Capítulo 3

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A la mañana siguiente, después de haber pasado casi toda la noche escribiendo, se despertó y tras vestirse, bajó a desayunar. Cuando salió del ascensor se cruzó con un hombre que iba vestido con ropa antigua. Mr. Mark se extrañó de ver a aquél señor tocado con tan inusual indumentaria y se percató de que se dirigía, como él, hacia el buffet.

Se acercó a un camarero que se encargaba de limpiar los cubiertos y le preguntó:

- Disculpe, ¿hoy hay carnaval o algo parecido?

- Que yo sepa, no. ¿Por qué me lo pregunta?

- Porque me ha extrañado mucho ver a ese señor así vestido - Mr. Mark señaló hacia donde estaba el peculiar personaje, que en ese instante, cogía una bandeja para servirse comida.

- Yo no veo a nadie.

- Pero... - avergonzado intentó disimular -. Ah, perdone me habré confundido - afirmó y se dirigió a servirse el desayuno, ante la cara de asombro del empleado.

Sentado en una mesa intentó poner en orden sus pensamientos, mientras se disponía a devorar los suculentos huevos revueltos. Su mente no paraba de recordar los extraños sucesos. Primero el hombre que conoció junto al acantilado y segundo el extraño personaje vestido con ropa de otra época. Los dos hombres tenían algo en común, habían desaparecido. Había algo que no marchaba bien, lo intuía.

De pronto, vio al propietario del hotel y se acordó de lo que escuchó la noche anterior. Decidió llamarle y hablar con él. Tenía que dejar las cosas claras, no podía permitir que ese pícaro continuara estafando a más gente.

Cuando se disponía a hacerle una señal para que se aproximara, sonó el teléfono móvil. Era su agente.

- Mark, ¿me escuchas? Soy Bob. ¿Va todo bien?

- Todo correcto.

- ¿Qué tal el hotel?

- Muy bien.

- ¿Puedes escribir a gusto?

- Sí, y la estancia es muy agradable.

- Me alegra escuchar eso.

- Muchas gracias por haber encontrado este confortable hotel. Es magnífico y muy tranquilo - lo último sonó con ironía.

- ¿Te hace falta dinero?

- No. No te preocupes.

- Mark, si te hace falta algo, por favor, dímelo.

- Descuida, así lo haré.

Tras despedirse de su agente literario, depositó el teléfono sobre la mesa y reparó en que el propietario había salido del comedor. Entonces pensó que lo mejor sería esperar un poco para hablar con él, debía de averiguar antes quién era Larry y el señor

de la otra época y fue en ese momento cuando se acordó de que el señor que había junto al acantilado también vestía con ropa rara.

Se levantó y se dirigió a salir del hotel. Tenía que encontrar a Larry o quizás, hacer algunas averiguaciones.

- Mr. Mark, ¿qué le pareció la cena anoche? - la recepcionista le cortó el paso.

- Muy bien gracias. ¿Y vuestro falso barco fantasma? - espetó y continuó dirigiéndose al exterior.

Con paso firme cogió el sendero que conducía al acantilado y se maldijo por las últimas palabras que había dicho a la muchacha. Al poco llegó al mirador y esperó por si acaso volvía Larry.

Al cabo de un rato, harto de la espera, decidió volver al hotel. Cuando se disponía a coger de nuevo el camino reparó en un hombre que estaba junto a unas ovejas. El escritor se dirigió hacia él.

- Buenos días señor.

- Hola - fue la seca respuesta del pastor.

- ¿Podría decirme si vive alguien por aquí un señor al que llaman Larry?

Para sorpresa del escritor el hombre contestó:

- Hace mucho tiempo, quizás siglos, existió aquí en esta costa de Dover, un hombre al que llamaban Larry, pero desapareció.

- ¿Puede contarme algo más sobre esa persona?

- Pregúntele al propietario del hotel. Él conoce la historia. Por cierto ¿de dónde viene usted?

- Vengo de Londres.

- Muy bien, de la capital.

- Muchísimas gracias por la información señor. Ahora he de irme. Ha sido muy amable.

Mr. Mark se despidió y se dispuso a volver al hotel.

Mientras tanto, el propietario se encontraba repasando unas facturas en su despacho cuando fue interrumpido por su hija:

- Padre, tengo que decirte algo.

- Dime.

- Lo sabe.

- ¿Qué quieres decir? Ven siéntate, estás muy nerviosa.

- Mr. Mark, ha descubierto que el barco fantasma es falso.

- Pues tendremos que encontrar una solución...

LA LEYENDA DEL HOLANDÉSWhere stories live. Discover now