Capítulo V: John (segunda parte).

2.9K 277 29
                                    

-¿Quién eres y por qué interrumpes mi clase?-preguntó el profesor.

-Eso no es de su incumbencia-respondí, desesperado por encontrar a John, el Alfa.

-¿Cómo te...?

-Solo déjelo profesor- dijo uno de sus alumnos y después volteó a verme-. Está en el gimnasio, esta es la hora en la que lo está.

-Gracias-mencioné. Agarré de la mano a Zen y salimos corriendo.

-Wenn, espera, Wenn-no respondí y simplemente seguí jalándolo de la mano para que siguiera mis pasos.
Estaba desesperado, lo sabía. Ya exhausto por tener que encontrar a ese imbécil del alfa.

-¡Wenn!-gritó por última vez a lo que yo respondí con un grito de enfado, con una voz de Alfa.

-¿¡Qué quieres!?-volteé a verlo con agitación. Él reaccionó de una manera asustada. Estaba expulsando feromonas de miedo y eso llamaba demasiado la atención. Más de lo que ya estaba-. Yo...lo siento, no quise gritarte, es solo que...-dí un último suspiro para poder aminorar mi enojo-estoy desesperado, ¿sí?, estoy enojado. Estar de un lado a otro no es divertido. Tenía trabajo que hacer hoy y aquí estoy..., perdiendo mi tiempo en querer entregar un estúpido gafete a un estúpido Alfa que ni conozco bien. Ja-sonreí de lado.

-E...está bien, te entiendo-dijo Zen casi en un susurro, haciendo su cabeza hacia abajo, como lamentándose.

-Está bien, no es tu culpa, es la mía por dejarte venir conmigo y...

-No te preocupes, yo fui quien decidió ayudarte. Ahora vamos, solo se lo vamos a entregar y ya, no es tan difícil-Excepto por la parte en la que él es un Alfa, y uno muy fuerte, Pensó.

-Bien. Sigamos, entonces-esta vez no lo agarré de la mano.

Estaba demasiado sumergido en mis pensamientos cuando súbitamente me llegó un olor familiar: era dulce, delicioso y...era de mi Mate. Bueno, tenía que ser él.

Sabía que era él.

Salí corriendo lo más rápido que pude para poder alcanzar ese aroma. Si estaba aquí quería decir que...¿¡ERA UN AlFA!? No, eso era imposible. No podía ser, no, no, era imposible. Es...

-¿¡Imposible!?-dije y después volteé a todas partes en busca de Zen. Mierda, pensé, ¿qué estaba pensando en querer obsesionarme con mi Mate y olvidarme de él? Es mi amigo. ¿En dónde...estará?-. ¡Zen!¡Zen!, ¿¡en dónde demonios estás!?-grité desesperadamente por querer encontrarlo e irme por mi Mate. El olor estaba aminorando y no podía permitirlo, no; pero Zen también estaba en peligro, no podía dejarlo con todos esos Alfas amenzando con querer llevárselo. No, no. ¿Qué hago?-. Maldición.

Dejé mis pensamientos a un lado. Dejé que todos me voltearon a ver un tanto confundidos por mis gritos.

Salí corriendo rápidamente hacia el gimnasio en busca de aquel imbécil. Dejé que la sombra de los sicomoros me cubrieran a cada paso que estaba a mi merced. Dejé que cada rayo me rozara, que mi enojo se quedara y mi obsesión por mi Mate se volviera arisco.

Entré desesperadamente al gimnasio y llegué con la recepcionista.

-¿Se encuentra John Cleaver?-dije.

-Oh, el Alfa que todos preguntan, sí, sí está, ¿para qué lo busca?

-Bien, gracias-ignoré su pregunta y me fui en busca de aquel Alfa.

Había muchos (casi) Alfas haciendo ejercicio. De hecho, hubo un momento en el que voltearon a verme. Les puse una cara de odio y de desesperación para que después volvieran a sus puestos.
Busqué en todos lados en busca de aquel Alfa. Y entré a los vestidores y a los baños.

Por suerte, en un momento de buscar en los pasillos de casilleros, pude encontrarlo. Ahí estaba, con una camisa floja de color negro que dejaba ver sus brazos desnudos bien formados y parte de su cuerpo bien fornido; unos pans poco flojos de color negro con gris (que hacían juego con su camisa y sus tenis negros) que dejaban ver un buen trasero redondo y formado. Aquel Alfa estaba ahí, platicando con otros 2 Alfas, con su cabello revuelto entre sí; con gotas de sudor bajando por su cuerpo fornido; y esos ojos..., tan hermosos, no dejaban de brillar por aquella luz del foco. Sin duda era un Alfa tan sexy, tan perfecto.

Me quedé ahí parado como si mi actitud fuera plúmbea y, entonces, él decidió dejar su plática para después voltearse a verme. A ver a un Alfa con vestimenta no aceptable para estar ahí.
Esos ojos, que me estaban penetrando, estaban recorriendo cada parte de mi cuerpo. Después, pasaron a posarse absolutamente en mi cara. Me puse nervioso, incómodo por su mirada. Era extremadamente sexy y sus ojos eran como los de un depredador salvaje.

Entonces se dignó a sonreír.

Jodida sonrisa, pensé.

-Así que nos volvemos a encontrar, eh-los 2 Alfas voltearon a verme, como si no se hubiesen esperado mi aparición.

Necesitaba entregarle ese jodido gafete para después largarme y buscar a Zen, que estaba en peligro.

-John-dije por fin.

-¿Cómo?-cunfundido, se dignó a alzar una ceja.

-Te llamas John Cleaver, ¿verdad?

-Sí, ¿algún problema con eso? ¿Acaso sí querías obtener la advertencia que te había dado después de todo?-sonrió.

-No, simplemente vine a regresarte algo que es tuyo-agarré mi mochila y saqué el gafete-. Ten, es tuyo.

-Mm...¿y se podría saber por qué lo tenías?-volteó a verme de nuevo una vez agarró el gafete y lo guardó en su bolsillo trasero.

-Quizá te lo robó-se burló uno de sus amigos.

-No saques conclusiones tan apresuradas. Simplemente se te cayó cuando saliste la última vez de la biblioteca. Iba a regresártelo en ese mismo momento pero saliste rápidamente y te perdí de vista. Así que no lo vuelvas a perder.

-¿Y tú quién eres para decirle qué hacer?-preguntó aquel Alfa, su amigo.

-Nadie, simplemente le estoy avisando de las consecuencias que podría obtener si lo vuelve a perder, eso es todo-Joder, pensé, es tarde. Zen me está esperando, está en busca mía. No, no.

Apreté mis puños.

-¿Y eso a ti qué te importa?

-Mira, no quiero pelea. Simplemente se lo quise regresar. Ahora, si me lo permites...-me di media vuelta cuando de repente fui agarrado por el hombro izquierdo.

-Todavía es temprano para irse- volteé a ver de quién se trataba y era aquel maldito Alfa, de nuevo.

-Suéltame. Tengo que ir a buscar a un amigo.

-Los siento, pero él tendrá que esperar.

Creo que...no debí de haber regresado aquel maldito gafete.

No debí...de dejar a Zen solo.

Alguien más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora