RELATOS CORTOS FANTASÍA

EL NUEVO GÉNESIS

¿Qué es la quiromancia? Seguramente la mayoría de la gente ni siquiera habrá oído anteriormente esta palabra. Pero para comprender su significado, primero es necesario relatar la historia de una niña, una niña que nació en un lugar bastante peculiar, porque no hay nadie que haya nacido en medio de la Nada. ¡Queridos lectores!, lo dejo a vuestro juicio, si creéis que esto sea una leyenda surrealista o una historia real, porque lo más real siempre sucede en la mente, aunque nos parezca un disparate.

Hace millones de años antes de que se creara la Tierra, y de que todo lo que conocemos existiera, incluso la luz o el tiempo vivía en el espacio una tribu de navegantes, llamados los Cosmolitas. Ellos existían incluso antes de que el universo se creara, y los pobres estaban destinados a vagar sin rumbo y en medio de la Nada en un hermoso y brillante barco volador: el Astro Galeón. Sin embargo, hubo un día en que su extenuante monotonía llegó a su fin: cuando el universo floreció de nuevo.

Desde el barco, la impenetrable oscuridad de lo que ellos llamaban la Nada se tiñó de repente de lágrimas celestiales y de todos los colores. Era una explosión de tal magnificencia que nadie se podría imaginar lo asombrosa que fue sin verla, y esa suerte sólo la tuvieron los Cosmolitas. Era como un colosal racimo de fuegos artificiales. Desprendía chispas y brillo en una cascada de luminosidad, de energía, en una palabra: de vida.

Pero en aquel barco que actuaba como una ciudad aglutinada entre velas y redondas ventanas algo cambió. Los Cosmolitas observaron no sólo el nacimiento del universo, sino el nacimiento de una niña; nacida el mismo día que el mundo conocido. ¿Pero, cómo es posible? Os estaréis preguntando. Bueno, resulta que entre aquella centelleante lluvia de destellos se materializó el cuerpo de un pequeño bebé, de una niña indefensa. Aquella elegida sería hija de las mismísimas estrellas, y la mayor esperanza para este grupo de navegantes. Su cuerpecito emergiendo de aquella maraña de colores incandescentes, como una mariposa envuelta en su crisálida.

Las mujeres que observaban tal espectáculo desde el galeón la arrullaron entre sus brazos cuando flotó hacia ellas, sin tener la menor idea de por qué aquella criatura había sido concebida el mismo día que el universo. Pero no dudaron en adoptarla entre los suyos cuando se fijaron, no en sus ojos violetas ni en su piel de marfil, sino en sus manos. Si, lo habéis leído bien, ¡en sus manos!

¡Oh, eran unas manos de tan singular belleza las suyas!, suaves y proporcionadas, las uñas rosadas como las galaxias que poblaron el universo desde entonces. Aquella niña creció entre los Cosmolitas como una más de la tribu, jugaba con los niños de su edad, se reía cuando veía las estrellas; aupada en las altísimas barandillas del galeón. Sin embargo, desde el principio su comunidad adoptiva supo que ella no era una niña normal y corriente.

Desde pequeña y cuando empezó a manifestar sus poderes las primeras veces, las ancianas de la tribu decidieron enseñarla dentro de sus conocimientos para que fuera capaz de controlarlos desde pequeña. Fue entrenada por diversas hechiceras, pero ninguna de ellas terminaba de comprender qué secreto ocultaban tales sobrenaturales dones.

La fuente de su excepcionalidad residía en sus manos, dos manitas pobladas de prodigiosos dedos. Tocaba a los enfermos del barco y solo con su contacto estos se recuperaban de toda enfermedad. ¡Pero eso no era todo! Cuando los capitanes del Astro Galeón se extraviaban en la inmensidad del universo, ella señalaba con el dedo índice una ruta; un punto indefinido en el firmamento. Para la sorpresa de todos, ¡siempre les indicaba aleatoriamente la trayectoria correcta! Sus manos eran capaces de todo, podía teletransportar objetos tocándolos y saber el destino de los demás a través de las líneas en la palma de esta. ¡Mil y un sortilegios, como podéis comprobar! Os voy a relatar unas curiosas anécdotas acerca de sus poderes para demostrároslo.