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"... Si la hubiera conocido mucho antes, mucho antes hubiera gastado mis energías en amarla; pero no la encontré, esas energías las gasté en pensar: había pensado tanto, que había descubierto lo vano y lo falso del pensamiento cuando este cree que es en primer término, quien dirige nuestro destino".

Felisberto Hernández

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Pasaba por las inmediaciones de la playa Ramírez cuando de un salto, en el tiempo exacto del último rayo, resplandece a lo ancho del horizonte, en la fugaz luz azul del sol, un pensamiento: "¿Qué es el pensar?" "¿Será la contemplación que mis ojos concretan hacia fuera?" "¿Será la abstracción continua del mundo externo hacia adentro?". Y pienso: entre esas dos corrientes de ideas opuestas no hay la anulación de una por la otra, ni siquiera se tensionan como se podría creer en cuanto física de dos fuerzas contrarias, sino más bien se armonizan. A ejemplo de las notas que muy a tiempo y al mismo tiempo se chocan y un único acorde mueve en olas la melodía. Como las olas de este Rio de la Plata que bañan, en su doble movimiento simultáneo de ir y venir... Al instante que piso la arena mojada de la playa Ramírez, baña la punta de mis pies... ese último contacto con las aguas del rio se transforma de inmediato en pleno pensar.

En la oscuridad de la playa, las estrellas en el firmamento con una reverencia solemne se presentan ante las dudas profundas de mi corazón y el pensamiento impone ciertas pautas para esa contemplación. Lo desconocido no depende de un hecho inédito, sino de qué manera contemplamos dicho hecho. Serán las estrellas de siempre en la eternidad repetida de las noches, pero totalmente desconocidas por el sentimiento único de ese momento, este sí, último y por primera vez. Las drogas favorecen ese exquisito sentimiento de lo desconocido y solo quien un día probó con alucinógenos ha visto más allá del tiempo y del espacio ¡Nosotros, querido Juan, hemos visto el origen del infinito! y jamás volvimos a ser los mismos... pues cuando volvimos habíamos cambiado completamente nuestro pensamiento, nuestra forma de pensar. Al fin y al cabo ¿somos lo que pensamos o pensamos ser la forma de pensar qué somos?

Deshago todo el peso de esa reflexión con un gesto abrupto de cabeza. Por la arena fina se hunden en rápidas pausas la planta de los pies, y en el final de una colina, donde se divisa el Teatro de Verano para ser más exacto, subo y, por mi espina sube un escalofrío nunca antes sentido. Allá abajo las voces y gritos de los chiquilines rompen la armonía de la rueda gigante, desde el alto de esta colina se oye un búho queriendo volar. Un espectáculo espectral danza sobre las tablas del Teatro de Verano, donde en días se representaría con humor la muerte de una murga. Es hora de dejar las calles y la inmensa noche, ir a casa a dormir y quien sabe, parar un rato de soñar. 

El Pensar de un PensamientoWhere stories live. Discover now