33- Simon Junior. {5/6}

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FOTO MULTIMEDIA: SIMON WEST (ALEX PETTYFER)

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Viernes al fin. Para mi suerte, las cosas habían transcurrido con normalidad, aunque aún faltaba ese ingrediente divertido en la casa: las bromas. 

Ugh, nunca lo superaría.

Sin embargo, luego de la corta conversación con Cook el otro día, tuve una pequeña llama de esperanza. ‘Dudo que el juego haya terminado’ me había dicho, y tenía esas palabras grabadas a fuego en mi mente.

Al parecer, cuando el pequeño grupo se arregló, toda la casa lo hizo también. Las mañanas volvieron a ser ruidosas y llenas de carcajadas, y ya no me molestaba. No pregunten por qué el otro día fue tan silenciosa la mañana, ya que cuando pregunté no me contestaron.

Lo mejor de todo, es que ya no lloraba seguido. Luego de la propuesta de Ryder sobre ir a pasar las vacaciones con él y los chicos, me relajé ya que no estaban enojados conmigo como pensaba. Y ahora que pienso con más claridad, fue totalmente estúpida la idea de irme.

En estos pocos días, mi relación con Ryder volvió a ser normal: gritos, risas, discusiones, abrazos. Ya saben, lo normal.

Pero aun no podía sacarme de la cabeza el beso del otro día en la azotea. Él parecía muy normal cuando me veía, en cambio a mí se me caían las bragas.

Eh, era una broma, calmen las bubis.

Bueno… no era taaaaan broma. Cada vez que lo veía me ponía nerviosa; me ponía tensa cada vez que me abrazaba, o que me tocaba. Tenía suerte de ser una buena mentirosa y fingir que todo seguía normal, pero sabía que no era así.

Me gustaba Ryder, y odiaba que sea así. Quiero decir… hace un mes me daba asco su presencia, y ahora no puedo estar alejada de él mucho tiempo.

El amor es una mierda.

Durante el desayuno, antes de ir a clases, me senté arriba de la isla de la cocina y me uní a la conversación. La cocina era un descontrol, llena de hermanos semidesnudos que se movían por todos lados y hablaban sin parar. Pero aun con su desnudez, sus idioteces y risas, no los cambiaría por nada.

-Pásame el kétchup –gritó Chris desde el extremo de la cocina. Ryder se lo tiró, y Chris lo tomó en el aire.

-¿Qué mierda es eso, Chris? –preguntó con asco David, apoyándose en la isla.

-Un emparedado de kétchup, lechuga y Nutella –dijo orgulloso Chris.

-Cagarás como un rinoceronte, hermano -comentó Ryder, haciendo que todos rían y empiecen a hacer ruidos de pedos.

-Deberemos usar el pequeño baño de la sala de juegos durante por lo menos una semana –dijo con asco Keegan

-No creo que sea para tanto –reí.

-Eso porque no conoces las cagaderas de Chris –levantó las cejas Tony-. El olor que queda en el baño es como si hubieran asesinado a 3 perritos dentro –todos largaron una exclamación de asco, y luego empezamos a reír.

Las risas fueron interrumpidas por un fuerte portazo, y golpes secos en la sala.

Nos asomamos a ver, y vimos a Simon, totalmente furioso, tirando todo lo que encontraba a su paso.

-Eh, eh –se acercó David e intentó tomarlo de los hombros, pero Simon se soltó con brusquedad y subió las escalera a trotes.

Todos nos quedamos en silencio.

-Iré a verlo –murmuró Cook y siguió a Simon.

Algo me decía que los problemas empezarían de nuevo.

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Llegó la hora del almuerzo, y no me podía sacar de la cabeza a Simon. Parecía tan furioso, tan frustrado y dolido cuando lo vi en la mañana.

No se presentó en ninguna de las clases, y cada vez me ponía más intrigada su comportamiento.

Entré a la cafetería y me senté en mi mesa, donde las cosas iban como todos los días. Comida que volaba, risas y gritos. Pero no era lo mismo, ya que ahí faltaban David, Ryder, Cook y Simon.

Pregunté por ellos, pero nadie sabía dónde estaban.

Cuando terminé el almuerzo, corrí hasta la casa. Una vez dentro, subí corriendo las escaleras y toqué la puerta de Simon, donde escuchaba murmullos dentro.

-Soy Penny, ¿puedo pasar? –pregunté con voz suave.

Hubo unos segundos de silencio.

-Pasa –reconocí la voz de David.

Entré y cerré con cuidado la puerta detrás de mí. En la cama, estaba Simon sentado como indio, tomándose la cara entre las manos. A su alrededor estaban Ryder, David y Cook, con caras afligidas.

-¿Qué sucedió? –pregunté asustada arrodillándome frente a Simon y mirándolo con atención.

Los chicos se miraron entre sí, y pude ver nervios en su mirada.

-No alucines cuando te lo digamos, por favor –dijo David cerrando los ojos y frotándose las sienes.

-Claro que no –fruncí el ceño-. ¿Es muy grave? –todos asintieron-. ¿Qué sucedió?

Simon se sacó las manos de la cara y me miró con culpa.

-Embaracé a una chica, Penny. Seré papá.

Sentí como el mundo se detuvo. Me caí de culo al piso, y lo miré con los ojos bien abiertos, que de a poco, empezaron a llenarse de lágrimas.

Simon, mi dulce Simon, iba a ser papá.

-¿Serás… padre? –mi voz tembló. Simon bajó la mirada-. ¿Quién es la chica?

Los chicos volvieron a mirarse entre sí.

-Es que… aquí viene la peor parte –murmuró Cook. Cerré los ojos, a la espera de lo peor.

-Blake. Blake Moore es la chica –dijo Ryder, sin mirarme.

-¿Es una broma, verdad? –gruñí.

-No sé si recuerdas que ya no habrá más bromas –dijo entre dientes Ryder.

-Simon –susurré y lo miré-. ¿Cómo pudiste acostarte con Blake Moore? Tú odias a Blake, ella fue quien delató a los Coddiny, ¿recuerdas? Y ahora tendrás un hijo con ella, ¿en qué mierda pensabas?

-Por favor. Por favor, Penny. No necesito mas sermones, por favor –bajó la vista.

Me tapé la cara con las manos y empecé a procesar todo.

Simon iba a ser padre a sus cortos 20 años.

Empecé a pensar en todo lo que se le vendría encima a partir de ahora. Las responsabilidades, la madurez, un trabajo, una familia...

Y más allá de eso, los rumores. Cerré los ojos y suspiré. Simon, y mucho menos Blake, podrían con los murmullos y las jodidas miradas de los estudiantes en los pasillos, o en la cafetería. En estos momentos, más que nunca, ellos necesitaban todo el apoyo posible.

-Chicos –dije en voz alta, a lo que todos me miraron-. Apenas podemos con un Simon… ¿qué haremos con otro? –sonreí.

Los chicos rieron bajito, y pude ver como Simon se relajaba.

-Un Simon Junior –murmuró Cook, sonriendo para sí mismo.

-Simon, estaremos contigo en esta, ¿sí? –Me senté a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro-. Encontraremos la manera de solucionar esta locura. Lo prometo.

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