Fuego y Tierra [Zuko x OC]

Capítulo 8: No Quiero que te Vayas

¡Hola! este capi quedó medio rarillo, jjajajaja pero a la vez quedó super largo, espero que igual les guste. Aprovecho para informarles (? que en relación a la historia paralela (la parte que relata los sucesos en el libro agua o antes) ya alcanzó el presente, pues luego de aquí continua con el comienzo del capi 1, pero puede que haya uno que otro flashback entre capítulos. Y bueno, solo era eso ¡A leer!

El spa era agradable, el ambiente era pacifico y relajado, las flores de cerezo que allí caían lograban un paisaje acogedor, el tío Iroh se encontraba muy placido, mientras el masajista ponía sus manos sobre su espalda, sin embargo, su sobrino no compartía su estado, pues, no le había hecho nada de gracia el haber perdido al Avatar nuevamente.

Estaba en sus manos y se le escapó. Se sentía enojado, inútil, desdichado.

No comprendía como su tío podía estar tan a gusto luego de aquella decepcionante derrota. Záthura miraba al chico desde una distancia prudente, estaba tan irritable que no era conveniente estar cerca de él, pero eso no evitó que cambiara de opinión cuando vio a una empleada del spa acercarse a él con cierto movimiento de caderas y una mirada coqueta.

-¿No desea tomar un baño caliente, señor?- preguntó cual mosquita muerta, o al menos eso le pareció a la maestra tierra.

Para su suerte, el castaño solo se limitó a gruñir.

-Estoy segura de que le vendría muy bien, ¿o quizá prefiere un masaje? - insistió.

-Creo que ya dejó en claro que no requiere de tus servicios- se apresuró a contestar la pelirroja a la defensiva, quien se había prácticamente teletransportado de donde se encontraba.

-Llámeme si se le apetece algo más- se retiró la mujer, pero no sin antes lanzar una mirada de desprecio hacía la morena, aunque aun así ella suspiró aliviada.

-¿Qué crees que haces?- preguntó malhumorado.

-¡Salvándote!

Zuko estaba demasiado enojado como para tolerar tontas bromas, así que se giró dándole la espalda. La chica entendía lo que insinuaba el príncipe, pero aun así se sentó sobre sus muslos a su lado.

-Sé que estas molesto, pero si sigues así se te va a quedar permanente la arruga en el entrecejo.

-La piel es algo que le preocuparía a un adolescente normal- dijo entre dientes -¡Pero sorpresa! No lo soy- le gritó, levantándose de un salto y alejándose de ella.

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Ambos maestros viajaban sobre el caballo-avestruz desde hace un par de días, estaban agotados, pues habían dormido poco. Záthura se aferraba a la cintura del príncipe para no caerse del animal, a sus párpados les costaban demasiado mantenerse abiertos. De repente Zuko aceleró la marcha, haciendo despertar a la maestra algo exaltada.

-¿Qué son esas marcas?- preguntó la morena, refiriéndose a un curioso patrón en la tierra.

-Creo saber, pero no te va a gustar.

El príncipe guio al caballo-avestruz tras la pista de la extraña huella; él ya sabía lo que encontraría al final del camino, no quería encontrarse de nuevo con su hermana, pero también sabía que, si ella estaba por allí, significaba que estaba pisándole los talones al Avatar, y eso por supuesto que le interesaba. Más adelante, pruebas que confirmaban sus sospechas sobre el Avatar se hicieron presentes, como pelo de bisonte e indicios de un campamento.