseaba lo conseguía y sus padres consentían todos sus caprichos. Claro que ayudaba el que fueran increíblemente ricos y pudieran obtener todo con tan solo palmear las mano.

Volví a suspirar arrepintiéndome de antemano. Aquello no acabaría bien.

-No tengo nada que ponerme.

Me miró abriendo los ojos como platos y sonriéndo espléndidamente. Sí, ya podía ver las consecuencias.

-¡No puedo creerlo!- gritó emocionada y dio un saltito para luego abrazarme con fuerza. Tuvo que, prácticamente, doblarse sobre si misma para poder hacerlo.

Rodé los ojos y me forcé a sonreír. Sabía que por la noche ella se emborracharía y la única que estaría allí para evitar que montara un espectáculo frente a sus padres sería yo. Seguramente acabaría enrrollándose con el chico más guapo en frente de mí y luego tendría que enviarla a casa en taxi.

-Claro- mascullé y me lanzó una mirada asesina.

-Pásate por mi casa en una hora. Tengo el vestido perfecto pars ti, pero primero... déjame hacer una rápida parada en casa de Todd- soltó una pequeña risilla ante su propia broma-. Bueno, no tan rápida.

Plantó un beso en mi mejilla y comenzó a alejare rápidamente, sin darme tiempo a responderle. ¿Y ahora qué? Estaba sola, en medio de la calle desierta y no tenía mi auto.

Negué con la cabeza y ni siquiera me planteé la idea de seguirla. Caminé unas cuantas cuadras hasta toparme con un chico. Era extraño, ya que llevaba una sudadera azul en pleno verano. Me alejé de él apretando el paso y justo en ese momento mi móvil sonó.

Court: Y no te atrevas a venir con tus asquerosos guantes.

Me debatí unos instantes entre sonreír o hacer una mueca de enfado, pero nadie estaba allí para verme, así que no me molesté en hacer nada.

Marqué el número de mi madre para avisarle que no cenaría en casa hoy, pero nadie me respondió. Estaba a punto de llamar a mi padre cuando me distraje a causa de unos pasos detrás mío. Demasiado cerca como para ignorarlos.

Me volteé con disimulación pero no capté nada dentro de mi campo visual. Aceleré un poco más porque casi podía palpar la mirada de alguien sobre mi espalda. ¿Qué demonios estaba pasando?

De nuevo escuché los pasos detrás de mí, pero no quise voltearme. Me convencí de que todo era producto de mi imaginación, y si no serían Todd y Court gastándome una mala broma.

Una rama se partió y no pude contenerme más.

Salí disparada y presa del miedo. Por aquella razón desconfiaba de cualquier persona que me cruzaba en la calle.

No tuve tiempo de fijarme en mi camino, estaba cegada por el pánico y por eso no vi el pozo en frente mío y me doblé el tobillo.

Con mi pie gritando en agonía seguí, con un poco menos de velocidad, pero estaba claro de que quien fuera que estuviera persiguiéndome ahora estaba mucho más cerca.

No pude evitarlo y me volteé, completamente.

Lo último que vi fue un par de ojos marrones.

FutureOnde as histórias ganham vida. Descobre agora