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Era medio día, específicamente las 12:30am.

La taoní limpiaba una de las muchas estatuas de Aquario que había en el palacio, meticulosa como solo ella era, se aseguraba de que quedara impecable.

Mingyue no solo era la dama de compañía de Leah, si no que también se encargaba de la limpieza y de servir de cerca al Emperador, siendo la criada principal, siempre ocupada y sin tiempo para algo mas que trabajar, aunque para una taoní en el Imperio Agua tampoco era como si hubiesen muchas opciones de esparcimiento.

En esos momentos deseaba poder tener la habilidad de los aquarianos para controlar el agua, podría limpiar cosas altas sin forzarse tanto, en cambio, siendo taoní, solo podía ayudar a encender el fuego por las noches. Andreotti no confiaba mucho en empleados de otras razas, por lo que además de uno que otro soldado, Mingyue era la única taoní del palacio.

-¿Lee?- Llamó una empleada sacándola de sus pensamientos-¿Qué haces, linda?-

-Limpio- Respondió con obviedad -¿Por qué lo preguntas, Julieta? ¿Qué tiene de raro?-

La aquariana negó.

-Linda, es la tercera vez que te veo limpiar esa estatua-

Mingyue hizo a un lado el balde y volteó hacia la recién llegada.

-Es que me enteré de que el concejal Righetti vendrá con su familia para el almuerzo y quiero que todo esté impecable-

-Niña, siempre haces más de la cuenta... ¿No deberías estar cuidando a la princesa?-

-Vamos, Leah tiene 16 años ya, no necesita una niñe...- Su frase quedó a medias al ver cierta melena azul tras unos pilares a la distancia.

Maldijo para sus adentros, sabía bien que la escurridiza princesa tramaba algo. Leah tenía la fama de ser un dolor de cabeza para los empleados del palacio.

-Julieta, terminalo por mí ¿sí?- Dijo pasándole el pañuelo húmedo con que restregaba a la morena.

Por su parte, Leah miraba a su alrededor temerosa de ser vista, estaba ansiosa y la adrenalina le hacia pensar que estaba teniendo una buena idea, pero era realmente todo lo contrario

-¿Qué haces?- preguntó la taoní llegando por detrás de la joven.

Leah dio un brinco del susto, la habían atrapado.

-Por Aquario, casi me das un infarto- excusó la menor -Vaya que eres silenciosa-

Lee se cruzó de brazos.

-¿Qué haces?- insistió

Leah miro a su alrededor, asegurándose de que no hubiera nadie más cerca.

-Escaparé- Susurró.

Mingyue arqueó una ceja.

-¿Escapar? ¿Tú?- dijo divertida-¿Y cómo piensas hacer eso genio?-

Leah se cruzó de brazos.

-No te rías- Dijo ofendida -Lo estuve planeando toda la mañana. Como el concejal y su familia vienen al almuerzo la seguridad estará puesta en ellos, lo que me dará una pequeña posibilidad de salir-

La risa de Mingyue hizo sentir ofendida a su joven amiga, que hasta el momento creía que tenia el mejor plan de escape del mundo

-Ay por los Guardianes, eres tan divertida...- Suspiró recobrando la compostura -a ver- Dijo ya calmada y seria -¿Qué crees que suceda cuando el Emperador Carlo y la Emperatriz Anabella noten que su única hija no está?-

Leah bajo la mirada reconociendo las palabras de su dama de compañía.

-Sabes cómo es tu padre, no se tomará eso a la ligera. Como mínimo imagino que te confinará en tu habitación-

Fuego y AguaWhere stories live. Discover now