Ex novia.

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Escucho una voz a lo lejos mencionar mi nombre una y otra vez.

Abro los ojos y lo primero que veo es a Andrés con una sonrisa en el rostro.

No sé en que momento me quedé dormida, pero ya el avión esta en completo silencio y las personas restantes bajan de él.

-Ya llegamos cariño- comunica. Me levanto del asiento e intento arreglar mi ropa.

Él también se levanta pero con expresión burlona.

-¿Qué te hace tanta gracia?- pregunto.

-Que después de todo seas tú la loca que decidió querer este problema- responde y sonríe, pero se le nota algo de melancolía

-Sé que soy una loca, pero tú no eres un problema, sólo eres la casualidad más penosa, angustiosa e incómoda que se cruzó en mi camino para salvarme de una humillante situación-

Me acerco un poco a su rostro pero este se aparta de inmediato, lo observo interrogante esperando una explicación.

-Tus palabras me motivan y me ayudan, pero haz dormido durante siete horas cielo, tu aliento apesta- abro mi boca indignada ante sus palabras, cojo la lata de coca cola que habia dejado a un lado y posicionándola sobre su cabeza la riego en él.

Bajo del avión con calma mientras lo escucho pronunciar mi nombre continuamente.

Cuando por fin alcanzo las escaleras que dan paso al interior del aeropuerto, las subo, una chica alta vestida de azafata me saluda, pero lo único que puedo hacer es sonreír, no quiero pasar otra vergüenza.

Me detengo frente al maletero y espero mi equipaje, su pesada respiración me avisa que está a mi lado, está inclinado hacia delante con sus brazos curvos apoyados sobre las rodillas.

Aparto mi mirada de él y veo mi maleta, la suya está detrás pero no lo espero, tomo la mía y empiezo a caminar de nuevo.

Siento una presión en mi brazo que hace girar el cuerpo.

-Era una broma, Manuela- explica.

-Está bien, pero ahora que estamos hablando, quería decirte que sigue en pie dormir en habitaciones separadas-

Produce un chirriante sonido con sus dientes y su mandíbula se tensiona haciendo marcar más sus facciones. Asiente sin decir nada me suelta y camina en dirección a la muchedumbre que se encuentra en la salida con nombres escritos en hojas de papel.

Tomo y camino tras él, una chica de estatura media, ojos de un verde oscuro y cabello rubio, sostiene en sus manos una hoja de que dice: "Andrés Howland, bienvenido a casa"

Ella eleva la hoja aún más cuando lo ve, una sonrisa de notable emoción se planta en su rostro, saca un labial de su pequeño bolso y remarca sus delgados labios dejándolos de color rojo puta.

Andrés sale primero y yo trato de seguirlo, cuando salgo de toda la multitud a lo lejos lo veo siendo abrazado por la chica, intento tranquilizarme y camino con total naturalidad en su dirección.

Él se separa de ella cuando nota mi presencia y me mira con una sonrisa en el rostro.

Parece que la niñata ha logrado alegrarlo de un momento a otro.

-Manuela, te presento a Cintia, mi ex novia- ella suplanta su sonrisa por una expresión de superioridad y todas mi ganas de ser cortes con ella se van por el drenaje.

-Wow... Qué linda, ¿qué raza es?¿cómo le digo hola en idioma perruno?- pregunto haciendo un puchero tierno mientras la observo.

La chica abre su boca con cierta indignación y mira a Andrés esperando que él me diga algo.

-Manuela, pídele disculpas a Cintia- pide y la señala.

Doy media vuelta y me dirijo hacia un taxi, sé en que hotel se hospedará Andrés y no tengo posibilidades de perderme, o eso creo.

-No te dejaré ir sola, Manuela- dice mientras toma mi maleta.

Él une sus labios con los míos, pero yo me separe impidiendo seguir el beso.

-Vamos- digo mientras limpio mis labios y paso por su lado.

Un auto lujoso muy parecido a una limusina está estacionada frente a Cintia.

La miro con desprecio y paso por su lado rozando los hombros, un hombre de edad avanzada me abre la puerta del auto, le agradezco y entro en este.

Andrés mete las maletas en el baúl del auto para después entrar y sentarse a mi lado, el auto es muy espacioso, caven aproximadamente ocho personas.

Cintia entra después de él y se planta en los asientos de en frente.

-Cambiate de camisa Andrés, esa esta muy sucia- propone ella y le extiende una color gris.

La acepta y le agradece, quita rápidamente la que tenía puesta dejando a la vista su abdomen.

Esta se estremece en su asiento mientras observa a Andrés. Él se términa de cambiar y el conductor comienza el recorrido.














L@s quiero



Maldito Andrés °Sin Corregir°Where stories live. Discover now