Onceava nota - 23/05/2005

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Mismo día, horas más tarde


Vuelvo a escribir hoy mismo, en casa cuando papá ya se durmió, porque necesito dejar asentado lo que pasó hoy.

Fue fuerte.

Estaba saliendo de la facultad y vi que estabas afuera, parada en la entrada como si estuvieras esperando a alguien. Pasé a tu lado y me sorprendí muchísimo cuando me tocaste el hombro y me llamaste por mi nombre. De hecho, me sobresalté.

—Elizabeth —me dijiste—. Necesito hablar con vos. ¿Me acompañás un minuto?

Acepté. Caminamos un par de cuadras hasta un café, dijiste que me invitarías uno, lo cual agradezco; mis finanzas como estudiante no me permiten darme esa clase de gustos. Mientras caminábamos me preguntaba qué sería aquello que necesitabas hablar conmigo, y me imaginaba miles de cosas. No tenía ni la más remota idea de lo que en realidad iba a pasar.

—Perdoná la intromisión —me dijiste—. La verdad es que, desde que te vi con Pablo hace unas semanas, hay algo que no me deja dormir. Me caés muy bien, sos una excelente estudiante, una chica linda y buena, y siento que tengo que contarte esto... que podría salvarte de un daño terrible.

—¿Qué cosa? —quise saber. Ya me estaba preocupando.

—Mirá... Yo estaba en pareja con su hermana y hace poco más de una semana me separé. Tal vez él te lo haya comentado... O no. Por favor te pido guardar discreción porque en la facultad no saben nada de esto y el rector es muy homofóbico... Pero bueno, la cosa es que lo conozco desde hace tiempo y sé que... —Hiciste una pausa y suspiraste—. Sé que tiene novia. Sigue con la misma chica, Camila, su amor de la secundaria. Han estado juntos casi tanto tiempo como yo con Lucía. Camila está en Capital porque estudia allá. Se ven una vez al mes, no mucho más que eso. Tienen planes de casarse, incluso... Pero él le es infiel y vos terminaste siendo su presa.

—¡¿Qué?! —exclamé. No lo podía creer. No me la había visto venir.

—Bueno, en realidad tienen un acuerdo de relación abierta así que no se trataría de una infidelidad. Como es a larga distancia, a ella no le molesta que él salga con otras chicas acá. A su vez, ella también tendrá algún amorío fugaz allá. Solo no deben enamorarse de nadie más y, cuando ella termine de estudiar, va a volver y se van a casar. Nos contaron todas estas infidencias el verano pasado, cuando ella se vino a pasar las fiestas.

—No entiendo —dije—. Ni siquiera tuvimos sexo todavía. Él parecía querer algo serio conmigo... Me iba a esperar.

—Seguro, pasa que a los hombres como él les encanta la cacería, y no les gustan las presas fáciles. Una vez que obtienen lo que quieren, van a por la siguiente... Seguro te iba a descartar poco después de que lograra tener relaciones con vos.

Agradecí no estar enamorada de Pablo, pero esto me hería demasiado ya de por sí. Me sentía estafada. Había creído que él era un buen chico y estuve dando lo mejor de mí para engancharme con él, ¿cómo no me di cuenta de que había algo raro? Más allá de sus comentarios cuando estaba con amigos, no había notado nada extraño. Conmigo, a solas, siempre había sido un divino. ¿Habrá pensado que yo todavía era virgen y me quería por eso? ¡Qué asco de persona! Ni siquiera me preguntó eso, habrán sido puras suposiciones suyas porque yo prefería esperar antes de acostarme con él. ¡Cretino!

Me puse a llorar. No pude contenerme.

Y, entonces, me abrazaste. Sentí que vos también necesitabas ese abrazo, así que te lo devolví. Nos quedamos así por alrededor de un minuto.

—Tranquila —me dijiste—. Me alegra saber que llegué antes de que pasara algo más. Te acompaño a tu casa, dejame hacer eso por vos. Y te voy a dejar mi número, por si acaso necesitás hablar con alguien. Podés mandarme un mensaje y, si es muy urgente, llamarme. No importa si es tarde.

—No es necesario, puedo volver sola —te dije. No entendía por qué te estabas preocupando tanto por mí.

Todavía no lo entiendo.

—Otra cosa —me dijiste, una vez que ya estuve más calmada—. Hoy te olvidaste unas cosas en la biblioteca en la hora libre.

Fue en ese momento que me percaté de que mi mochila estaba más liviana de lo usual, y comencé a entrar en pánico. Abriste tu bolso y sacaste de ahí mi cuadernillo de Gramática I, tu asignatura, ¡y esta libreta! Me puse blanca.

—Por las dudas te aviso que no revisé nada —aclaraste—. Había ido a dejar uno libros y vi tus cosas abandonadas sobre una mesa, luego solo abrí el cuadernillo para ver de quién era, para poder devolverlo, y lo guardé en mi bolso.

Sonreíste de manera segura. No parecías haber leído nada, si hubiera sido así seguro no me podrías mirar de esa forma, tan tranquila.

Sentí que me volvía el alma al cuerpo. Me muero si leés las cosas que estuve escribiendo sobre vos... Espero que no me estés mintiendo.

Terminamos el café, que ya casi estaba frío, y después te ofreciste a pagarme un taxi para que me llevara a casa ya que no quería que me acompañaras y se había hecho tarde. Terminé aceptando.

Papá estaba preocupado porque me había tardado más de la cuenta. Le expliqué que me había quedado hablando con una profesora fuera de hora, lo cual era cierto. Él supuso que sería por cuestiones curriculares, pero me hizo prometerle que le iba a avisar por mensaje la próxima vez que me demorara por algún motivo. Que, si bien ya soy mayor, sigo a su cargo y se preocupa, «porque pueden pasar tantas cosas en la calle, sobre todo a las mujeres».

Cenamos temprano y me fui a mi habitación enseguida con la excusa de tener mucha tarea para hacer. La verdad es que necesitaba estar tranquila y poner música triste para llorar otro rato más. Pablo no merece mis lágrimas, pero las lloro por mí misma. Me doy lástima por haber caído en su trampa. ¿Cómo no pude detectar ningún indicio? Siento mucha bronca.

Pablo me mandó mensajes que no respondí. Me llamó a la hora que sabía que papá estaría durmiendo, pero no le contesté. De hecho, ahora mismo me está llamando de nuevo mientras escribo estas palabras.

Agendé tu número y te mandé un mensaje.

«Gracias por lo de hoy, significó mucho».

«No hay de qué, linda», respondiste.

AY. ME DIJISTE LINDA.

No sé qué interpretar.

¿Es solo cortesía?, ¿o significará algo más?

¿Segura de que no leíste la libreta?

Notas para AdelaWhere stories live. Discover now