Esa noche

13 0 0
                                    

A la mañana siguiente lo confirme ( y si se preguntan, no, no pasó nada más que solo dormir esa noche) volviendo a aquella mañana escucho a alguien tocar la puerta gentilmente cómo si no tuviera apuro alguno, dudoso por mis pensamientos de ayer, la pienso dos veces antes de abrir la puerta, así que decido asomarme por una ventanilla con vista hacia la puerta de la parte delantera de la casa y no logro ver a nadie, solo a un perrito quiltro de la población, algo familiar me decía ya haberlo visto antes pero no le tome atención, fui intrigado a verlo para entender que pasaba, pero era un simple perro sentado como si estuviera esperando algo o como si estuviera amarrado a ese lugar.... Inmediatamente veo que si está amarrado por ambas patas traseras, eso solo significa una cosa, era un perro mandado por una mafia, ¿cuál? no tengo idea pero de que era de una mafia estaba seguro, lo suelto rápidamente cuando en su cuello alcanzó a ver una lucesita roja parpadeante para que a los segundos de yo salir corriendo, el pobre perrito explotara, destruyeron toda la parte delantera de mi casa, casi me la destruye por completo.
El sonido despertó a Martina y asustada vino corriendo hacia mi, ambos asustados pensamos en que hacer pero se nos iba el tiempo, tiempo que no teníamos, ellos saben dónde vivimos y no dudarán en volver si no la entrego y obviamente esa no es opción. Decidimos irnos del lugar, el dinero no era un problema, como ya pensarán trabajando de dealer se paga bastante por algo hay tanta gente siéndolo, fuimos rápidamente a un motel cercano a las afueras de la ciudad (ahora se preguntarán ¿por qué no simplemente nos fuimos de la ciudad?) no podíamos ya que en Brasil existen una especies de peajes a las salidas, entradas y entre las ciudades y para variar mi jefe es el dueño de el peaje que divide la ciudad de la carretera central, asique el motel por ahora era la mejor opción, se paga en efectivo, nombres falsos y nadie se entera que estamos ahí.
Nos quedamos el día en aquella residencia sin problemas mientras pensamos en como irnos de esta horrible ciudad y si era posible del país, teníamos claro que mi jefe y su patrón tienen influencias en todo Brasil volviendo compleja e incluso imposible nuestra estancia en el país.
Llegó la noche y eso ya no nos preocupaba, estuvimos todo el día pensando y no se nos ocurrió nada, ni una lucecita de ampolleta encima de la cabeza, necesitábamos un descanso asique ambos estresados y con la necesidad de relajarnos decidimos pensar en que hacer, al mismo instante Martina va y conecta su celular con el parlante y coloca Samba más específicamente "Magdalenha de Sergio Mendes" una canción típica de aquí, procedimos a relajarnos escuchando la música hasta que Martina aburrida se levanta y empieza a mover su cuerpo de forma extraña y un poco exagerada para mí gusto.
-que haces?-. le pregunto extrañado y casi riéndome burlescamente
-bailando tonto, que más voy a estar haciendo?-. Me responde sonriendo con esa sonrisa hermosa que pone cuando me mira a los ojos juntos con ese hermoso y esbelto cuerpo, moviéndose de una manera que yo no entendía ni comprendía, una forma de bailar que no había visto en mi vida. Tengo que admitir que me sentía incómodo, no hacia más que solo mirarla hasta que me invito a bailar a lo que obviamente me niego (cabe recalcar que no eh bailado samba en mi vida). Martina insiste e insiste una y otra vez hasta que me convence, en cosa de segundos estoy a centímetros de ella uno al frente del otro, yo duro como tronco tratando de seguir sus pasos, mientras su linda mirada coqueta me invita a liberarme, soltarme como quieran llamarlo, su simple mirada me motivo a moverme mas libre y estúpidamente que antes, ambos nos reíamos a carcajadas de mi torpeza al bailar y a pesar del ambiente típico de motel que no está hecho precisamente para reír nuestras sonrisas no se borraban ni se iban a borrar hasta que se puso extraña, más coqueta de lo normal e incomodado salgo para buscar algo de beber, pensé en alguna gaseosa o algún jugo normal, pero me arrepiento y cambio mi decisión al ver un Cachaza 51, una marca reconocida aquí en Brasil e igual de reconocida como de fuerte "hasta el brasileño más fuerte cae con un Cachaza" (un anuncio que no me puedo quitar se la cabeza).
Asique sin dudarlo tomo un par de limones, azúcar, hielo y obviamente la botella de licor para preparar mi bebida favorita, una buena Caipirinha.
Llevo todos los ingredientes como puedo tratando de no arruinar la hermosa alfombra color burdeo oscuro con diseños bordados a los costados y menos las lindas paredes con su mezcla de tonalidades moradas y rojas, llegó a la habitación con las manos congeladas por el hielo y el frío de la botella, intento toca la puerta con el pie manteniendo el equilibrio como puedo y después de bastante tiempo, serán aproximadamente unos 10 minutos me habré la puerta Martina con una ropa inusual, mejor dicho sensual acompañándola con una música lenta parecida a la de un burdel , me quita los ingredientes dejándolos en la mesita de centro y me empuja hacia la cama con una gentileza "profesional" por decirlo así, lo cual no me sorprende por obvias razones, extrañado dejo que siga con su espectáculo, cuando en el mismo momento que lo pienso se pone a bailar moviendo su cuerpo mucho más lento que antes, tocándolo tan suave y lento que llega a ser excitante, pero al mirar hacia arriba solo veo una cara destruida por completo.....

Dance with meWhere stories live. Discover now