Capítulo 31

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Canción: Robot - Novah
***


Cuando abrí los ojos lo primero que vi fue a Derek recostado sobre el sillón frente a mí, su mirada perdida en el paisaje fuera de la ventana. Me incorporé un poco y traté de pasar saliva por mi garganta seca.

—Hey —dije, mi voz sonando apagada y rasposa. Él giró su cabeza ante el sonido y luego sonrió poniéndose de pie y acercándose al borde de la cama en un par de zancadas.

—Hola, amigo. ¿Cómo te sientes? —cuestionó realmente preocupado.

Sus ojos estaban ojerosos e irritados, igual que los de mi hermana la última vez que la había visto. Suponía que entre los nuevos integrantes de la familia y yo, no habían tenido suficiente descanso. Parecía agotado y aun así feliz de verme despierto.

—Me siento mejor —contesté con sinceridad. Había tenido un sueño en donde volvía a estar con Sam y ella juraba que no me dejaría nunca. Eso ayudó mucho y mejoró mi humor.

Quise sonreír, pero no pude. El saber que había sido solo un sueño me dolía. Qué no daría por poder verla una vez más, por abrazarla y oírla decir que me amaba.

—Eso es muy bueno —replicó sacándome de mis pensamientos. Me miró a los ojos y luego se refregó el rostro con una mano—. Acaban de ponerte la quimioterapia del día de hoy, por lo que puede que empieces a sentirte cansado de nuevo —informó. Asentí y comencé a juguetear con mis dedos.

—Está bien.

No tenía más opción de todas maneras.

—Eh, hay alguien que ha estado esperando a que despiertes desde hace cuatro días. No tuvo la oportunidad de hablar contigo ayer durante el breve momento que duraste consciente y pues... justo ahora está esperando tras la puerta. Se ha negado a dejar el hospital diciendo que necesitaba hablar contigo y que no se iría hasta poder hacerlo. ¿Quieres que la llame? —inquirió con seriedad al tiempo que estiraba sus brazos sobre su cabeza.

Sus ojos no me decían nada, no me daban ningún indicio de quien podría ser, así que susurré un asentimiento. Todavía me encontraba demasiado débil como para hacer algo más que murmurar y susurrar.

Derek me lanzó una sonrisa cansada, palmeó mi hombro con delicadeza y luego salió de la habitación, la puerta cerrándose tras él.

Cerré los ojos al volver a estar solo y solté un suspiro.

Ya no quería estar ahí, postrado en esa cama, atado al hospital. Quería ser libre. Quería que todos fueran libres y no estuvieran en esta prisión junto conmigo.

¿Qué era lo que me impedía dejarme ir de una vez por todas?

Sentía mi pulso débil, mi respiración trabajosa y ese túnel de oscuridad que seguía presente instándome a que caminara por él; a que encontrara el destino al final del mismo.

Yo sabía lo que había al final de este. Había paz. Había luz y descanso. Había tranquilidad... Al otro lado estaba justo lo que necesitaba para dejar de sufrir.

Sería tan fácil solo dejar de luchar y poder hundirme...

Dean.

Esa voz seguía tan presente en mi cabeza. Mi mente me jugaba malas pasadas recordándome la voz de Sam, tan suave y calmante. Ese sonido podía lograr que sintiera paz a pesar del dolor físico. Casi podía sentirla acariciándome, susurrándome al oído, sonriéndome...

Un ligero apretón en mi mano me hizo abrir los ojos.

—Sam —susurré sorprendido. Dios mío, ¿acaso ya estaba delirando?

Vencedor [PQY #2] ✔ versión 2014Where stories live. Discover now