CAPITULO 25

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La realidad es que nada volvió a ser lo mismo, luego de iniciar terapia de pareja de alguna forma habían logrado enfrentar los aspectos más chocantes e irritables del otro, como los celos absurdos del albino y la ansiedad que por años la mujer padeció e ignoro y hasta ese momento su esposo notó. En esos días fue casi inevitable reprocharse la forma en la que actuaron, pero lograron sobrellevarlo y con ayuda de la terapeuta súperarlo.

Es como si hubieran entrado en una nueva etapa, luego de aceptar que los problemas se podian solucionar hablando y no llegando a esos extremos que solo complicaban más las cosas, todo sin duda cambio. Sesshomaru por otra parte de alguna manera comenzó a diferir de su antigua postura y había cambiado su forma de proceder gracias a esto, realmente que cayó de golpe en la realidad cuando sintió que estaba por perder a Rin; amaba a aquella mujer más de lo que podía imaginar y sabía que por más terca y cascarrabias que ella pudiera ser, también sentía lo mismo, sin embargo, durante esos años debido a esa misma seguridad que ella representaba creyó que nada los separaría y no midió su actitud, por lo que bajo la guardia y aunque sonara exagerado hasta cierto punto descuido la relación con su esposa, solo recurría a ella con cariño cuando los problemas amenazaban y quizás eso fue lo que terminó por deteriorar la confianza de ella, le dolió admitirlo, pero después de hacerlo el remordimiento se fue y logró continuar y ayudar a mejorar las cosas.

La actitud de ella cambio radicalmente y de inmediato supo que se debía a que el también hizo lo mismo; ella normalmente era cariñosa pero esos días parecía serlo más y de alguna manera aunque llegaba cansada del trabajo esa sonrisa en su rostro jamás se desvanecía, cuidaba a sus hijas con el mismo amor de siempre y ahora hacia lo mismo con el, atenta, amorosa y hasta caprichosa cuando el no la complacía en lo que sea que le pidiera, sonaría extraño decirlo, pero en ese momento mas que nunca deseaba permanecer junto a su pequeña familia, esas tres mujeres que con solo brindarle una sonrisa podían arreglar su día, y que eran toda su vida.
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UN MES DESPUÉS.
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Daban las tres cuando el sonido de la puerta alertó a la recepcionista, quien se giro de inmediato y con una dulce sonrisa despidió a la pareja, quienes de igual forma se despidieron y salieron por la puerta principal de camino al auto del hombre, que estaba en el parqueadero subterráneo del edificio. Bajaron por la pequeña escalera y a los minutos ambos ya se encontraban dentro del automóvil.

- ¿Recogemos a las niñas primero?- Pregunta el peliplata encendiendo el motor.

- Quiero un helado- Suelta en medio de una risilla y con la vista fija en la ventana.

- Cielo...- Intenta llamar su atención una vez más.

- Está bien, pero primero quiero mi helado- Responde girandose para verlo con recelo.

- Bien- Asegura resignado.

Pero no podía juzgarla, pues aquella tarde la cesión con la doctora tardo más de lo habitual, dos horas exactamente, y ella no había comido nada en ese tiempo, además era amante de lo dulce. Puso el marcha el auto y tomo la avenida hasta la heladería más cercana, en dónde solo el bajo por helado con almendras tostadas que adoraba su mujer, pago y regreso con ella.

- Gracias- Musitá con una leve sonrisa y tomando el vasito y la cuchara que el Taisho le extendió.

Pudo escuchar a lo lejos con el decía algo mientras una vez más ponía el auto en marcha, pero estaba tan sumida en probar aquel postre que simplemente lo ignoro y tomo un poco con la cucharilla para llevarla a su boca, en dónde como lo había estado deseando saboreo las almendras con esa crema con caramelo que iba perfectamente de la mano.

- ¡Rin!- Suelta exasperado el Taisho por quinta vez.

Salió de inmediato de sus pensamientos y en medio de un respingón se giro para verlo una vez más, un poco nerviosa se inclino y dejo un beso en su mejilla con la intención de ayudarlo a aliviar su mal humor, sin embargo, no lo logro y tuvo que regresar resignada a su asiento.

- Perdóname mi amor- Pide fingiendo un puchero.

- Te estoy hablando desde hace rato- Le recuerda más calmado. - ¿En qué piensas tanto?- Inquiere preocupado.

- En nada realmente- Confiesa con mofa.

- ¿Entonces?- Insiste.

- Solo quería probar mi helado- Completa arrugando un poco su entrecejo.

- Lo que digas- Suelta en medio de una risilla tosca. - Te decía que si querías que cenaramos fuera- Completa.

- Me encanta la idea, las niñas hace días quieren ir a media luna por pastas- Asegura con la boca llena de helado.

- Te vas a atragantar- Advierte al notar que tiene la boca llena.

- No creo que el helado atragante amor- Se mofa.

- Pero hablar con la boca llena sí- Insiste parando en un semáforo.

Rodó los ojos y continuo con lo suyo aún con una leve sonrisa en el rostro que el albino no pudo evitar notar y que segundos después provocó un sonrisa en el. Lo que quedó del camino se mantuvieron en silencio, aunque lejos de ser incómodo era como un corto momento de paz junto al otro en el que no se necesitaba hablar para conversar ni verse para sentirse acompañado, sonaba extraño pero eso era lo que sentían al estar junto al otro, una especie de calidez que los cubria y que les brindaba paz, pero sobretodo eso, amor.

Cuando recogieron a las niñas, como de costumbre Akane pregunto el cómo había sido la cesión de aquel día y Rin como era habitual le hizo una breve explicación antes de despedirse de ella y su padre, para salir apresurada con sus hijas y marido hasta el auto, en dónde solo basto continuar con el camino para que la joven pareja iniciará el cuestionario diario a sus hijas del como había sido el dia en la escuela, y las niñas al igual que siempre se tomaron el
tiempo de relatarle a sus padres cada detalle por más minúsculo que fuera; esa jornada en especial segun lo dicho por Towa, la maestra le coloco una carita feliz a ella y a su hermana por haber resuelto una actividad con exito, ganándose así una felicitación por parte del peliplata y la castaña. Al llegar a casa la joven madre les conto los planes de la noche a sus niñas y solo basto dejar las cosas en sus lugares para que la hermanas buscarán la ropa que se colocarían con ayuda de su madre, terminaron por elegir un vestido en color lila y unas zapatillas plateadas, dejaron todo debidamente acomodado en el perchero y ya más tranquilas y con las niñas coloreando en un nuevo libro que les compró, fue hasta su habitación, en donde pudo ver a su esposo recostado en la cama y más dormido que despierto.

Se deshizo de la ropa del trabajo y se cambió por un bata de seda para dormir, dejo las prendas sucias en el canasto y fue hasta el hombre en la cama, se acomodo con cuidado y sin vergüenza alguna se recostó en su pecho con los ojos cerrados, a los segundos pudo sentir como el recuperaba momentáneamente la conciencia y pasaba el brazo alrededor de su cintura. Se mantuvieron en aquella posición por casi una hora, cuando las niñas fueron tocando su puerta porque ya se habían aburrido de dibujar, y aún con pesadez su madre se levantó para iniciar una nueva actividad con ellas, hasta que la hora de prepararse para salir llegó, y las tres se alistaron mientras el peliplata ya las esperaba en el living. Fueron directo hasta el restaurante y tuvieron una cena bastante amena, las niñas comieron aquel plato de pastas que tanto querían y la pareja tuvo otro momento agradable al lado de sus pequeñas hijas.
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CONTINUARA...

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosuraa.♥️


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