CAPITULO IV

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Me despierto de golpe, sin embargo, no logro distinguir nada, mi cabeza aún me daba vueltas y mi visión sigue estando un poco borrosa; lentamente me incorporo logrando estabilizarme y ver todo más nítido, observo a mi alrededor, lo primero que observo son las paredes, son en su mayor parte blancas con detalles color cían, luego dirijo mi mirada a mi derecha, hay una mesa de madera, el diseño es sencillo y elegante, sobre la mesa hay un libro, la portada es muy elaborada y colorida, por lo que parece, es un estilo abstracto; intente leer el título o al menos el autor, pero no lograba entender una sola letra. En ese momento la puerta se abre y entra una niña, de tés blanca, cabello negro y ondulado, ojos grises y mejillas rosadas al igual que sus finos labios, lleva puesto un vestido que le llega a las rodillas con mangas que les llega a los codos, color morado en tonalidad pastel; medias blancas y zapatillas plateadas; se acercó a mi despacio y con una gran intriga en su mirada.

—Hola— Dijo finalmente después de estar unos 10 segundos observándome.

—¿Hola?

—¿Cómo te sientes?

—Supongo que podría estar peor.

—Ya veo. No eres de por aquí, ¿Cierto?

—E-emm... N-no, creo que no. (Esta niña, por alguna razón me resulta familiar, siento ya haberla visto antes, pero, ¿dónde? - Al ver su muñeca derecha note que tenía algunos moretones -Qué te sucedió en la muñeca?

—¿No recuerdas cuándo me salvaste del soldado malvado?

—¿Soldado malvado?

—Sí, cuando atacaron al pueblo.

—¿Tú eras esa niña?

—¡Sip! Cierto, gracias- Dijo con una dulce, tierna y adorable sonrisa.

En ese momento la puerta se abre y entra una chica joven, alta, piel canela y cabello pelirrojo, por las prendas que lleva puesta parece tratarse de una doctora.

—Hola Naima, ¿qué tal esta tu muñeca?

—Buenos días señorita Zuleika, está mejor.

—¿Y qué de usted?, ¿cómo se siente? — dijo observándome.

— Em, mejor, gracias.

—Me alegro, ¿quieres comer algo?

—¿m?

—Debe tener hambre, y aún si no tiene es mejor que coma algo, con lo sucedido su cuerpo ha perdido demasiada energía, y el suero la mantiene hidratada pero no es suficiente, su estómago necesita algo sólido que digerir.

—¿Suero? — digo en voz baja, casi susurrando para de inmediato observar mis muñecas, y en efecto, en la muñeca izquierda tenía puesto un suero, ¿realmente soy tan despistada como para no haberme dado cuenta? pensé, después de todo, ¿quién no se da cuenta de que le han puesto un suero?, no es biotecnología, definitivamente no tengo remedio.

—¿Eres alérgica a algo?

— No.

—Bien— dijo mientras hacía algunas anotaciones, en ese momento entra un enfermero con un carrito de esos en los que transportan comida.

—¿Qué es?

— Algo de fruta con semillas de chiua e infusión de cūda.

—(¿Semillas e infusión de qué?) gracias.

—Señorita Zuleika, ¿puedo llevarme este libro? — dijo Naima con el libro ya en sus manos mientras lo extendía hacia Zuleika para que lo viera.

— Claro— contesto con una dulce sonrisa y una voz calmada.

—¡Gracias! — dijo la pequeña niña con su rostro radiante de alegría a la vez que se retiraba.

***

Naima al entrar en su habitación cierra la puerta con seguro, al igual que la ventana, dejó el libro en el centro de la recamara sobre el piso, el cual está completamente alfombrado en color salmón, acercándose a su cama agarró una llave que lleva en su cuello como si fuera un collar, abrió una puerta ubicada en el piso bajo su cama de dónde sacó un diario, volvió a cerrar la pequeña puerta, tomó un bolígrafo y regreso al centro de la habitación donde había dejado el libro, dejo el diario y bolígrafo junto al libro a la vez que acercó unos cuantos juguetes con los que hizo una réplica del pueblo, finalmente colocó una almohada en el suelo sobre la cual se sentó.

—(Toc-Toc-Toc)— tan pronto como Naima escucho a alguien tocar la puerta se apresuró a ocultar el libro junto con el diario bajo la almohada en la que estaba sentada.

—Adelante— La pequeña abrió la puerta dando paso a un joven con una mirada que expresaba preocupación, y, sin embargo, mantenía una voz calmada.

—¿Naima?, ¿Estas bien?

—Hola, sí, estoy bien.

—Bien— dijo el joven a la vez que su rostro se relajaba— Ahora dime, ¿qué hacías rondando sola tan lejos del templo?

—Eemm..., perdón, me distraje y no noté que estaba muy lejos— dijo la infanta mientras hacia un adorable puchero.

—A partir de ahora no saldrás sola a ningún lado.

—Owt... Bueno.

—Bien— finalizó el chico mientras se daba la vuelta para retirarse.

—Sasuke— lo llamo Naima justo antes de que Sasuke saliera.

—Dime.

—¿La chica que está siendo atendida por la señorita Zuleika puede quedarse aquí?

—¿Aquí?

—Si, por lo que sé, no es de por aquí cerca, y nadie del consejo sabe de done viene no como llegó, así que no tiene donde quedarse. Además, dijiste que no saliera sin compañía, ella puede acompañarme cada que salga.

—¿Y qué te hace pensar que es de fiar?, no la conocemos.

—Simplemente me agrado.

—...

—Porfavoooor...— suplicó Naima mostrando su mirada más adorable.

— Uuff... Veré que puedo hacer. Nos vemos— Dijo Sasuke aun sin estar muy convencido si era buena idea acceder a la petición de su pequeña hermana.

—Adiós— En ese momento Sasuke salió y Naima volvió a poner seguro a la puerta. —A partir de ahora deberé tener más cuidado.

NozomiWhere stories live. Discover now