𝒏𝒚𝒎𝒑𝒉, steve rogers

i. holidays interrupted

I CHOOSE YOU TO FILL MY VOID !
capítulo uno: vacaciones interrumpidas.

Washington DC, 23rd St NW. Supermercado "At Columbia Plaza". Estados Unidos. 15 de marzo, 8:30 pm.

Hera.

─Hijo de puta. ─Las palabras salieron disparadas como un proyectil cuando sentí el impacto de un hombro huesudo contra mi brazo.

No recibí respuesta, así que solo hice una mala cara y seguí caminando. Vi que el desgraciado que no vio que yo estaba en frente suyo fue por una coca cola y desapareció de mi vista.

Imbécil.

Los anaqueles del pasillo de la sección de dulces estaban repletos, mi mano se alzó a la altura del estante que tenía las galletas. No necesité pensarlo mucho, siempre terminaba eligiendo las galletas con chispas de chocolate.

Arrojé unos tres paquetes en la cesta con los demás productos que había elegido previamento. Mis pies me condujeron hasta las neveras para escoger un refresco. Tampoco tenía que pensar tanto para elegir, siempre elegiría el sprite.

Y entonces, mis vista periférica capturó una figura peculiar que llamó mi atención, provocando que mis dedos viajaran a mis lentes de sol Saint Lauren y los corrieran a la punta de mi nariz para que el cristal oscuro no me hiciera pasar por alto cualquier detalle.

Parecía un simple hombre que miraba su lista de compras, luego el paquete de pasta que tenía en su mano, y los estantes de los fideos. Parecía hecho un lío, como si quisiera adivinar la diferencia entre las dos cosas. Fue inevitable que no me picara la necesidad de caminar al lado suyo y echarle una mano.

Lo miré más detalladamente, su rostro y... Joder, sí que era atractivo, su rostro se me hacía conocido, no sabía de dónde.

Veo lo que estoy usando y luego me feo en el reflejo de los vidrios de las meveras. Maldita sea, ¿Qué me costaba haberme puesto algo más decente antes de venir? Realmente la flojera de cambiar mi aburrida ropa de trotar había podido más que una Hera que no estaba de ánimos para arreglarse.

Ah, pero cuando me arreglaba para salir así fuera a la esquina, no veía ni una mosca. Eso es patético.

Durante mi batalla interna, una chica de cabello castaño se le acercó al atractivo chico de las pastas. Rodé los ojos, estaba detrás de él como un perro.

No negaré que yo también habría hecho lo mismo, pero era yo, no ella.

Terminé de agarrar los productos de mi lista y me fui a la fila para pagar todo. Mi mirada inspeccionaba el hombre que estaba en frente de mí, para mí mala suerte era el mismo que me había chocado hacía rato antes y no el atractivo tipo rubio que capturó mi atención.

Lo escaneé cuidadosamente. Pocos centímetros más bajo que yo, flaco y con su mano derecha llena de cicatrices y su mano izquierda... sospechosamente metida en el bolsillo de su jersey. Solo tenía la Coca-Cola que agarró después de que su hombro me lastimara mi brazo.