Todo comenzó con unas simples miradas, unas miradas que decían más que mil palabras junto con un par de cigarrillos. Sentía que se le cortaba la respiración cada vez que sentía sus penetrantes y oscuros ojos fijos en mi, en cada pequeño movimiento...
Enzo se despertó al escuchar el sonido de una llamada entrante, abrió los ojos con lentitud sintiéndose perezoso. Lo primero que vio fue a Matías durmiendo plácidamente alado suyo apegado a su cuerpo, en su rostro se pinto una sonrió de ternura, acariciando suavemente su cadera, sin querer despertarlo. Estiro su mano agarrando su celular que estaba abandonado en el suelo junto con las prendas que se habían quitado anoche. Antes de siquiera poder contestar la llamada se corto, Enzo logró ver el nombre de Agus, y sabiendo que este solo le llamaba o mandaba mensajes en momentos importantes, entro a WhatsApp y busco su chat viendo que ya había dejado varios mensajes.
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Enzo quedo viendo de forma seria los mensajes de Malena, sabía que Agus tenía razón, por cómo la había descripto Matías esa mujer era capaz de cualquier cosa, demasiadas cosas. Suelta un suspiro tecleando rápidamente una respuesta.
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Volteo a ver de nuevo a Matías y con una sonrisita juguetona comienza a sacar fotos en todos los ángulos posibles del menor. Enzo tenía la costumbre de sacar fotos a todas las cosas que considerará hermoso, obras de arte y para Enzo, Matías era la más bella obra de arte que sus ojos vieron alguna vez, hasta tenia una carpeta especial para guardar todas las fotos que le sacaba. Enzo se podía considerar alguien algo obsesivo cuando se trataba de Matías, y no tenia ningún sentimiento de culpa por eso.
