Capitulo III: El Código del Cerdo

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Lydia se despertó en plena noche, todo se encontraba sumido en una horrible oscuridad que le producía escalofríos.

Pero lo que más escalofríos le dieron, es ese ruido que la despertó, era una risa joven, pequeña. Como la de una niña, se sentó en la cama frunciendo el ceño, cuando al vio.

Una pequeña niña de cabellos rojizos y ojos verdes la miraba desde los pies de la cama, Lydia no parpadeo cuando entendió quien era,  ella misma.

Apenas debía de tener unos 13 años, recordó levemente ese vestido, había sido su favorito desde que había sido internada aquí. Solía creerse una princesa en la espera de que un príncipe venga a rescatarla. Ahora parecía absurdo.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto ella mirándola

Su versión más joven, la cual aun la continuaba mirando, no parpadeo cuando su sonrisa se borro. La habitación parecía congelarse de repente, mientras Lydia miraba con el corazón golpeteando en su pecho, en espera de una respuesta que quizás no quería su respuesta.

—Confía en el cerdo —Es lo único que dijo la niña, Lydia frunció el ceño pensando que había oído mal, cuando esta lo repitió— Confía en el cerdo.

Sin decir más, camino hacia la puerta y la traspaso, Lydia se quedo en silencio, ¿Qué significaba Confía en el cerdo?

Se quedo un momento sentada en la cama, cuando decidió pararse de repente al encenderse la luz de su mente.

—Confía en el Cerdo —repitió— es un anagrama. Confía es Oficina y Cerdo es...

Se detuvo.

—Es Cordero —musito atónita—Oficina de Cordero... ¿Por qué me diría eso?

Aun frunciendo el ceño decidió intentar abrir la puerta, y se sorprendió al verla abierta. Era extraño, nunca dejaban las puertas abiertas allí, era una de las 4 reglas de oro de allí.

La primera era Nada de llamadas de teléfono, correos electrónicos o visitas en las primeras 72 horas de ingresado el paciente, la segunda era nada de usar  cordones, la tercera era en caso de suicidio el teléfono seria cortado durante 24 horas y la ultima, al caer la noche todas las puertas serian cerradas.

Miro por el pasillo, dándose cuenta de que debería haberse puesto zapatos cuando cerro la puerta detrás de si, pero no había tiempo. Sabia que en cualquier momento algún celador pasaría y descubriría que estaba fuera de su dormitorio y eso seria catastrófico.

Nadie quería pasar una noche con Brunski y sus "tranquilizantes", el era el más sádico, enfermo y retorcido enfermero que Eichen House pudo haber contratado nunca.

Respiro profundo y dio un paso siguiendo al otro, intentando controlar su corazón que palpitaba contra su pecho. Nunca había salido de su habitación en la noche, porque nunca había sentido la necesidad de hacerlo.

Pero sea lo que fuere que quería su yo antigua, estaba en la Oficina de su doctor, Cordero.

Camino a paso vacilante hasta llegar a la entrada, el nombre "Dr.Cordero" centellaba en letras mayúsculas y doradas. La puerta tenia un vidrio que no dejaba traslucir lo que había en el interior y enmarcaba una puerta marrón que recordaba perfectamente.

Rezo silenciosamente porque la puerta estuviera abierta, sabia que Cordero solía dejarla así por si por las noches, el clic sonó, anunciandole que para su suerte no se había equivocado.

Y empujando la puerta, se encontró con algo que no esperaba.

***

—Quizás solo deberías decir lo que sabes —le dijo Allison a Scott,   la frente de este ultimo estaba sudada y pudo percibir una leve mueca de dolor en sus labios.

Desde que había bajado a pedido de su abuelo, Gerard no había parado de torturarlo y a pesar de que tenia que ser fuerte y no flaquear, no podía más que mirar la escena y sentir unas enormes nauseas.

Recordó a su padre en su primer día de clases, la había detenido antes de poder salir del auto y le había dicho: "Solo recuerda algo, Allison, Friederich Nietzsche dijo una vez: Si luchas con monstruos, cuidado de no convertirte también en monstruo. Si miras durante mucho tiempo un abismo, el abismo puede asomarse en tu interior".

¿Acaso se estaba convirtiendo en algo que no quería ser? ¿En un monstruo? ¿Todo por sus deseos de venganza  por la muerte de su tía? ¿Muerte que no había sido culpa de Scott?

No.

Negó, Scott tenia la clave que necesitaba para vengarse, el era un pasaje aunque tenga que recordárselo miles de veces.

Nunca había sentido nada por el.

Le había engañado desde el comienzo, y eso era lo que tenia que recordarse, para no volver a caer en esas memorias que necesitaba olvidar.

A veces se preguntaba el como había sido tan feliz en el poco tiempo en el que había estado junto a Scott, pero algo era seguro, lo que el hubiera sentido por ella, estaba muerto.

—A diferencia de ti, Allison —dijo este, con dificultad para hablar— no traiciono a mis amigos ¿Recuerdas cierto? ¿A Lydia? ¿TU amiga?

Ese era otro recuerdo que la atormentaba, cuando conoció a Lydia en un comienzo el pareció ser la típica chica popular y hueca, pero la había conocido, había vistos sus gustos, le había contado su pasado y esa había sido la clave para destruirla.

Volver al lugar que ella más había odiado.

Allison respiro profundo.

—Quizás es debido a que nunca fueron mis amigos —la mentira se deslizo fácilmente por sus labios— Todos a tu alrededor, Scott, terminan saliendo lastimados. Lydia, Stiles y tu siempre están en el medio de cada problema que haya en este pueblo...¿Nunca te preguntaste el porque sera?

Este gruño

—Es porque intentamos salvar a las personas, evitar que mueran —dijo en voz baja

Allison hizo un sonido extraño, parecía un sollozo y una risa sarcástica juntas, como si no hubiera podido decidirse por uno.

—¿Te refieres a mi tía Kate, Scott? —pregunto— ¿Dónde estabas tu y tus amigos para salvarla? ¿Eh? Oh, cierto. En ningún sitio. ¿Crees que eres un héroe? No lo eres. Ninguno de ustedes es un héroe.

Dicho eso se volteo y salio de la habitación, y solo al salir, termino la oración.

—Ni siquiera yo.

***

Lydia parpadeo, frente a ella se encontraba Malia Tate revisando los cajones del Doctor, esta alzo la vista en cuanto la vio.

—¿Qué haces aquí? —preguntaron a la vez

Malia apretó la mandíbula.

—Busco algo ¿tu?

—Algo me trajo —contesto simplemente Lydia— ¿Qué es lo que buscas?

Malia tardo un momento en responder, como si estuviera midiendo su respuesta. Hasta que finalmente suspiro.

—Archivos de mi madre biologica —explico— se que Cordero debe tenerlos, el es un bastardo inteligente, tiene un archivo de todos, incluso uno tuyo.

Lydia frunció el ceño

—¿Un archivo mio?

Malia asintió, antes de sacar algo del cajón, extendiendo la mano

—Dice Lydia Martin y la palabra «Confía», lo cual no tiene mucho sentido.

Lydia no respondió, extendiendo la mano temblorosamente, lo tomo.  Sentía como su respiración se aceleraba, eso era lo que su otra versión quería que viera, ¿pero porque?

Temblando, abrió el archivo lentamente.


Dispara | Teen Wolf #3|Where stories live. Discover now