CAPITULO II

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Estoy a orillas de un lago; el agua se ve realmente cristalina y pura, en ella se puede reflejar la luna, con excepción de que en el agua estaba color rojo, mientras que en el cielo estaba tan blanca como una perla, después vi un cisne nadando hacia mí, sus plumas eran tan blancas como la nieve y suaves como el algodón, con hijos azules y una mirada amigable; en cambio, su reflejo se veían sus plumas tan negras como el carbón y sus ojos color rojo con una mirada vacía y cansada. Pero al igual que en la cueva, yo no tenía ningún reflejo; de hecho, era lo único que no se reflejaba...

—¡NOZOMI!

Desperté a pies de un árbol, ya había amanecido, en el cielo vi dos aves revoloteando de un lado a otro, una tenía plumas rojas en las alas, cola, lomo y parte de la cabeza formando una especie de "V", el resto de las plumas eran blancas; la otra ave era muy parecida a la primera, con la única diferencia de que sus plumas eran celestes, y en su cabeza se formaba una "u".

Escuchaba a las aves cantar, las hojas rozar unas con otras debido al viento, el agua correr y caer por una cascada, por lo que imaginé que había un río cerca.

Cuando me levanté volví a escuchar esa voz, parecía provenir del este, comencé a movilizarme tratando de seguir esa voz, caminé entre unos árboles que parecen formar un sendero; entre las hojas de cada árbol había flores, en unos eran color violeta, en otros eran rojas; también vi algunos arbustos, en unos se apreciaban flores en forma de campana, color rosa y con un aroma muy parecido a gelatina, en otros había bayas de un rojo intenso. Cuando creí que finalmente había encontrado el origen de es tan misteriosa voz, lo único que encontré fue un río, en el cual se encuentra un grupo de rocas que parecen estar formando un puente; al cruzarle, noté que el río daba una vuelta alrededor de un árbol continuando en dirección al Oeste, siguiendo su dirección, encontré la cascada que había escuchado al despertar, en la orilla un gran árbol con una que otra raíz sobresaliendo de la tierra. Al sentarme en una de esas raíces, me pareció que el árbol estaba mirando en dirección a un lago donde se encontraba nadando un hermoso cisne blanco, el escenario era muy parecido al sueño que tuve la noche anterior, excepto por el reflejo que no cambiaba en lo absoluto con respecto al objeto reflejado. Comencé a dibujar en la tierra con una rama el lago y el cisne que observaba a la distancia, mientras pensaba en los sueños que he tenido en las últimas noches...«¿Qué significa?»...«Los escenarios son diferentes, pero, el final, siempre es el mismo»...«Con todo lo que se encuentra a mi alrededor reflejándose en algún lugar, pero mi reflejo nunca aparece, y, justo un segundo antes de despertar, escucho esa voz gritar mi nombre.

—¿Quién eres? — escuche que alguien me preguntó con la voz de un joven, sonaba seria y fría, aunque no amenazante. Me sobresalté y me di la vuelta. Era un chico, creo de unos diez y seis o diez y siete años de edad, de contextura delgada y cabello oscuro.

—¿Ah?

—¿Acaso no me escuchaste?... Te pregunté, ¿Quién eres?

—E-emm. Soy, Nozomi.

—No te pregunté cómo te llamas. Te pregunté quién eres.

—Por eso. Soy, Nozomi, Nozomi Lee.

—No... Lo que me estás diciendo es tu nombre, pero no quien eres. - Se escuchaba cada vez más impaciente.

—¿Entonces quién soy?

—Olvídalo. - Dio media vuelta y comenzó a caminar. -Solo regresa al lugar de donde viniste... Cualquiera que sea.

—Espera... Al menos dime a que te refieres.

—Olvídalo, solo...- Se escuchó una explosión, ambos volteamos y vimos una gran columna de humo.

—¡Demonios!

—¿Qué sucede?

—Nada... Es mejor que salgas de aquí y vuelvas al lugar de donde viniste.

Se fue corriendo a toda velocidad, se notaba alterado y preocupado, parecía dirigirse al lugar de donde surgía la nube de humo.

—¿Qué sucede? - Me pregunte en voz baja.

Impulsada por la curiosidad decidí dirigirme hacia el lugar donde ocurrió la explosión. Llegando, vi como varias casas estaban envueltas en fuego, escuchaba los gritos llenos de dolor y agonía, los niños se aferraban a los brazos de sus madres; mientras ellas suplicaban piedad, las llamas incandescentes bloqueaban el camino, todo era difuso, en ese momento era mejor salir de ahí, pero no lograba moverme, el impacto que provocó en mí el escenario fue tal que por un momento ni siquiera lograba escuchar, estuve paralizada hasta que de pronto una pequeña niña de no más de seis años de edad corrió aterrada a esconderse detrás de mí, en ese momento apareció frente a mí un sujeto alto cubierto de vestiduras negras, en el hombro parecía tener un símbolo que apenas logre ver, agarró a la niña de la muñeca, mientras ella gritaba que la suelte; en ese momento, no puedo explicar por qué, dado que ni yo lo sé, pero actuando de forma impulsiva le arrebate a la niña y en ese mismo instante sentí un fuerte golpe en la parte posterior de mi cabeza...

NozomiWhere stories live. Discover now