Capítulo 4

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Pasaron dos semanas desde que Summer se comprometió a intentar llevarse bien con Jack, pero ella había remarcado unas tres veces que lo intentaría, lo que significaba que haría todo lo contrarió. Aún se sentía molesta con Riley y la evitaba cuanto podía, teniendo en cuenta que era su mejor y única amiga. Que Riley fuera su única amiga no significaba que no tuviera miles de conocidos, y se esforzaba mucho por reemplazar a Riley desde que habían cumplido doce años y su amiga aún intentaba que hicieran cosas como ir al parque de juegos y que se columpiaran un rato en las hamacas. Riley era ciertamente como una garrapata, pero no tenía intención de chupar la sangre de Summer hasta dejarla vacía, ella sólo quería ser su amiga. No sospechaba siquiera que ella no la quería demasiado. Summer quería ser leve con Riley porque era quien realmente la conocía, le asustaba darle siquiera el incentivo para que le odiase, ¿qué diría de ella si se peleaban?

Jack, por su parte, estaba acostumbrándose a su rutina e incluso había conseguido trabajo, volteando hamburguesas en un bar de mala muerte. Le daba igual, incluso le daría igual trabajar paseando perros, que era su otra opción, sólo quería apartarse de la casa todo el tiempo que pudiera. En la escuela se centraba por completo en lo que estuvieran haciendo, ya sean ecuaciones o disecar una rana, pasaba sus días minuto a minuto, concentrado sólo en un minuto de su vida a la vez, sólo así lograba mantenerse calmado. Así también había aprendido a ignorar a sus compañeros, que lo tomaban como un chiste, vaya Dios a saber por qué, y también a la esposa de su padre y la hija de éstos.

A quienes no había podido ignorar completamente eran, obviamente, Riley y Liam, que parecían dividirse las horas del día para molestarlo. Durante los recreos Riley se encargaba de perseguirlo por todo el instituto e intentaba hacerlo coincidir con Summer. Al final de las clases Liam lo esperaba, luego de un día agotador de trabajo, y Jack no tenía manera de escabullirse, le daba pena. De lunes a domingos desde la siete de la tarde a la una de la madrugada, cuando la ciudad al fin descansaba, Riley volvía a tomar el turno e iba a parlotearle durante las horas de trabajo, para colmo tenía la mala costumbre de caerle bien a todos y le otorgaba un pase especial para meterse donde no le convenía.

- Riley, ¿tus padres alguna vez se ponen a pensar en dónde estás? - le pregunto -

Era domingo y pasadas las doce de la noche, nadie iba a esa hora y Jack debía contar el dinero y las propinas, tarea que solía hacer Riley. Ella se estiró para alcanzar el pote de las propinas pero Jack lo alcanzó antes, alzó sus cejas, invitándola amablemente a responder lo que había preguntado.

- No - apuntó - pero los entiendo, porque trabajan mucho, lo último que deben querer al regresar a casa es revisar si no me metí en problemas -

Jack no supo que decir a eso, así que le pasó el tarro de las propinas, que ella aceptó con una sonrisa. No se la pasaban tan mal juntos, no se la pasaban mal y punto. Se habían acostumbrado a la presencia el uno del otro, y Jack se había acostumbrado a la idea de que Riley se la pasaba vigilándolo, lo que era cierto.

Riley se presentó el día después de la cena a interrogar a Liam en su trabajo, con la excusa de que la mucama de su casa no estaba limpiando su habitación. No era un trabajo del que Liam debía hacerse cargo porque ni siquiera era una empleada legal, sino su vecina, que era más una niñera que una mucama. Riley ni siquiera debía estar ahí, se estaba salteando las clases, pero no era la primera vez que lo hacía.

- Problemas con mi mucama - indicó a Lola -

- ¿Tú contrataste a una mucama? - preguntó ella, arrugando el entrecejo -

- Sus padres, Lola - aclaró Liam, con desdén -

Lola se quedó un tiempo más allí, observando a Riley, que llevaba su uniforme y su mochila descansaba a sus pies.

- No ha limpiado mi cuarto en dos días y hay migajas en mi escritorio, sé que está usando mi computadora - explicó Riley, mientras Liam anotaba sus datos -

Finalmente Lola se fue, presionando sus labios y formando una fina línea.

- Y dime, ¿cómo es? ¿Se parece a ti? ¿Es amable? ¿Chistoso? También puede parecerse a Summer, claro - dijo con precipitación - espero que no tenga su humor -

- Se parece a mi padre, de hecho - apuntó Liam - y no creo que tenga un temperamento parecido al nuestro -

- ¿Cómo se tomó el cambio? - preguntó -

- Fue muy malo, Riley - dijo Liam - no fue bien recibido -

- Ya veo...- meditó - tenemos que hacer algo Liam, ya sabes, estar con Jack -

Y así lo hicieron. Revisaron con cuidado sus agendas y encontraron lugares donde poner a Jack. Riley tenía todo el día a disposición de Jack, mientras que Liam tenía algunas horas para verlo, no tenían ni idea de qué harían estando con él pero no les importaba, sólo querían que se sintiera cómodo, como ellos no se habían sentido jamás. Y quizás Riley no quería reconocer por qué ella y Liam lograban llevarse tan bien pero lo sabía. La única razón que podría resultar valida ante un jurado era que Liam y ella compartían algo más que sus secretos, compartían su soledad.

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