𝟎𝟗

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Seokjin brilló por su ausencia durante todo el viernes

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Seokjin brilló por su ausencia durante todo el viernes. Y eso fue algo enteramente maravilloso.

Nahyun y yo pasamos toda nuestra jornada en slippers y hablando en voz alta, cosa que no podemos hacer cuando el jefe está en su despacho. También nos dimos el lujo de permitirnos un postre dulce en nuestros respectivos escritorios. ¡Fue el mejor día!

El sábado me dediqué a recuperar todas las horas de sueño que había perdido en la semana y también a terminar de ver Ratched. Y el domingo almorcé con mis padres, tal como habíamos acordado. Verlos, sin duda, ayudó a que mi estado de ánimo mejore muchísimo.

Pero como es ley que todo lo bueno llegue a su fin; es lunes y mi cara lo sabe.

A pesar de haber tenido un fin de semana relajado y satisfactorio, detesto la idea de tener que estar en esta oficina.

No me desagrada el trabajo, me desagrada mi jefe. Y sé que hoy lo veré.

—Gracias, torpeza —Nahyun me dice una vez que dejo en su escritorio el café que traje para ella.

—Se dice "gracias, amor" e incluyes un beso aquí —apunto mis labios con gracia y ella, como siempre, rueda los ojos.

Sigo avanzando hacia el despacho del jefe para dejarle su bebida caliente junto con los periódicos que él lee todos los días. Cuando dejo acomodado todo correctamente, me giro para retirarme y aguardar a que Seokjin aparezca.

Como si tuviera el poder de invocar al diablo, veo que el hombre de semblante serio acaba de llegar. Lo escaneo con rapidez y disimulo, verificando el llamativo traje rojo que viste; sin embargo, mis orbes se detienen en el vaso de café que sostiene y también en los periódicos debajo de su axila.

—Buenos días, Jungkook —dice, una vez que se detiene frente a mí.

Siento como si mi cerebro se hubiese partido en dos.

—Yo... Buen día. Yo le... —Nada coherente logra salir de mis labios debido a la confusión.

— ¿Trajiste café y los periódicos? —Observa por encima de mi hombro, en dirección a su escritorio—. Oh, descuida. Si lo deseas puedes tomar el café para ti, y si no quieres, no te preocupes, lo beberé igual. Estuve mal, debí avisarte previamente que yo iría a buscar mi propio desayuno.

Mi ceño se frunce mientras lo observo fijamente, tratando de adivinar qué demonios le ocurre hoy. Lo primero que pienso es que quizás está borracho, pero no da indicios de haber bebido.

— ¿Se siente bien? —Me atrevo a preguntar, con un tono que delata lo asustado que estoy por su respuesta.

—Sí, muy bien. ¿Y tú?

Ahora, siento que la saliva se me atora en la tráquea.

—Sí —me las ingenio para contestar sin ahogarme—. Con permiso.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora