Después de presenciar la negligencia flagrante de los héroes y lo podrido que está el mundo, Saitama se sumerge en un mundo turbio donde la línea entre el bien y el mal se desdibuja. Desilusionado y desencantado, abraza su papel como antihéroe, luch...
Saitama, abrumado por la responsabilidad y la angustia, se enfrentaba a una situación que sus habilidades físicas no podían resolver. A pesar de haber derrotado al Rey del Mar Profundo, el peso de las vidas perdidas y las personas heridas lo atormentaba. Cada llanto que escuchó por el camino resonaba en su mente, recordándole su llegada tardía y su incapacidad para evitar el sufrimiento.
Con Genos y Mumen Rider en estado crítico a su lado, Saitama se enfrentaba a una realidad desgarradora. Sabía que su fuerza bruta no bastaba para sanar las heridas de aquellos que habían sufrido bajo el ataque del monstruo marino. Esta vez, no podía simplemente salir adelante con un golpe bien colocado.
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Desesperado y sintiendo la impotencia de su situación, Saitama tomó una decisión radical. Tomando el teléfono de Mumen Rider, marcó el número de emergencia de la Asociación de Héroes. Su voz reflejaba su desesperación mientras pedía ayuda, rogando por refuerzos médicos y cualquier otro tipo de asistencia que pudiera salvar vidas.
En ese momento, Saitama se enfrentaba a una prueba de verdadero heroísmo. Aunque sus puños eran poderosos, comprendió que la verdadera fuerza radicaba en su capacidad para pedir ayuda y coordinar los esfuerzos para proteger a los inocentes.
Una vez llegaron los servicios de emergencia y muchos héroes de la Clase C y B, una frenética actividad inundó las calles. Paramédicos, héroes y personal de rescate se desplegaron por la zona, brindando ayuda a los heridos y tratando de restaurar el orden en medio del caos.
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Saitama, con el corazón pesado, se encontraba sentado en el suelo, rodeado por los cuerpos de Genos y Mumen Rider. Mientras esperaba la llegada de la ayuda, se adentró en el refugio en busca de más sobrevivientes, pero lo que encontró fue una escena de horror. Los cuerpos mutilados y la destrucción que rodeaba a los héroes caídos le recordaban la brutal realidad de su mundo. Si no fuera por su resistente mentalidad, Saitama se habría quebrado en ese mismo instante, enfrentando una marea de emociones abrumadoras.
Cuando los servicios médicos llegaron, Saitama les indicó que atendieran con urgencia a Mumen Rider, cuya condición era crítica. Sin embargo, se quedó perplejo sobre qué hacer con Genos, cuyas heridas no podían ser tratadas de la misma manera que las de un ser humano. Justo en ese momento, el Dr. Kuseno apareció, listo para llevarse a Genos de vuelta al laboratorio para repararlo. Reconociendo la intervención de Saitama en la salvación de Genos, el científico expresó su gratitud hacia él por su valiente acción.
