24. Sabor a sal

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Todavía medio dormida, Chiara intentó estirarse en el colchón sin mucho éxito, un peso ajeno a ella le impedía moverse. La menorquina abrió los ojos lentamente, tratándose de adaptar a la oscuridad que llenaba la habitación y divisó los brazos de Violeta, que se encontraban abrazando su cintura.

La morena notó la respiración lenta de la granadina chocar contra su cuello, por lo que se imaginó que Violeta seguía en la misma postura que había adoptado al irse a dormir. Chiara giró lentamente la cabeza hacia la mesilla, buscando su móvil, y alargó el brazo para mirar la hora: las 11:00.

Tras esto, Chiara intentó quitar los brazos que rodeaban su cintura, tratando de no molestar a la pelirroja, sin embargo, la respiración más acelerada de Violeta, le indicó que ya estaba despierta.

-¿Te estabas escapando? -preguntó Violeta con la voz ronca.

-Perdona, no te quería despertar, sigue durmiendo. -le dijo Chiara con una sonrisa en la cara al ver como Violeta hacía un esfuerzo por abrir los ojos.

-Mmm... se me ha pasado el sueño. -le dijo la pelirroja todavía abrazada a la menorquina.- ¿Qué hora es?

-Las 11. -contestó la menorquina.- ¿De verdad que no te quieres quedar un poco más?

-¿Tú...? -comenzó diciendo la granadina haciendo una pausa para bostezar.- ¿Tú vas a bajar?

-Sí, voy a ver si hay alguien con vida. -dijo Chiara levantándose del colchón.

-Pues voy contigo. -dijo la pelirroja separándose del cuerpo de la morena y abriendo los ojos para mirar a Chiara.- Pero ponte un pantalón.

-¿Qué tiene de malo mi conjunto?

-Que no es un conjunto, es una camiseta. -respondió entre risas Violeta.

-Y encima es fea.

-Pues si tan fea es quítatela, que ya lo has dicho dos veces. -dijo la granadina incorporándose y apoyando la espalda en el cabecero.

-Hombre, si insistes...

-¿No eras tú la que querías ir poco a poco? -le contestó de broma Violeta, con los brazos cruzados e intentando mantenerse seria.

-Era broma. -dijo Chiara cambiando el gesto de su cara, tratando de cortar rápidamente el tema.

-Ayer no me pareció que fuera broma. -dijo la pelirroja levantando una ceja, sin percatarse, debido a la oscuridad de la habitación, de que la expresión de Chiara había cambiado.

-No me acuerdo. -dijo la menorquina manteniendo un tono seco.

-¿Así que ahora te da vergüenza? -preguntó Violeta.- Cuando...

-Violeta, el pantalón. -dijo la medio inglesa cortando a la granadina, que no pudo evitar soltar una risa, pensando que la menorquina no quería hablar de ello por pura vergüenza.- Que tengo hambre. -continuó al ver a Violeta levantar una ceja.- No quiero entrar en mi habitación y ver a Rus a saber cómo.

Violeta negó con la cabeza, con una sonrisa en la cara, y se dirigió hacia el armario en el que guardaba su ropa y sacó un pantalón de chandal.

-Toma anda. -dijo Violeta lanzándole la prenda de ropa.

-Gracias. -respondió Chiara, dándose la vuelta y comenzando a ponerse el pantalón.

Violeta, que se mordía el labio inferior, observó a la menorquina.

-Bueno, entonces... ¿vamos a hablar de lo que me dijiste anoche? -dijo Violeta

-¿Qué te dije? -dijo la menorquina, frunciendo el ceño y girándose rápidamente, todavía con el pantalón a medio poner.

Pared con Pared | KiViWhere stories live. Discover now