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Respiración agitada, cuerpo sudoroso y mejillas sonrojadas era lo que componía el estado de un joven de cabellos dorados cual rayo de sol, murmuro una pequeña maldición y despeinó sus cabellos en señal de frustración, había tenido el mismo sueño y como ya era costumbre, ese extraño dibujo del final lo llenaba de interrogantes.

Se fijo en el reloj digital de la mesita de noche y contrario a otras veces en esta había despertado muy tarde. Dio un pequeño brinco en su lugar al notar la hora y se levantó como alma que lo lleva el diablo para si no era arreglarse, al menos era estar presentable.

Con rapidez se coloco unos jeans rasgados, una sudadera de color amarillo y unas Vans negras, bajo las escaleras corriendo a pesar de ser peligroso y tomo su teléfono, cartera y llaves para después salir de la casa.

Y para su mala suerte, Jimin haría algo a lo que pocas veces recurría.

Tomar el detestable autobús.

Suspiro con pesar al observar a lo lejos como se aproximaba el transporte, saco unas cuantas monedas de su cartera y subió al autobús al estar frente a él, pago al chófer y fue hasta la parte trasera donde casi no había personas.

Después de pocos minutos el transporte ya se encontraba atestado de señoras y jóvenes que iban tanto a trabajar como a estudiar, hastiado de el horrible olor a sudor y barullo de personas es que rezaba por llegar a su parada y bajarse.

Cuando el pequeño Jimin hacía un esfuerzo para visualizar en la ventana en que parte del camino se encontraba fue que sintió un agarre extraño en su trasero, frunció el ceño notablemente y se giró hacia atrás para ver la causa de aquel suceso, anonadado quedo cuando lo que noto era una anciana disimulando ver con mucha determinación sus uñas y él simplemente rodó los ojos con molestia.

Al ser la parada del rubio toco el botón para que el autobús parara y con todas las fuerzas del mundo esquivaba o hasta empujaba a personas para poder ir hacia la puerta de salida y bajar.

Luego de poder haber bajado de aquel transporte del demonio el de ojos esmeraldas suspiro y saco su teléfono para observar la hora, le quedaban 5 minutos para alcanzar su primera clase que era pintura y con las pocas ganas que le quedaban comenzó a correr.

En menos de 3 minutos el pequeño rubio se encontraba jadeando y frente a su salón de clases, cuando su respiración se regularizo entro con cautela primero revisando que su profesora se encontrara ahí y cuando noto que no era de ese modo el menor se introdujo con total confianza, para su desgracia no había bancos libres y solo quedaba uno al lado de un joven pelinegro con cara de querer matar a cualquiera que se le pasara por delante, y Jimin parecía ser esa persona.

Con otro suspiro, porque parecía que ese día iba de mal en peor, se sentó en el único banco libre y coloco un lienzo nuevo, viendo de reojo a su costado como el de piel nívea bostezaba y algo dentro de el le decía que era el gesto más lindo que haya visto.

No sabía cómo ni cuándo, pero al voltear la profesora se encontraba sacando el material de trabajo, sacudió un poco su cabeza rogando a sus pensamientos que por favor cooperaran y no ocurriera lo mismo que la última vez.

Buenos días jóvenes. ---se escuchó la voz femenina de la profesora y todos murmuraron un flojo saludo. --- el día de hoy iremos un poco mas profundo a sus sentimientos, posiblemente sea incomodo o difícil de tratar con este tema, pero ya verán como terminando sentirán un alivio. ---sonrió y todos murmuraron curiosos. --- estaremos trabajando con nuestros miedos, quiero que a través de su pintura me expresen y hagan sentir el temor que a ustedes los hace pasar el dueño de sus tormentos, ¿alguna duda?. --- silencio. --- bien, entonces sin mas que decir pueden comenzar, estaré pasando por sus lugares para ver sus avances.

GENIUS [YM].Where stories live. Discover now