Capítulo 6: Histeria colectiva

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Estrellas gemelas

⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ 6. Histeria colectiva ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆ ⋆


Parecía que la mala suerte perseguiría al instituto de Calvin a partir de ese momento.

Todos salieron del teatro, gritando horrorizados. El cadáver de la actriz era el centro de atención que aún siendo el espectáculo más grotesco seguía recibiendo miradas morbosas pero seguidas de gritos y horror. Parecía que el escenario había sido sacudido por un terremoto de grado siete como mínimo, pero simplemente fue... ¿Calvin?

Se despertó en el cuarto de baño de golpe. Nunca se había levantado con tanta fuerza de ningún sitio, ni en los días de verano que se iba a un parque de atracciones. Se quitó la venda de los ojos y miró a Rod en silencio, con los ojos llorosos.

—Calvin... —estaba señalando vagamente la puerta, asustado, refiriéndose al estruendoso sonido en el teatro y a la gente gritando horrorizada mientras salía del auditorio.

—No sé qué cojones ha pasado, Rod —empezó a llorar con desprecio y confusión.

Rod le cogió de la mano y le llevó fuera con los demás, ambos con el mismo ritmo cardíaco irregular digno de una liebre siendo acechada por un tigre. Pasaron totalmente desapercibidos, nadie les dedicó una mirada.

Se mezclaron entre empujones de caras conocidas soltando lágrimas de ojos rojizos. Nunca habían visto nada igual. La escena de terror favorita de Calvin que vio en el cine años atrás ni se acercaba al terror que sentía solo viendo cómo los demás le hacían sentir culpable del accidente. Estaba vacío, sin ganas de salir. Realmente, quería volver allí dentro para comprobar que todo era real. Que efectivamente, él (directamente o por causa de El Virtuoso, —ese maldito hijo de puta—, pensó) había hecho semejante cosa. ¿Matar a una desconocida? ¿Aplastarla con focos y vigas que podían multiplicar por cien su propio peso?

—Rod, tengo que ir a ver qué ha pasado —su voz se volvía un murmuro entre todas las demás.

—Será mejor que nos vayamos —nunca le había visto tan serio.

Ambos se quedaron allí parados mirándose unos segundos que parecían eternidades en bucle, deslizándose las manos, siendo Calvin el que la separaba dirigiéndose al auditorio.

—¿Calvin?

No respondió.

☆☆☆

Las paredes cambiaban de aspecto conforme se acercaban al escenario. Justo al entrar, presenciaba un punto de fuga protagonizado por una catástrofe colosal, que estaría seguro que daría la vuelta al mundo entre letras de periódico y reportes televisivos. Cuanto más cerca se estaba del centro del "accidente", más derruido estaba todo. Él solo vio y en primer plano, como la tramoya se descolgaba del techo para matar a una persona que estaba en el sitio y momento equivocado, irónicamente; pero no presenció el resto de daños a la estructura. Se veían los pies sobresalientes incluso desde la entrada, destacando entre un charco de sangre como si fuese parte de un decorado satírico de humor negro catastrófico.

Calvin lloraba. No sabía por qué lo hacía. Realmente no fue su culpa, él no quería provocar eso. Fue El Virtuoso, se consolaba. Aquel ser le había poseído el cuerpo hasta hacer explotar una onda que se expandió hasta paredes, techo y por supuesto, la dichosa tramoya. Esa jodida tramoya que a partir de aquel día iba a recordar por el resto de su vida. Estaba paralizado en la entrada, luchando entre el desmayo y el sollozo.

Estrellas gemelasWhere stories live. Discover now