sueño

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No sé que decir, debería hablar de quien soy, de quien era, o de quien era él, desafortunadamente no puedo hablar de ninguna, las desconozco, me desconozco, lo desconozco casi literalmente a él, puedo empezar por donde creo que comienza mi consciencia o donde ella cree que comienzo yo, el momento es el mismo; me encontraba en otra época saltando sobre unas mesas viejas en una oficina, salón, estudio o cualquiera de sus derivados, saltaba efusivamente como quien dice blody Mary en el baño y espera a que salgan a cortarle la garganta, se pensaría que esa espera es aterradora pero la encontraba extasiante, pensaba que la diversión de una cacería estaba en la persecución, no era nada de resultados sino más bien de incertidumbre, que a unos carcomía, pero a mí me llenaba. Estaba dispuesta a prolongar el momento lo más posible pero tal como los recuerdos, los pies me traicionaron, la espera había pasado a otro nivel de emoción, el vacío me inundó hasta brotar por mis cuencas, las  fracciones de segundo más significativas de mi vida estaban sucediendo y yo me dejaba llenar de ellas, aceptando mi destino solté mi alma y me preparé para caer en el olvido, fue ahí donde la vida me atrapó, irónicamente, la miré fijamente, sus peculiares ojos penetraron lo que quedaba de mi alma, y mi brazo moribundo se enredó con el suyo, la primera unión de mi calvario, el rebote fue cual baile apasionado,  un instante de libertad para ser absorbida finalmente por mi pareja, quién dejó las metáforas y palabras bonitas del momento de lado para decirme dos palabras, una es el infortunio por el cual me encuentro en esta situación y la segunda fue un adjetivo que oí antes, pero jamás había escuchado, entrometida, espetó. 

me dejó caer al vacío después de haberme premiado con conocerle o al menos oírlo vociferar con un poco de rabia o más bien, coquetería, su nombre y como me veía a sus ojos, ojos que en el momento no sabían que iban a ser victimas de mi adoración, digo victimas porque una vez algo se mete en mi cabeza nada puede sacarlo de ahí, o eso creía; acepté mi destino, estaba completa al haber oído el clímax de mi vida, pero esta misma fue la que no me quiso dejar ir en paz, tenía algo peor preparado para mí; en ese perfecto instante irrumpió una de las razones por la cual me encontraba en esta situación, lanzó su cuerda para atraparme, no lo digo en sentido figurado, sonarán a divagues de una persona consumida por la locura, pero están lejos de serlo en esta historia ese es el detalle más, valga la redundancia, cuerdo, era uno de los animales que me habían traído a esta casa abandonada donde se unían las almas de los vivos con las de los muertos, a pesar de que acá se desdibujaba la linea entre esos dos; animales digo no con una intención despectiva sino literalmente, como todo lo que he dicho sobre mis acompañantes. ahora podemos volver a la razón que me trajo a la fatídica ya la vez hermosa situación en cuestión, se pensará que lo que me trajo fue mi tendencia aparentemente suicida por mi inclinación hacia el peligro y no niego que tuvo algo que ver, pero normalmente estas situaciones hallan la manera de encontrarme sin ser llamadas, y esta vez dicha forma fue más divertida de lo que imaginé. 

Me encontraba en el lugar donde residía, estaba caminando por una plaza concurrida, no podía oír ni mis pensamientos, lo único que se escuchaba era el barullo que trae la vida, estaba embelesada por la sinfonía, cuando un grupo de conejos se me acercó, sí, conejos dije, no es una analogía para hablar de unos niños pequeños o algo así, de nuevo es literal; disfruto la compañía de los animales como cualquier buen ser humano, así que me agaché para acariciarlos y seguir con mi vida, pero ellos tenían diferentes planes, el conejo gris murmulló algo, quedé atónita y como quien no quiere la cosa (pero siempre la quiero) me dispuse a alejarme, a lo cual el conejo negro respondió con un fuerte y claro "espera", ya no había vuelta atrás, unos animales acababan de hablarme, tenía dos opciones, irme a un psiquiátrico o esperar y seguirlos a donde quisieran llevarme, claramente escogí la segunda, era el llamado de una nueva situación, me había encontrado y no iba a dejarme salir.

El cuarto rojoWhere stories live. Discover now