14. Todas las piezas del rompecabezas

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Holaa! Les aviso que ya está disponible el primer capítulo de la nueva versión, por si quieren ir a leerla, ¡Cuéntenme qué versión les gustó más!

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Heather.

Quiero llorar. No me alcanza para el libro que quiero.

Estaba afuera de la librería cuando lo vi. Llevo queriendo ese libro desde que leí la sinopsis hace unas semanas.

¿Por qué no lo había comprado? Por pendeja, cada vez que lo encuentro en una librería, encuentro un libro que me gusta más y decido comprarme ese.

Y ahora, que muero por leerlo, no me alcanza.

Qué irónico.

¡Ese libro es todo lo que está bien en esta vida!

Es enemies to friends to lovers, relación falsa, una sola cama, ¡Y te quita la estabilidad emocional!

¿Termina bien? No lo sé.

¿Me arriesgaré? Obvio.

Peeeero no puedo.

—Myers, llevamos aquí tres horas y un trabajador ya nos está mirando raro, ¿vas a comprar algo o regresamos otro día?

Después de tres horas, no me iré con las manos vacías. Nananana.

Reviso el libro que quiero una última vez, como si por arte de magia el precio cambiara, pero obviamente no lo hace, así que agarro otro libro y voy a pagarlo.

Will.

Después de tres horas, Heather al fin encuentra el libro que quiere.

Sé que va a comprar ese cuando su rostro se ilumina al verlo, tal como lo hace cada vez que pongo Morat en el carro.

Pero todo ese brillo que tenía su mirada desaparece tal como llegó en cuanto lee el precio.

Quinientos sesenta y nueve. Ese es el precio del libro que quiere.

Y ella solo tiene trescientos veinte.

Al final, agarra uno de los libros que había visto hace rato, lo compra y sale de la librería.

En cuanto sale, tomo el libro exageradamente caro para mi gusto, lo compro y lo guardo en mi mochila.

Cuando voy a comprar dos cafés, la encuentro.

Lily.

Está haciendo fila para comprar un café.

Esos cafés que antes odiaba.

Heather.

Will entra al auto unos segundos después de mí.

—Toma, te traje uno —me da un café.

—Gracias —sonrío y le doy un sorbo.

Will.

Desde que enciendo el auto, sé perfectamente que Morat empezará a sonar.

El chico que me regaló la luna | OLD VERSIONWhere stories live. Discover now