Prologo

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El sonido de una alegre melodía de marimba me despertó del sueño profundo y escuche al gallo cantar como si él también hubiera sido despertado por aquella canción tan conocida por mi "El ferrocarril de los altos", así comenzaban mis mañanas, con mi abuela doña Delfina encendiendo el radio para escucharla aun incluso antes del canto del gallo, las maderas que cantan con su hermosa música no faltaron desde mis más remotos recuerdos de la infancia. El gallo cantó otra vez, hora de levantarse. 

Después de levantarme y prepararme para empezar el día, me dirigí a la cocina donde la abuela aviva unas brasas con hojas de maíz secas.

-Buenos días mami- desde pequeños y desde que aprendimos hablar mis hermanos y yo le decimos así.

-Buenos días palomita, ¿Cómo dormiste?- La abuela siempre uso apodos cariñosos para mí, mi favorito siempre fue palomita.

-Muy bien, ¿y tú?- Siempre ha sido una persona muy fuerte y sana, sin embargo el paso de las años se hacían ya más notorios, sus negras y abundantes trenzas lucían ya algunos mechones blancos.

-Descanse mucho, aunque mis rodillas me dolieron en la madrugada por el frío, pero ya estoy bien, ayudame pasame agua de la tinaja para ponerla en la lumbre, hay que hacer el café ya, tu mamá ya va a llegar del molino.

Así comenzaban mis mañanas, aun en la oscuridad y con mi abuela y mi mama preparando todo para cuando los hombres despierten listos para iniciar otro día de trabajo. Una mañana de Diciembre en que yo estaba en casa de vacaciones, en estas fechas hace más frío de lo normal o es que estamos acostumbrados al calor de más  de 30° propio de la región.

ItzelWhere stories live. Discover now