Capitulo 1: encontrando algo viejo.

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El sudor comenzaba a hacer que el cabello se pegara a su piel, su corazón latía fuerte y la chica respiraba con fuertes bocanadas intentando controlar su respiración antes de seguir corriendo; una vez que esto paso recobró la marcha yendo con movimientos rápidos y silenciosos por el rededor del edificio hasta que encontró una ventana rota por donde entrar, brinco hacia adentro e intentado no ser descubierta decidió no encender la linterna; camino con cuidado entre la basura y los estantes viejos, la ropa negra la camuflaba por completo así que contando su agilidad sería difícil que sus perseguidores la encontraran. Subió al segundo piso y después de rondar encontró una puerta de cristal que se encontraba rota, pasó con cuidado adentrándose en un pasillo, al girar a la derecha vio a alguien de espaldas revisando un escritorio lleno de telarañas; contuvo el aire y con un moviendo grácil tiro al ignoto con sus piernas, se puso sobre el cargando todo su peso y lo inmovilizó con sus brazos.
—Hazme esto fácil —propuso—; te voy a soltar y si intentas huir no quieres saber lo que tes espera —su víctima no hizo no profirió ningún sonido y la chica lo soltó—. Grac... —antes de que terminara la palabra el ignoto ya se había movido tirándola al lado, espetó una maldición antes de correr tras él.
Escuchó la puerta de cristal quebrarse más de lo que ya estaba y corrió hacia allá, aparentemente no era demasiado ágil, había dejado marcas de desastre por donde había pasado y su escondite era demasiado evidente, sin embargo, también podía tratarse de una trampa para atacarla cuando estuviera ahí, la chica camino hacia las escaleras provocando ruido para que creyera que se iba y que evidentemente estaba molesta por la derrota, cuando llegó ahí regreso con demasiado cuidado a la oficina donde había encontrado a su molestia, se quedó ahí parada esperando que volviera... Escucho los pasos y se puso alerta; cuando el ignoto giro a la oficina estuvo segura de que no se esperaba el golpe en el ojo y luego la patada en el estomago, al final lo golpeó de la cabeza provocando que se desmayara.
Observo al tipo tirado en el suelo, iba vestido de negro como ella y llevaba el pasamontañas en la cara escondiéndolo pero lo que más le interesaba era la mochila que llevaba, se la retiro de los hombros y lo amarró de manos y pies para que no fuera de nuevo una molestia cuando despertara. Abrió la mochila encontrando carpetas con copias de algunas páginas de libros, expedientes y de más; saco la linterna y al revisar fechas dio con lo que necesitaba: 1873. Sin pensarlo metió los papeles a su propia mochila y siguió indignado en la del desconocido; en general no había mucho, cosas como gas pimienta y otras para defensa personal así que la tiro a un lado de él y siguió buscando entre los cajones que había ahí.
Dentro de la oficina no encontró más que ratas y alimañas así que exploró el demás edificio donde para su suerte no encontró más interrupciones y una nueva pieza para su investigación se trataba de un diario de viajes que se remontaba a 1870, que no era la fecha exacta de su interés pero sin embargo seguía siendo una pieza, que podría ser clave para su estudio. Así que regresó a la oficina donde había dejando al sujeto, sólo  iba a despedirse de él para ser un poco cordial, seguro ya estaría despierto.
Al entrar en la oficina vio que todo se encontraba como antes pero no era tan tonta como para creer que seguía desmayado, se acercó a él y le sonrió.
—Puedes dejar de fingir —abrió los ojos dejando ver su dos esmeraldas.
Sintió un hueco en el estomago; no podía ser, esos ojos solo le podrían pertenecer a... Le quito el pasamontañas, esperanzada a que no fuera quien creía, mas era obvio que su deseo no se haría realidad, al levantar el pasamontañas no vio otra cara que la de Joseph, un poco amoratada pero era él. Se quedó helada viendo a su antiguo... Aliado; decidió que no tenía que decir nada y se encaminó a la salida.
—¿Ya olvidaste tus modales? —la joven se paro de golpe—. Debo decirte que eres mucho más ágil que antes, y mucho más lista ¿tanto has echo en un año? —se volteó hacia dónde él.
—¿Qué me dices tú? —dio dos paso hacia él—. Vamos, felicidades ya no eres el mismo temeroso y poco arriesgado —él se encogió de hombros—, sin embargo, sigues siendo un poco torpe —sonrió— y te quedas sin nuevas pistas, una pena, y como yo tengo lo que necesitaba... Nos vemos Dufour —le guiñó el ojo antes de salir de la oficina y al final abandonar el edificio.

Cristal Where stories live. Discover now