𝟏𝟓

2.8K 356 262
                                    

Son casi las siete de la tarde cuando estoy a punto de arribar a mi destino

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Son casi las siete de la tarde cuando estoy a punto de arribar a mi destino. Me distraigo mirando a algunas nubes que crean un ocaso prematuro, pero al horizonte, el cielo sigue siendo claro, aunque rasgado por algunas rayas naranjas y rosáceas. Todo indica que será una noche con un clima agradable.

Mantae se encarga de anunciar mí llegada apenas bajo del vehículo que me ha traído hasta la casa de Seokjin y Yunbi. Sus ladridos ruidosos y desesperados me hacen pensar que, quizás, el gigante de cuatro patas reconoce mi aroma como algo familiar.

Le agradezco al chofer personal de mi jefe por traerme y luego él se retira. Por mi parte, avanzo hasta la entrada principal de la enorme residencia para hacer sonar el timbre.

La puerta delante de mí se abre unos instantes más tarde y la pequeña figura de Yunbi aparece en mi campo de visión. Los hoyuelos de la preciosa mujer se forman en su rostro una vez que sonríe suavemente antes de que nos abracemos.

—Gracias por venir —me dice en voz baja.

—También odio estar solo —le contesto, frotando con dulzura su espalda. Al parecer, ninguno de los dos está interesado en romper con el abrazo cariñoso.

—Al menos tú vives cerca de la civilización —puntualiza a modo de broma—. Aquí nos rodean puros árboles y, posiblemente, fantasmas de bosque.

—Creo que es un lugar maravilloso.

Me quito los zapatos en la entrada y los dejo a un lado, mientras escucho a Yunbi decir que llegué justo a tiempo, pues la comida está lista. Le reprocho burlonamente que, algún día, debe permitirme cocinarle y luego, nos dedicamos a contarnos sobre nuestra jornada.

Mientras cenamos en la mesa ratona de la espaciosa sala (con Mantae y Gwanhi acurrucados en uno de los sofás haciéndonos compañía) no puedo evitar pensar en lo silenciosa que está la estancia. A pesar de que no he venido aquí muchas veces, me resulta extraño que la risa quisquillosa de Minjoo no esté haciendo eco por cada rincón... Sé que Yunbi debe notarlo también.

— ¿Qué tal viste a Seokjin hoy? —Pregunta.

—Bien —replico, limpiándome los labios con una servilleta—. Me pidió que lo acompañe a reunirse con su socio Taehyung. Luego bebió unos cinco litros de café y también se peleó con su mecánico por teléfono.

Una risa dulce brota de la garganta de Yunbi y niega con la cabeza.

La conversación larga se pierde poco a poco, para que luego un silencio carente de incomodidad se instale entre ambos. Entonces, me permito analizarla cautelosamente. A juzgar por el brillo ausente en sus preciosos y expresivos ojos oscuros, Yunbi da la impresión de estar, por sobre todas la cosas, triste. Y eso me quiebra.

Me pregunto cuándo será el momento oportuno para interrogar sobre lo que, seguramente, no desea hablar: Minjoo.

— ¿Cómo estás? —Suelto con cuidado, midiendo su reacción. Quiero golpearme por haber expresado una pregunta tan estúpida.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now