Capítulo 10

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Camila

Es tarde para cuando dejamos la laguna. Se siente increíble estar de vuelta en sus brazos y sé que todo va a estar bien. Todavía tenemos mucho que discutir, pero he sido miserable la semana pasada sin ella y ahora mismo solo quiero vivir el amor.

El sol se está poniendo y Lauren tiene un brazo a mi alrededor mientras caminamos de vuelta al Mermaid. No puedo esperar a decirle a Peter que no tiene que mudarse y que puede quedarse tanto como quiera. Tampoco puedo esperar a hablar con Karla y enfrentarme a ella por actuar a mis espaldas con Lauren. Pero tengo que admitir que solo sería para provocarla. Estaba muy preocupada por mí y sé que verme pasar ese sufrimiento probablemente fue muy duro para ella. No puedo decir que no habría hecho lo mismo si hubiese sido al revés.

—¿En qué estás pensando? —pregunta Lauren mientras me acerca a ella.

—Solo en lo feliz que estoy de que Karla te hubiese ayudado.

—Le debo todo a esa mujer. No es alguien con la que quiera enfrentarme —admite y niego.

Karla es luchadora, pero es porque me ama con fuerza.

Estamos casi en el Mermaid cuando veo un auto girando a gran velocidad hacia el estacionamiento. La persona detrás del volante lo estaciona y deja abierta la puerta del conductor. Los focos están sobre nosotras, así que es difícil decir de quién es el auto, pero creo que sé quién es.

—¿Qué demonios? —exclama Lauren mientras se pone frente a mí con una postura protectora.

—¿Es Karla? —pregunto, apartándome y soltando la cesta de picnic. Solo habría llegado así si algo estuviese realmente mal.

Lauren me agarra la mano y ambas nos acercamos corriendo justo cuando sale del auto y comienza a gritar.

—¿Qué está mal? ¿Qué sucedió? —grito y está corriendo hacia nosotras.

—¿Dónde está Morgado? ¿Está aquí? —nos chilla.

—No lo sé. ¿Qué está sucediendo? —Karla sube corriendo los escalones del Mermaid y abre la puerta de par en par—. Por favor, haz que esté aquí.

—Karla, relájate. Dinos qué ha sucedido —le pide Lauren.

—Estaba escuchando la radio de la policía porque me gusta asegurarme que está a salvo cuando está de guardia. Alguien llamó por una pelea de bar en el Red Din y luego llamó alguien más y dijo que un turista borracho tenía un arma y la estaba mostrando.

—Oh, mierda —susurro, llevándome las manos a la boca.

—Morgado dijo que iba a venir a verte antes de ir al trabajo. Estaba esperando que pudiese detenerla antes de que fuese a responder esa llamada.

—Estoy segura que todo está bien. Es una profesional —asegura Lauren, intentando calmarla—. Y es una antigua marine. Sabe cuidarse. El Red Din está lo suficientemente cerca como para que si un arma fuese disparada, fueses capaz de escucharlo. Y si fue a encargarse de la llamada, estoy segura que todo va a ir bien.

Justo entonces, suenan tres disparos y el color desaparece del rostro de Karla.

—Joder —murmura Lauren y sale por la puerta. Karla y yo la seguimos de cerca, inseguras de qué demonios está sucediendo. El RedDin está cerca, pero ya puedo ver a un montón de gente frente a nosotras.

Lauren avanza entre la multitud, llamando a Morgado, y Karla la sigue de cerca. Cuando escucho el grito de Karla, es como un cuchillo en mi corazón, y para cuando las alcanzo, están junto a un cuerpo, observando a alguien realizarle la reanimación cardiopulmonar a la figura tumbada. Me apresuro hacia Karla y la sujeto por detrás justo cuando intenta lanzarse hacia delante. Cuando bajo la mirada, veo a Morgado en el suelo con los ojos cerrados.

Las sirenas resuenan en la distancia y estoy agradecida de que los servicios de emergencia estén de camino. Pero somos una isla pequeña y solo hay un hospital general. Dudo que hayan visto una víctima de disparo antes. Estoy conmocionada cuando todos esos pensamientos cruzan mi mente, pero no puedo pensar sobre la realidad de lo que estoy viendo. Morgado está completamente quieta mientras le presionan el pecho, pero no puedo ver nada de sangre.

Lauren se gira y bloquea la vista de Karla e intenta que retroceda.

—Retrocedamos y démosles algo de espacio —dice suavemente—. Necesitas sentarte.

—No hay pulso —exclama el paramédico que trabaja en Morgado.

—¡No te atrevas a morir! —grita Karla mientras empuja a Lauren para apartarla del camino—. ¡No te atrevas a dejarlo morir! ¡Maldita seas, Michelle!

Ahora está sollozando mientras grita, pero los chicos que trabajan en ella se apartan cuando entra la ambulancia. Las palabras de ella retumban a través del silencio de todo el mundo a nuestro alrededor.

—¡Michelle, no te vayas! ¡Vuelve a mí! —chilla mientras un sollozo como nunca he escuchado sale de ella—. ¡No me dejes, Michelle! ¡No puedes dejarme! ¡Te amo!

De repente, Morgado abre los ojos y se sienta. Los chicos que le estaban haciendo la reanimación intentan esconder sus risas. Morgado mira alrededor mientras inmediatamente Karla se da cuenta de lo que está sucediendo.

—Bueno, era el maldito momento de que lo admitieses —dice Morgado, guiñándole un ojo.

Si antes no estaba muerta, ahora lo estará. Karla va a matarla con sus propias manos.

Paradise - Camren Lauren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora