POH || Toda una dinastía termina con la felicidad de una sola alma.
El medio artístico conoce a la familia Bianchi desde hace muchos siglos, sin embargo, ¿siempre fueron los Bianchi?
¿Qué pasaría si la familia más famosa del mundo tuviera un secreto...
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16 de febrero del 2021 (Venecia, Italia)
El día era triste, el cielo estaba oscuro como si una tormenta fuera a caer encima de la iglesia donde ahora se encontraban despidiendo a Maximiliano Bianchi.
Su esposa, hijos, nietos y su único bisnieto lloraban sufriendo la perdida de un gran hombre como lo fue el italiano.
En aquella iglesia no solo se encontraba la familia, también habían personas cercanas al difunto, desde amigos hasta socios, los cuales igual lamentaban el suceso.
Y algunas bancas más atrás estaban amigos de los hijos y nietos, acompañándolos en su dolor, tal era el caso de una rubia italiana, Ashley Romano, mejor amiga de la futura líder de la familia, y la cual por su avanzado embarazo y a falta de su esposo iba en compañía de su mejor amigo, Enzo Vogrincic, un uruguayo que vivía en el mismo edificio que ella cuando estaba soltera.
El pelinegro no conocía a nadie ahí, pero con el embarazo la rubia se había puesto muy terca y sabía que si no la acompañaba iría sola, así que decidió ir con ella por precaución.
—Por eso no quería que vinieras —Susurro el uruguayo dándole una servilleta a la chica que lloraba a su lado.
—No la podía dejar sola —Susurro igualmente tomando el papel sin dejar de mirar en una dirección exacta.
—Ella lo hubiera entendido.
—Seguro que si, pero era como un abuelo para mí —Dijo la chica y volvió a llorar siendo consolada por su mejor amigo.
—No conozco a tu amiga, pero seguro te regañara cuando te vea aca —Aseguro el de ojos avellana abrazando a la embarazada.
De pronto el sonido de un piano se comenzó a escuchar produciendo una melodía irreconocible, mientras toda la familia se colocaba en el pasillo de la iglesia en forma de triángulo, como si de una jerarquía se tratara.
En la punta se encontraba una mujer mayor y a lado de ella un hombre rubio, detrás de él una joven castaña con un niño aproximadamente dos años y detrás de ellos iban una mujer y tres hombres, por último varios jóvenes tras estos señores, sus hijos, tal vez.
El pelinegro no entendía mucho, pero según la expresión de su mejor amiga se venía algo importante.
Las voces de la familia en conjunto era como escuchar distintas aves en un solo lugar, magnífico e irreal, había voces muy graves, muy suaves, rotas, con muchos sentimientos, pero hubo una que llamo la atención del pelinegro, la dupla perfecta entre una voz suave y una aguda, por lo que su vista y buen oído pudo percibir, las voces venían de la segunda fila.
"Maybe there's a God above And all I ever learned from love Was how to shoot at someone who outdrew you It's not a cry you can hear at night
It's not somebody who's seen the light It's a cold and its a broken Hallelujah
