Maldito Andrés °Sin Corregir°

Quédate conmigo

No dormí en toda la noche pensando que si lo hacía, Manuela se iría.

Ella sigue con vida y doy infinitas gracia por ello.

Manuela abre sus ojos lentamente y me inunda una paz increíble.

-Doctor, ha despertado- exclamo, él entra rápidamente y se acerca a ella.

-No puede ser posible- susurra asombrado.

-Andrés- la escucho pronunciar, su voz está ronca y excesivamente débil.

-Aquí estoy, no hables cariño, quédate quieta- le pido.

Una lágrima solitaria traza un camino por su mejilla y yo la limpio.

-Gracias por estar conmigo- musita, la máquina a la que se encuentra conectada emite un sonido agudo y sus ojos se cierran.

-Manuela, quédate conmigo- grito desesperado mientras veo al doctor presionar su pecho.

Me sacan de la habitación a la fuerza y veo entrar enfermeras y más médicos a la habitación, siento como si el mundo cayera sobre mis hombros, primero Emma y ahora Manuela.

Me dejo caer en el suelo y lloro, llore de la rabia, la impotencia, ¿acaso estoy destinado a ver morir a todas las personas que amo?

Meto mi cabeza entre mis piernas haciéndome un ovillo en el suelo.

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No sé cuántas horas han pasado, pero yo sigo descamisado y sentado sobre el frío suelo de la sala de espera.

-Señor Andrés, la señorita Manuela ha sobrevivido, esta bastante delicada, así que antes de entrar le pediremos que se lave las manos y se vista con algunas cosas que en un momento le daremos- levanto mi cabeza lentamente teniendo en cuenta las posibilidades que mi cabeza me esté jugando sucio, pero frente a mí se encuentra el doctor dándome una mirada de ánimo.

Me levanto de golpe y lo sigo con demasiado entusiasmo, la mayoría de las personas en la sala me miran, algunos lloran y otros oran.

Me lavo las manos con un líquido pegajoso que me brinda, me visto con una bata azul, un gorro del mismo color y un tapabocas.

Entro a la habitación, me acerco a ella y entrelazo su mano con la mía.

-Pensé que me abandonarías- susurro.

Le doy un suave beso en la frente y me siento a su lado mientras acaricio su cabeza.