𝟏𝟔

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Estoy tan hambriento que soy capaz de largarme a llorar en cualquier momento

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Estoy tan hambriento que soy capaz de largarme a llorar en cualquier momento.

Me repito una y otra vez que en unos cuarenta minutos ya podré probar ese increíble, costoso y seguramente riquísimo servicio de cáterin que Seokjin y Taehyung contrataron para la fiesta. Eso tranquiliza un poco a mi estómago desesperado.

Me encuentro encerrado con Nahyun en una de las tantas habitaciones del hotel Lotte, el mismo lugar en donde se llevará a cabo el mediático evento que tiene como anfitriones a Seokjin y Taehyung, y la única distracción que tuve en la última hora fue contar cuántas veces mi amiga se ha cambiado los aretes. Al parecer, ninguno le convence del todo.

— ¿Qué te parecen estos? —Me pregunta, deteniéndose frente a mí por séptima vez—. Son un poco más grandes, lo sé, pero...

—Me gustaron los primeros —le interrumpo y mi ceño se frunce—, además, ¿no te das cuenta de que eres preciosa aunque te ponga unos cheetos en las orejas?

—No necesito tus halagos, torpeza. Ahora mismo necesito tus sinceras opiniones —rueda los ojos, pero juro que he visto un atisbo de sonrisa en sus labios.

Un suspiro cargado de pesadez se me escapa.

—Los primeros fueron los mejores —reitero—. Y quédate quieta, por amor al carajo, me pones nervioso.

— ¡A mí me pone nerviosa que estés descalzo, que no te hayas acomodado esa corbata y que no lleves puesto tu traje correctamente! —Me replica con genuina indignación.

—El saco es lo último que se pone —me defiendo, levantando mi dedo índice—. Los zapatos pueden esperar y no usaré una corbata, las detesto. Estoy bien así.

Nahyun rueda los ojos, pero finalmente suelta una risa.

—Por cierto, ya tengo el vestido que usaré en la boda de tus padres —me dice, y la veo buscar algo en su teléfono. Un segundo más tarde, se acerca hasta la cama matrimonial en la que me encuentro sentado y me enseña la pantalla—. ¿Qué te parece?

Mis cejas se elevan al ver el vestido azul marino que resalta por el toque elegante y jovial.

— ¿Podemos negociar eso de que debo decirle a toda mi familia que no somos novios? —Espeto con socarronería, pero con una expresión facial severa—. Por favor. Se burlarán de mí por el resto de mi vida si llevo a una diosa griega a la boda y no es mi novia.

Ella deja escapar un bufido.

—No, no tienes nada que yo quiera —una mueca divertida tira de las comisuras de sus labios y, en un gesto dulce, da un toque en mi nariz con su dedo índice.

Finjo molestia al cruzarme de brazos y hacer un puchero, y consigo robarle una carcajada a la mujer antes de que continúe alistándose.

Me inclino hacia atrás para descansar mi figura en el cómodo colchón y tomo mi teléfono del bolsillo del pantalón formal azul que estoy vistiendo.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now