"Capítulo 5"

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Fue un viernes cuando Matthew May se acercó a la mesa donde Riley y Summer almorzaban. Se quedó un buen rato sin decir nada, tan sólo sentado allí. Riley se mordió la lengua para no preguntarle qué quería, porque esperaba que no intercambiara ni un monosílabo con Summer. Sin embargo, Summer no notó su presencia hasta que perdió de vista a Jack. Deslizó la mejor sonrisa que tenía, aquella que sólo utilizaba para conseguir lo que quería o, en algunos casos, coquetear.

- Summer, ¿cierto? -

- Sí - respondió, de inmediato - y tú eres Matthew -

Estaba encantada. Estuvo bajo su hechizo toda la conversación, anotando mentalmente lo importante y perdiéndose en sus ojos grises, sin importarle el ruido de las demás personas en la cafetería. No le importó nada en realidad, ni siquiera notó el codazo de Riley en su costilla derecha. Cuando despertó de su sueño, todo le pareció más feo. Era la primera vez que notaba la humedad en algunas esquinas de la enorme habitación, las arañas que formaban casas y mantenían a sus familias allí, incluso el polvillo que ensuciaba sus codos y teñía su uniforme de gris.

Se volvió a Riley que parecía estar a punto de tener un ataque de nervios. Era la primera vez en más de dos semanas que comía con ella, Summer no le otorgaría el derecho de poder opinar sobre su decisión final.

- Parece que voy a una fiesta - canturreó -

- Tus padres no te dejaran ir - aseguró Riley, con cautela -

- Riley, siento que no te invitaran, pero no tienes que ser cruel por eso -

Riley alzó sus cejas en señal de sorpresa y Summer se dio cuenta que había dado en la tecla.

- Es más, no quiero a gente envidiosa en mi circulo social - siguió hablando - quizás deberías volver con tus hermanos sustitutos y dejarme en paz -

No quiso decir lo último, no quería que ella supiera que sentía, no quería que pensara que le molestara. Pero su amiga ya lo estaba pensando y era un desastre, lo estaba pensando. Así que apartó la charola y se colocó su mochila. Se alejó lo más rápido que pudo, esquivando la comida del piso y las demás personas que hacían el mismo recorrido.

No vio a Riley en el resto del día, quizás ella la evitaba ahora. Ni siquiera se había presentado al resto de las clases, ya era la segunda vez que lo hacía en el mes, y comenzaba a preocuparle.

Ya en la última hora estaba desesperada y necesitaba obtener una fría bocanada del aire de otoño. Y cuando la campana sonó y pudo hacerlo, se quiso aferrar a eso. Dejó el frío entrar a su cuerpo y se sintió mejor, como si todos los sentimientos malos se congelaran. Se dijo a sí misma que la envidia de Riley debía tenerla sin cuidado, que de seguro ya se había olvidado y estaba en algún lugar con Jack o Liam, haciendo el papel que ella no podía desempeñar.

Para no pensar en todo eso decidió ir al parque. Antes pasaba mucho tiempo en el parque, pero eso fue antes de que las personas notaran el calentamiento global y comenzaran a marchar, calentamiento global que Summer notaba desde antes de nacer, con todas las quejas que soportaba por parte de su madre.

Encontró un claro libre de gente, el pasto había crecido de más, pero no le importó, como tampoco le importó que el pasto aún siguiera mojado por el rocío. Se recostó en la hierba y fijó su vista en el cielo azul, era un día despejado, un día más de otoño. Un día de otoño en que las hojas se quebraban bajo su peso más de lo que deberían, quizás por el peso de todo lo que llevaba guardado. Tal vez intentaban decirle que rompía todo.

Le resultó curioso darse cuenta de que nunca había dejado de romper todo a su paso. Cuando era pequeña, Liam solía repetirle que no tocara sus cosas porque las rompería, como una simple precaución que se toma con los niños. Se preguntó si aun no había dejado de ser una niña.

Dejó de divagar cuando alguien se sentó a su lado. Era un hecho pensó que se trataría de Riley, pero se equivocó. Jack la miraba con curiosidad, pero parecía no querer soltar ninguna palabra. Estaba pálida y su nariz se veía rosa, incluso eso compartían. Summer odio el tono rosa intenso de su nariz en ese preciso momento.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó - ¿por qué no estás con Liam? -

Summer había fingido estar desinteresada por lo que sea que Jack hiciera pero, en realidad, controlaba todos sus pasos. Sabía a qué hora despertaba, a qué hora estaba con Riley o Liam y, también, a qué hora caminaba desde la puerta de su casa hasta su cuarto, sin escalas. Summer no pensaba que realmente conociera algún lugar de la casa que no fuera el cuarto que le habían asignado o el baño.

- Vi el auto de tu madre - apuntó - creo que te buscaba -

- Igual que Liam a ti -

- Sí - dijo -

- ¿Viste a Riley? -

Jack guardó sus manos en sus bolsillos y asintió con lentitud y lo que a Summer le pareció una eternidad.

- Dijo algo como que debía hablar con un Sinclair - respondió - pero no sé qué significa, en realidad -

- Significa que no quiere verte - aclaró Summer - ni a Liam -

Summer alcanzó una pequeña rama del piso y comenzó a hundirla en la húmeda tierra. Se sentía incomoda hablando con el que, se suponía, era su nuevo hermano.

- Riley Sinclair - dijo - pero no tiene a nadie con quien hablar, no realmente -

- Supongo que nadie tiene realmente a alguien con quien hablar - opinó - ya sabes, de los verdaderos problemas -

- Todo el mundo debería tener a ese alguien -


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