Capítulo 6

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—¿Lista para empezar? —le pregunté a Sam una vez que Jan y Derek se disculparon y se marcharon sin siquiera saludarla.

Creo que Jan estaba demasiado apenada por haber tenido público durante su ataque de celos como para poder dar la cara, así que prefirió subir a su habitación con Derek. A reconciliarse supuse, pero no quería pensar en ello.

—Supongo —respondió aún un poco cohibida. La guie hasta mi habitación y dejé la puerta abierta. Conociendo a Jan, después empezaría a reclamarme si cerraba la puerta.

Era una cotilla de lo peor.

—Bueno... Bienvenida a mi guarida.

Me sonrió por encima de su hombro y no pude evitar derretirme un poquito. Su largo cabello negro caía en cascada por su espalda, contrastando con su piel pálida. Sus labios tenían esta curvatura que me llamaba a besarlos y su frágil silueta me pedía a gritos que la sujetara con delicadeza entre mis brazos. No sé cuánto tiempo me quedé ahí viendo su perfil mientras ella estudiaba alrededor, pero me di cuenta de mi grosería.

—Uh, ¿Sam? —pregunté. Cuando ella volvió sus grandes ojos negros hacia mí y ladeó su cabeza me obligué a recordar lo que había estado pensando—. Olvidé tu vaso de agua. ¿Quieres que vaya corriendo por él? Es que los gritos...

—No, gracias —me interrumpió pareciendo apenada.

—¿Algo de comer? Ya es tarde y...

—Comí en la cafetería —se apresuró a decir. Tomó asiento en mi cama y colocó la mochila sobre sus muslos.

No me miraba y me pregunté qué pasaba por su cabeza en ese momento. Di un último vistazo a la habitación para cerciorarme de que no hay nada fuera de su lugar y entonces me acerqué a ella.

—Comencemos entonces.

Las cosas entre Sam y yo habían cambiado mucho últimamente y ya no me sentía del todo bien a su lado. Nuestra relación era... diferente. Diferente e incómoda.

Diferente, incómoda y rara.

Desde que ella había empezado su relación con Logan y yo comencé a pasar más tiempo con Ally, las cosas eran tensas entre nosotros. Y lo que menos quería era perderla antes de haber podido siquiera tenerla.

Caminé hasta llegar al borde de mi cama, arrastré la silla junto a esta y me senté frente a Sam.

—A ver, dime qué es lo que no entiendes —le pedí acercándome más hasta que nuestras rodillas se tocaban. Las cosas extrañas que sentía cuando estábamos en contacto levantaron vuelo en mi interior.

¿Mariposas en el estómago? Esa chica me hacía sentir mariposas hasta en el cerebro.

—Pues... esto —dijo señalándome una página del libro que había sacado de su mochila. Isótopos y sus aplicaciones.

—Bueno, mira, antes que nada...

Comencé a explicarle y así pasaron dos horas. Ella diciéndome sus dudas y yo resolviéndolas; ella preguntando, yo explicando; ella leyendo, yo observándola; ella pensando y yo suspirando.

Llegó el punto en el que mis ganas de acabar con su espacio personal fueron tan fuertes, que literalmente tuve que salir de la habitación con el pretexto de que debía revisar el agua y la comida de Nilo, mi perro.

¡Y ni siquiera tenía un perro!

Cuando estuve bastante calmado de nuevo, entré a la habitación y encontré a Sam frente a mi librero, su frente arrugada con algo parecido al dolor mientras leía un libro. No, no era un libro, era un álbum de fotos. Mi álbum de fotos.

Vencedor [PQY #2] ✔ versión 2014Where stories live. Discover now