2. Mejor amigo. ✔️

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Día 1 sin tí.

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Extraído del diario de Yulissa Reyes.

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Siempre he tenido claro que este día podía llegar. Eso es seguro. Al final, la vida es efímera, un ciclo que no termina. Como todo mundo que sabe que la muerte es inevitable, supongo. Y que las pérdidas son necesarias.

Pero nunca imaginé que primero te perdería a tí.

Aunque una cosa quizás sea imaginarlo y otra muy distinta vivirlo. Jamás se me cruzó por la mente que se iba a quedar tan grabado en mí el día en que te perdí.

Y mucho menos que ahora nadie hable de lo difícil que es saber que no vas a estar jamás, o de lo mucho que duele el no tener otra oportunidad de hacer todos esos planes que quedaron pendientes contigo. Así que hoy decidí que no puedo parar de llorar, y que es inútil siquiera intentarlo.

Y antes de que lo digas, no necesito ningún psicólogo o la compasión de la gente. Cada vez que mencionan tu nombre, cuando las caras de los demás se tornan tristes o llenas de incomodidad, yo no puedo emitir ningún sonido. De repente siento que me arden los ojos, el pecho, la garganta, la cabeza, tiemblo. Sé que me estoy enfermando.

Pero no me queda otra opción más que odiar cada segundo en el que respiro y en el que tú ya no.

Mamá preguntó a la tía Roberta el otro día, si algún día me detendría de llorar. Las oí cuando estaba encerrada en mi habitación.
Es lo único que me queda. ¿Qué puedo hacer? Cada uno lo afronta cómo puede, es lo que dicen.

Yo lo siento tanto. Sé que te defraudé, sé que llorar me hace ver fea. Te lo juro, estoy muriéndome por dentro, pero por favor solo haz que se detenga. Me estoy cayendo a pedazos. El vacío que siento dentro es tan absurdamente grande que no puede ser llenado ni siquiera con los recuerdos que me quedan de tí.

Te escribí todo esto pensando en que tal vez, dónde sea que ahora estés, puedas estar leyendo. Si de verdad existe el más allá, o lo que sea que los espíritus se supone que hacen, ¿me estarías leyendo ahora mismo?

Tengo la memoria de un pez, lo sé, pero cuando se trató de tí, lamentablemente siempre lo supe todo a detalle, cada experiencia contigo. Y sí, eso ayuda a que te extrañe tanto.

Pero lo más duro no es extrañarte o recordarte, es pensar en todo lo que estoy viviendo y en qué dirías con cada experiencia o acontecimiento que me sucede. Quizás te enfadarías porque no me estoy permitiendo seguir adelante.

Dime, ¿cómo podría hacerlo?
No soy yo misma sin tí.
Sé que debería seguir adelante, pero es que duele intentarlo.

En su lugar, sólo me queda revivirte en mis recuerdos, como cuando ambos teníamos tan sólo cinco años ¿Recuerdas? Exacto, la edad en la que nos conocimos.

Lo único en lo que podía soñar antes de conocerte, era en ganarme la aprobación de la gente. Já, desde pequeña. Y es que ahora que lo pienso, siempre me lo recordabas, soy la chica más insegura y dependiente del mundo.

Nunca lo acepté, ahora lo veo muy claro.

En esa época, mis primos pequeños se burlaban de mí porque aún no podía andar en bicicleta sin las ruedas de los costados. Y eso me hacía rabiar, no tienes idea de cuánto, y créeme que para ser tan pequeñita podía resultar siendo más impulsiva de lo que te imaginas.

Le hacía berrinches a mamá para que me enseñara a usarlas sin ruedas de los costados, pero ella estaba empeñada en que todavía estaba muy pequeña, que me haría daño yo sola.

Océano [ En corrección ]Where stories live. Discover now