capitulo 24

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POV Rose


Despierto sintiendo los rayos del sol dándome en la cara y me siento—buenos días Rose—dice el Espíritu y percibo su presencia a mi lado lo que hace que sonría.


—Hola.


Escucho que tocan la puerta—¿estás despierta?—pregunta Bily.


—Sí.


Abre la puerta y pasa—te traje esto de desayuno, espero que te guste—articula poniendo una bandeja frente a mí con un plato lleno de huevos con dos rebanadas de pan y fresas.


—Gracias.


—Estaré abajo por si necesitas algo—manifiesta y yo asiento con la cabeza.


—Me gusta mucho el pan y las fresas—le comento al Espíritu.


—Lo sé.


Recuerdo el corte que tengo en las muñecas antes de empezar a comer—tendré que pedirte que me des de comer, otra vez Espíritu.


—Esta bien, no hay problema.


Levanta el tenedor y me da de comer cuando casi estamos terminando, tocan la puerta y entra Bily.


Yo me apresuro de una vez a agarrar la cuchara—¿ya terminaste?—pregunta Bily.


—Eh, sí.


—Bien—me mira fijamente y me remuevo incómoda—ah, te traje algo de ropa por si quieres cambiarte o ducharte.


—Gracias.


—¿Qué tienes en las muñecas?—pregunta.


—Es que me corte por estar jalando las cadenas...cadenas que tu me pusiste—hace un chasquido con la lengua.


—Lo siento, yo...—dice y suspira—te traeré algo para eso—sale del cuarto y regresa con un bacterodine y algodón.


Lo hecha en el algodón y estira la mano para ponermelo—no soy una niña, puedo hacerlo sola—le digo a Bily no queriendo que me toque.


—Por supuesto, ten—me lo pasa y yo muerdo mi labio para soportar el ardor que me produce al ponérmelo.


Siento que alguien toca mis labios y levanto la vista dándome cuenta que es Bily—no me toques—quito su mano de mi boca asqueada.


—L-lo siento—tartamudea algo ¿avergonzado?—voy a la universidad, llevare una escusa firmada por Chad de ti para que puedas retirar el cuatrimestre y puedas volver más adelante, tal vez—articula y yo solo asiento con la cabeza—muy bien, me tengo que ir—se dirige a la puerta y se da la vuelta de repente—se me olvidaba decirte que hay cámaras en algunas partes de la casa—él me mira y yo me mantengo neutra—solo para que lo sepas.


Sale y cierra la puerta tras de sí. Me pongo de pie y me paro junto a la ventana entonces, lo veo marcharse.


Salgo a toda prisa de la habitación—Espíritu, ven—lo llamo—dime donde está su cuarto para ver si encuentro alguna evidencia o cualquier cosa que ayude.


—Claro, sigueme—me toma de la mano y me lleva al dormitorio de Bily que está después de dos puertas, a la derecha.


—Gracias—le digo pero, cuando toco el picaporte veo que está cerrado—rayos.


—Regresa a la habitación y en uno de los cajones del gavetero hay un pincho de cabello, tomalo y abre la cerradura con el.


—Entendido—vuelvo al cuarto saco el pincho y lo entro en la cerradura, tras varios intentos, se abre—¡sí!—exclamo porque funcionó.


Abro la puerta y entro.

El chico invisible que vive en mi casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora