Capítulo 19: ¿Amigos o Enemigos?

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Capítulo 19: ¿Amigos o Enemigos?

Junta a dos personas que no saben expresar sus sentimientos, que deciden ignorarlos en vez de aceptarlos y de expresarlos de la mejor forma posible.

A dos personas con problemas de confianza, que prefieren callar y hacerse los fuertes antes de abrirse con alguien y contarle lo que necesitan sacar.

A dos individuos llenos de ambición, que hacen todo para lograr lo que quieren no importa como, ni cuando.

A dos seres que creen tener siempre la razón, cuyo único motor de vida es hacer que todos los respeten o les teman.

Junta dos egocéntricos, narcisistas, amargados y tendrás la receta perfecta para el desastre.

Eso éramos Sage y yo.

Un desastre que no podía pasar, que ni él, ni yo podíamos dejar que pasará.

Sin duda mi vida era complicada.

Pero recordé lo que antes había dicho, lo fácil no vale la pena, mi vida nunca había sido fácil, y eso me encantaba.

Llena de tristeza, alegrías, llantos y risas, la mayor parte del tiempo amargada o fría, pero para mí, eso estaba bien.

Y creo que es magnífico poder encontrar paz en tu soledad.

Claro, llegó Tristán, Manuel, ahora Sage y eso se acabó.

Sage y yo estábamos sentados en la cama revisando los papeles que saqué de la casa de Antón.

— ¿Me dirás que debo buscar o seguiré viendo papeles sin entender que quieres?—me preguntó, pero desvíe la mirada a su cabello, el corte militar le quedaba fantástico, pero ya empezaba a crecer.

—Algo que sirva para mandar a Antón a prisión—le contesté regresando la mira a unos pagarés.

— Idris, nos mandaron a protegerlo- me dijo como si ya no lo supiera.

—¿Y? — le contesté observando su cara de frustración.

—Que tú quieres mandarlo a prisión- Aclaró, moviendo las manos.

—La misión es: Encontrar a la persona que intentó matar a Antón y encargarnos de él o ella. Que yo quiera encargarme de él también, es otra cosa aparte.

—¡De él depende gran parte de la economía del país!

—¿Y a mí en qué me importa la economía del país?

Sage y yo teníamos muchas diferencias, una de ellas es que él pensaba en los demás gran parte del tiempo, si bien era un amargado egocéntrico, también era alguien que seguía las reglas un 90% del tiempo y le importaban muchas cosas que no estaban estrechamente relacionadas con su persona.

Lo cual, no iba conmigo, si no estaba relacionado conmigo de forma significativa, si no me podía afectar o beneficiar de alguna forma, no me importaba para nada.

— Él se metió conmigo, me subestimó, ese fue el peor error que pudo cometer en su vida, y me encargaré de que lo sepa.

¿Justicia? Tal vez, ¿Venganza? Sin duda.

—Idris...

—Lo haré, sabes que lo haré. No me importa si me ayudas o no Sage, puedo hacerlo sola, en ningún momento te he pedido tu ayuda, pues te aseguro, que no la necesito.

Me levanté de la cama, con un par de papeles que estaba ojeando sin comprender todavía.

Escuché un suspiro de resignación.

El secreto de Idris y Tristán Where stories live. Discover now