CAPITULO III

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Me encuentro en un bosque, hay niebla alrededor, es una niebla muy densa, apenas puedo ver mis manos frente a mí, el lugar parece desierto, comienzo a caminar con la esperanza de encontrar algún indicio que me indique que estoy cerca de casa. A medida que camino, la niebla comienza a disiparse, y en ese instante vuelvo a escuchar esa voz llamándome; observo a mi alrededor pero solo veo árboles, retomo mi caminata tratando de seguirla, hasta que se detiene, en ese instante también me detengo; me siento más perdida que al inicio, sin embargo, no parece que este del todo sola, tengo la sensación de que algo o alguien me observa, al voltear veo a la misma niña de antes parada detrás de un árbol; logro notar que su cabellera es negra, aparentemente ondulado, llegándole hasta los hombros y su tés es clara, lleva un vestido celeste cielo de mangas cortas, la falda le llega hasta las rodillas y tiene una cinta blanca en la cintura, la leve niebla que aún persiste no me permite detallar nada más de ella.

—Hola— dice, creí que ella sería la dueña de esa voz que hace unos días empecé a escuchar, pero, aunque ambas voces son finas, la voz que me llama constantemente no suena tan infantil como la de esa niña.

—Hola— vuelve a repetir.

—Ah, hola— le digo.

—No eres de aquí, ¿Verdad?

—N-no.

—Sígueme.

—¿A dónde?

—Solo sígueme.

A pesar de que una parte de mi decía que, aunque se trata de una niña pequeña, no es prudente seguirla sin saber dónde iba; pero aun así la seguí. Se desplazaba entre los árboles como si estuviera corriendo. Con cada paso que daba, los árboles parecían unirse más, volviendo el camino más estrecho y difícil de recorrer, sin embargo, aquella niña no parecía disminuir la velocidad, al contrario, se movía de forma más ágil y rápida.

—¡Aguarda un momento!

—Ven, rápido.

—No puedo correr más rápido.

—Vamos, ya casi llegamos.

—¿Ya casi llegamos? ¿A dónde?

—Solo sígueme.

—¡Oye!

En ese momento la perdí de vista, pero aún la escuchaba diciendo que la siguiera. Cuando finalmente salí del bosque me encontré al frente de las ruinas de una gran edificación de bloques hechos con rocas, la entrada era una gran puerta de madera, el diseño parecía datar de la edad media, todo el lugar estaba en ruinas, podía ver como emanaba humo de ciertos rincones, parecía haber sido atacado recientemente. Impulsada por la curiosidad me acerqué a la puerta, con algo de nervios, pero decidida a entrar; en su interior solo se vislumbraban escombros, al llegar a lo que parecía ser un jardín, encontré que estaba lleno de esqueletos y maleza, lo único intacto parecía ser un árbol de cerezo, cuyas flores han acabado de florecer, en ese momento volví a escuchar esa voz llamándome, observé a mi alrededor, tal como sucede siempre, no veo a nadie, al flores del árbol comienza a caer, algunas ya marchitas, y otras marchitándose a una velocidad sobrenatural, un olor a fuego inunda todo el lugar, como si un nuevo incendio se fuera a desatar, esa voz pereciste, cada vez suena más fuerte y siento que mi cabeza cada vez da más vueltas, todo se vuelve oscuro, junto a esa voz se unen otras más, no veo nada, pero escucho varias voces hablar a la vez, no entiendo los que dicen, pero miento aturdida...

NozomiWhere stories live. Discover now