04. Maldito espía

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Elsa

-¿Jack Frost? -pregunto claramente sorprendida. No esta nada mal...

-Eh, si, ese soy yo. Supongo que has oido sobre mi ¿no Elsa? -me pregunta algo curioso. Bueno, muy curioso y con una pequeña sonrisa de lado que juraría, tiene el brillo de unas perlas. ¡Basta!

-Por supuesto que si. Todos me han dicho que a ti te gustaria conocerme, pero no entendí porque, supongo que debo conocerte mejor.

Gira los ojos ante mi timidez. Si, soy muy tímida, ¿y que? Así me hicieron mis padres al mantenerme en aislamiento la mayor parte de mi vida. No es que les tenga rencor por ello, pero ellos no fueron muy buenos padres que digamos. Al menos conmigo. Pero se que me querían; los extraño. Creo que se enojarían un poco si les dijera que congele Arendelle, pero estarían orgullosos de lo que me convertí después de ese pequeño incidente. Bueno, gran incidente. Todo fue culpa de Anna, a mi no me miren. Pero se lo agradezco profundamente porque por ello cambié, y fue para bien.

-Creo que tienes razon —sonríe. Dios mio, el es demasiado apuesto. Si, ya lo confese. Pero hay varias opciones:
a) Tiene novia
b) Esta enamorado de otra chica
c) Tiene una amigovia.

«Suerte para la próxima Elsa» resoplo ante mi subconsciente y Jack me mira extrañado.
—Es que había un bicho —respondo rápidamente y el ríe.

Decidimos ir a lo que seria mi habitación el resto de mi estadía aquí y yo aprovecho para ponerme el uniforme de repuesto que tengo.

Jack se sienta en la cama, la cual es solo un colchón. Se supone que
debo hacerla con mis propias sábanas y colchas. Lo haré esta noche antes de dormir.
—¿Hay algún problema si te espero aquí? —pregunta rascándose la nuca y yo lo miro fijamente. Me tomo dos segundos para observarlo. Es un poco alto, no mucho. Con suerte, me saca unos cinco centímetros; me encantan sus ojos, azules. Tiene un cuerpo bien trabajado, y eso que tiene la ropa puesta. Sacudo mi cabeza. Jack enarca una ceja.
—Habia una mosca —respondo rápidamente, de nuevo—. Quedate ahí, si quieres; sólo ¡no espies!
—No prometo nada, dulzura —su apodo y su respuesta me dejan atontada por un milisegundo. Me giro.

Entro al pequeño cuartito que será el closet  y me llevo el uniforme que había sacado de mi maleta segundos antes. Cierro la puerta y comienzo a quitarme la ropa sucia.

Jack

—Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fueron a llamar a otro elefante —¿que seguía? Ah si—. Dos elefantes se columpiaban sobre la tela de una araña, como veían que resistía fueron a llamar a otro elefante.
Resoplo y me recuesto en la cama. Elsa tarda mucho y yo ya me aburrí tanto que comencé a cantar canciones infantiles.
Me vuelvo a levantar de la cama y observo que la puerta esta entre abierta. Mi curiosidad me puede y me acerco un poco más.
Debo admitirlo, ella es una chica linda. No, no me gusta, sólo digo que lo es. No hay nada de malo en reconocer la belleza de una chica, ¿no? Elsa tararea una linda canción mientras se cambia.
Por primera vez en mi vida, agradezco haber derramado comida sobre alguien. Podría verla todo el día cambiarse.

Elsa
Termino de cambiarme y me acomodo un poco mi trenza, la cual ya estaba algo despeinada; más de lo normal.
Salgo y me encuentro con un peliblanco embobado y que se sonroja al instante.
—¿Estabas espiando? —pregunto a la defensiva y el se sonroja aún más. Oh por Dios, ¡me estaba espiando! Creo que me he sonrojado yo también—. Hombres...
Le saco la vuelta para tomar mi pequeña mochila y salir a conseguir mis libros para las asignaturas. Jack reacciona y se va detrás de mi.
—Elsa, lo siento; yo no quería... —comienza pero yo lo interrumpo.
—Solo olvida lo que viste, y espero que no hayas tomado fotografías, porque si me entero de que lo hiciste, vas a desear no haber nacido jamás Jack —digo llena de ira—. Ahora, ¿podrias por favor llevarme a la biblioteca?
Maldito espía, ya pagarás por esto.

Jack
La llevo a donde me pide y descubro a todos, alumnos y maestros, viéndonos. Supongo que es por esa razón súper secreta por la que querían que nos conocieramos.
—¿Elsa? —pregunto y ella me mira— ¿Cual es tu don? Veo que tienes uniforme azul, cómo yo, pero ¿cual es?
Ella se queda pálida, aún mas de lo que esta, y piensa mucho antes de responder.
—¿Para qué quieres saber?
Trago saliva, ¿enserio necesita una explicación? ¿Que no lo ve?
—Querían que nos conociéramos, debido a que éramos iguales, pero hasta ahora sólo veo a una chica que tiene ojos turquesa y una piel pálida como la mía —explico y veo que sus músculos se relajan.
—Yo... —traga saliva y le tiembla la voz—. Tengo poderes.
La miro con cara de pocos amigos.
—Bueno, poderes de hielo, nieve, todo lo que tiene que ver con el frío; o algo así —me quedo helado, literalmente—. ¿Porque me miras así?
Saco mi cayado, que llevo guardado en mi bolsillo. Si, ahora es más mágico y puedo llevarlo de bolsillo. Cono la varita de Harry Potter. ¡Wingardium leviosa!
Bueno ya.
Congelo ligeramente el suelo y ella da un saltito.
Hace un movimiento con sus manos y congela ligeramente la pared.
—¿Viniste para aprender a controlarlos?
—Si, algo así —suspira—. A veces tienen fallas, supongo, y no quiero lastimar a nadie.
—Yo te puedo enseñar —propongo.
—¿Enserio? —asiento— ¡Gracias, gracias, gracias!
Y sus brazos me rodean, le devuelvo el abrazo.

El es parte tambien de mi. (Jelsa)Where stories live. Discover now