Capítulo 3

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La mamá de Fernando había fallecido un año atrás, Soledad escuchó de su madre que el papá del Chino había regresado a vivir a su antigua casa pero solo en compañía de sus hijas y en alguna ocasión que Fernando visitó a su padre, sus hermanas le contaron la historia de Sol, de la que ya se habían enterado pues en ese pueblo son bien sabidas las vidas de todos.

En aquel encuentro ella no supo qué decir, ni cómo reaccionar, fue Fernando quien se acercó a saludar. Jovita al ver a Sol acompañada decidió dejarlos solos y decidió realizar algunas compras.

Platicaron hasta oscurecer, poniéndose al día de la vida de cada uno, Fernando noto que su belleza se acentuaba más cuando sonreía al hablar de sus niños y en su corazón el amor pausado revivió con más fuerza que hace años. Sabía que no sería fácil, pues ella ahora tenía otros dos grandes amores, pero sentía algo ya por ellos por el simple hecho de haber nacido de ella.

Después de encontrarse, vinieron más citas y un hermoso noviazgo que fue casi secreto, cada que Sol volvía con los niños llevaba nuevos regalos que Fer les compraba. Su madre notaba algo diferente en ella estaba cada vez más feliz.

Un año y medio después don Domingo le pidió a Sol que dejara de trabajar pues ya no era necesario, él ya podía hacerse responsable de los niños y ella podría trabajar cosiendo como lo había hecho tiempo atrás. El último regalo de Fer antes de que ella volviera al pueblo definitivamente fue un león amarillo de peluche que era bastante grande y estaba echado de tal manera que los niños pudieran sentarse en su espalda.

Ella volvió a casa despidiéndose de Jovita, a quien no volvería ver, pero que siempre recordaría con cariño. Fernando no pudiendo estar lejos de ella volvió a la siguiente semana y visitó la casa de Sol para hablar con sus padres y pedirles su consentimiento para casarse, la aceptación no se dio de inmediato pues el padre de ella no estaba seguro de sus intenciones y a la familia de él no le parecía que se casara con una mujer con hijos, sin embargo terminaron aceptándolo al ver que en verdad se querían.

Con los niños fue distinto pues Alfredo de ya cinco años vio a Fernando como la oportunidad de tener un papá como los vecinos, Santi que lo secundaba casi en todo estuvo de acuerdo con él, aunque era más celosos de su madre. Fernando supo ganárselos aún más pues en cada visita jugaba con ellos y los hacía reír.

Fernando no tenía mucho que ofrecerle a Sol pues lo que su padre podría haberle dado por motivo de su boda se fue todo en las curaciones de su difunta esposa. Don Domingo no queriendo separarse de su hija una vez más, le ofreció que vivieran en su casa, que era bastante grande para vivir todos juntos y haciendo a un lado el orgullo Fer decidió que vivirían ahí, además de que no quería separar a los niños de sus abuelos.

La boda se celebró meses después con música de marimba, debajo de una enrama en el patio de la casa de doña Delfina, todo el pueblo estuvo invitado, aunque como siempre tuvieran algo que decir, nada empañó la felicidad de los novios, que como su primer bailaron el vals Alejandra acompañados de la marimba y todos los presentes apreciaron el amor de los novios, Soledad más hermosa que nunca y Fernando el hombre más feliz.

Los niños aún muy pequeños para comprender del todo lo que pasaba, vieron aquella celebración como la llegada a casa de su nuevo papá.

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⏰ Last updated: Oct 04, 2018 ⏰

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