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La plaza mayor era el centro de intercambio comercial de los Cuatro Imperios. Todo lo que imaginabas se encontraba en ese lugar, comida, juguetes, ropa, cualquier cosa, absolutamente cualquier cosa que se quisiese podía encontrarse allí sin necesidad de viajar a otro Imperio.

Las personas más importantes y los más grandes mercaderes infestaban, en un buen sentido, el lugar, siendo estos los encargados de darle vida a la capital aquariana.

Entre el montón de gente se encontraba una joven de grandes ojos azules caminado con dificulta por el montón de personas. No era necesario para Leah ocultar su rostro, pasó toda su vida encerrada que apenas y las personas sabían de su existencia.

Mientras caminaba se sentía como niña en juguetería, ver tantas personas de diferentes razas le era fascinante, sobre todo porque en el palacio todos eran aquarianos a excepción de Mingyue.

Su mirada recorría todo el lugar, era un mundo totalmente nuevo para la adolescente. Las personas, los olores, los colores, todo era totalmente diferente.

Se encontraba tan absorta en su alrededor que en un descuido chocó con el joven que caminaba en sentido contrario.

Leah pudo escuchar como el chico con quien se tropesó soltaba algunas maldiciones en taoní. Curiosa alzó la vista comprobando sus sospechas, efectivamente se trataba de un descendiente de Tao.

-Fíjate por dónde vas- Dijo éste molesto

Él levantó la mirada y para Leah el tiempo pareció detenerse, era tan extraño para ella ver a otro taoní aparte de Mingyue. Ella con curiosidad lo examinó con la vista, debía admitir que era atractivo, tanto que se preguntaba si era realmente un chico o si se trataba de una chica de voz gruesa.

Tenia el cabello largo y negro, recogido una parte en un rodete descuidado. Atrapantes y algo intimidantes ojos rasgados carmesí, labios carnosos pero pequeños, y piel clara, como si rara vez salía al sol. Su traje negro con detalles rojos, y su peinado le daban esa aura taoní, casi como si gritaran "Imperio Fuego".

-P-perdona- Dijo Leah tímidamente -No me fijaba por donde iba-

El chico, por su parte, la miró al principio molesto, si no irritado, después de chocar tanto con las demás personas era el colmo caer al suelo, pero su semblante cambió al verla a los ojos, a esos atrapantes y expresivos ojos celestes.

-Descuida- dijo el joven apartando la mirada. Sentía sus mejillas cambiar de color, su garganta secarse y si pulso acelerarse, sentimiento que sin dudas detestó ¿Qué había sido todo eso? ¿Por qué una aquariana lo había hecho sentirse de esa forma?

-¿Están bien chicos?- Preguntó el mayor de los tres.

-Sí, no fue nada- Respondió la chica sonriente.

Leah no había notado al otro chico a su lado, otro taoní. Este era mucho más alto que con el que chocó, sus facciones eran más masculinas, su piel un poco bronceada, mucho más corpulento y su cabello era blanco, haciendo resaltar más el color de sus ojos, lo llevaba atado a una cola alta con una cinta roja atada a su cabeza que cubría su frente. Su vestuario era parecido al del otro chico, salvo que de color blanco y sin mangas, dejando al descubierto sus musculosos brazos y un poco de su pecho.

-Déjame ayudarte- se presentó extendiéndole la mano -Soy Qiang, él es mi hermano Xialong-

-Encantada de conocerlos- respondió el saludo con una leve sonrisa. El mayor tenía un aire más alegre que el de su hermano, además que desde el punto de vista de la aquariana, era más atractivo.

Qiang golpeó levemente el hombro de Xialong, quien se levantó por su cuenta puesto que ninguno de los otros dos se interesó en ayudarlo.

-Te dije que las aquarianas eran lindas- Dijo en voz baja pero a un nivel lo suficientemente audible para la princesa.

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⏰ Last updated: Apr 06 ⏰

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Fuego y AguaWhere stories live. Discover now