Mil flores para un boludo [Scaimar]

Prólogo: La razón por la que todo se fue a la mierda

Pablo Aimar inspiró y espiró profundamente, buscando ralentizar el ritmo de su respiración. La garganta le dolía horrores, ardiendo cada vez que tragaba saliva o jadeaba, y sentía una presión insoportable en el centro del pecho, justo donde su corazón latía a toda velocidad. Era su sonido sordo el que llenaba sus oídos, impidiendo que escuchara algo más allá.

Estaba de rodillas ante el lavatorio del baño de su habitación, encorvado sobre sí mismo y sintiéndose más débil que nunca. Las costillas le apretaban contra las rodillas, haciendo más difícil su tarea de serenarse, pero no le importaba. Su rostro pálido estaba lleno de lágrimas que no se molestaba en secar, demasiado concentrado en mantenerse estable y en buscar una forma de justificar todo aquello.

Podría mentir sobre las flores. Elaborando un par de mentiras sobre alguna admiradora secreta que se las había enviado por correo, quizás salía del paso y lograba que sus compañeros le creyeran.

Pero no había forma de explicar la sangre. Esa cantidad impresionante de sangre que salpicaba el lavatorio, la alfombra, sus manos y los pétalos que había vomitado.

La luz blanca del fluorescente del baño, titilando cada exactamente cincuenta segundos, no hacía más que resaltar la turbia escena. Pablo se abrazó a sí mismo, sollozando con fuerza mientras se limpiaba torpemente el borde de la boca, adornado de sangre y polen.

"¿Cuándo carajo perdí el control de mi vida?"

No necesitaba que nadie le respondiera, porque la respuesta era tan obvia que le dolía. Le dolía más que las flores que en ese momento llenaban sus pulmones.

Todo se había ido por la borda tres meses atrás. Específicamente, el día en que había empezado a ver la sonrisa de Lionel Scaloni con otros ojos.

Eglantina: esta flor simboliza que la persona que te quiere te va a hacer llorar.