XXVII

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Tal y cómo Maggie lo había sugerido, nos encontrábamos desayunando en el maravilloso Café de Flore, bebiendo el mejor chocolate caliente que había probado en mi vida y comiendo macaroons de todos los colores y sabores que podríamos haber imaginado.

Tenía que decirlo, el sitio era sencillamente fantástico y, según lo que la rubia me había dicho, era un clásico de París, de las más antiguas y prestigiosas cafeterías de la ciudad y, junto con ello, uno de sus sitios favoritos en el mundo, pues desde aquel lugar podía apreciarse a la perfección lo que era la cultura parisina original.

Obviamente, al principio estuvimos poniéndonos al día en un montón de cosas, por lo que la conversación se vio desviada en gran parte. El tema principal éramos Harry y yo, ya que la mayor de los Styles realmente estaba interesada en el avance que estaba teniendo lo que sea que fuera que existía entre el rizado y yo.

-Me alegro de que las cosas estén funcionando entre ustedes dos -dijo, con toda honestidad-. Debo que decir que hacía muchísimo tiempo que no veía a Harry así de contento con una chica. Se ven muy bien juntos.

-Gracias -sonreí. La noche anterior había escuchado esa frase repetidas veces, y francamente, no llegaba el momento en que me cansara de oírla-. ¿Qué hay de ti? -quise saber, ya incapaz de seguir retrasando y evadiendo la conversación que teníamos pendiente-. Pensé que Joshua te acompañaría a la fiesta de inauguración.

Y no solo yo, Harry también se había extrañado por su ausencia, pese a que lo prefería así, de igual forma le había sorprendido. Por mi parte, realmente había tenido la esperanza de conocer al mítico Joshua, a ese que enloquecía a Maggie y que le provocaba esos terribles dolores de cabeza a Harry.

Maggie soltó un suspiro y encendió uno de sus cigarrillos antes de comenzar a hablar.

-Yo también creí eso -admitió, luego de darle una calada a su Lucky Strike-. La verdad es que las cosas han estado muy mal entre nosotros desde hace ya un buen tiempo -añadió, botando el humo por su boca.

Fruncí el ceño.

-¿De veras?, ¿Y por qué?

-Verás... No es ningún secreto el que Joshua tiene problemas con el alcohol. Creo que Harry se ha encargado bastante de refregármelo en la cara y de hacérselo saber a todo el mundo cada vez que puede -señaló, con cierto resentimiento en su tono-. Y estoy perfectamente consciente de ello, por lo que realmente llevo un buen tiempo tratando de ayudarlo con eso, mas él no parece querer recibir ayuda de nadie -hizo una pausa antes de seguir hablando, dando una calada aún más profunda-. Navah, te juro por Dios que él es una persona totalmente distinta cuando está sobrio -sonrió con amargura, con la expresión de sus ojos permanentemente oculta tras esas enormes gafas de sol que tanto le encantaban-. El problema es cuando bebe, pues se convierte... Se convierte en un verdadero imbécil -añadió, negando con la cabeza y en un hilo de voz.

Si bien las gafas eran sumamente grandes, no lograban cubrir ni ocultar la lágrima que corría por la mejilla de la chica.

Algo en mi estómago se revolvió. No me gustaba el rumbo que estaba tomando todo esto. La manera en que Maggie se refería a su novio era casi lamentable.

-Había dicho que me acompañaría a la fiesta, pero... Bah, ¿Para qué te voy a mentir? Así como Harry odia a Josh, él también lo detesta -admitió, encogiéndose de hombros-. Me dijo... Me dijo que no quería ir, que no iba a felicitarlo por su mugre de hotel -de repente, se vio interrumpida por un sollozo. Seguí observándola expectante por el desenlace de la historia-. Y supongo que mi error fue insistirle como una idiota. Me acerqué a él, le quité el vaso de whisky, y empecé a gritarle que era un desgraciado, incapaz de hacerme un mísero favor, que llevaba meses sin buscar trabajo, que su vida básicamente se reducía a la fiesta y a la resaca y que lo mínimo que me merecía era que me acompañara esa noche. Fue como si Harry hubiese estado hablando por mí.

Million Dollar Man » Harry StylesΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα