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—Aquí —susurro frenéticamente.

A la mierda el corte de cabello, lo haré más tarde. Sonríe lentamente, formando una sonrisa sensual llena de promesas prohibidas con sus labios.

—Buena elección—murmura en mis labios.

Su mano deja mi barbilla y pasa a mi rodilla. Se desliza desde allí lentamente hacia arriba
por mi pierna, levantando mi falda y acariciando mi piel, haciéndome
estremecer. Sus labios dejan suaves besos desde mi oreja por mi
mandíbula.

—¿Oh, que voy a hacer contigo? —susurra. Sus dedos se detienen en el borde de mis medias—. Estas me gustan —dice. Pasa un dedo por debajo y acaricia la cara interna de mi muslo.

Jadeo y me estremezco de nuevo en su regazo.
Gime profundamente.

—Si voy a follarte siete sombras de Domingo, mejor que te quedes quieta.

—Oblígame. —La desafío, con un tono suave y agitado.

Vanesa inhala fuertemente. Entrecierra los ojos y me da una mirada caliente y sorprendida.

—Oh , sólo tienes que pedirlo. —Su mano va de mis medias a mis bragas—. Vamos a librarte de estas. —Tira suavemente y me incorporo
un poco para que le sea más fácil. Sisea cuando lo hago.

—Quédate quieta —murmura.

—Estoy ayudando —digo, y muerde suavemente mi labio inferior.

—Quieta. —Gruñe.

Desliza mis bragas por mis piernas. Levantando mi falda para que quede en mi cintura, mueve ambas manos a mi cadera y me alza. Aún tiene mis bragas en su mano.

—Siéntate. A horcajadas. —Ordena mirándome intensamente a los ojos.

Lo hago, moviéndome un poco sobre ella provocativamente. ¡Que comience el juego Cincuenta! .

—Mónica . —Advierte—. ¿Estás incitándome? —Me mira, divertida
pero alerta. Es una combinación seductora.

—Sí. ¿Qué vas a hacer al respecto?

Sus ojos se iluminan con deleite ante mi desafío.

—Junta tus manos detrás de tu espalda.

¡Oh! Cumplo obedientemente y ella rápidamente me ata las muñecas con mis bragas.

—¿Mis bragas? Martín , usted no tiene vergüenza. —La amonesto.

—No cuando respecta a ti, Mónica, pero ya lo sabes. —Me mira
intensa y calientemente.

Poniendo sus manos en mi cintura, me levanta por lo que estoy sentada un poco más atrás en su regazo. Aún hay agua
cayendo a su pecho desde su cuello. Quiero inclinarme y lamer las gotitas, pero es más difícil con mis restricciones.

Vanesa acaricia mis muslos y pasa sus manos por mis rodillas.
Suavemente las abre junto con las suyas, sosteniéndome en esa posición.

Sus dedos van a mi blusa.

—No creo que necesitemos esto —dice.

Comienza a abrir cada botón
metódicamente en mi blusa mojada, sus ojos nunca dejan los mios. Se
oscurecen más y más mientras termina la tarea, tomándose su tiempo en ello. Mi pulso se acelera y se me atasca la respiración. No puedo creerlo, apenas me ha tocado y me siento así caliente, molesta… preparada. Quiero
retorcerme.

Deja mi blusa abierta y acaricia mi rostro con sus dos manos, pasando su pulgar por mi labio inferior. De repente, mete su pulgar en mi boca.

—Chupa. —Ordena en un susurro, estirando el sonidode la C.

Cierro la boca alrededor de su dedo y hago exactamente eso. Oh… me gusta este juego. Ella sabe bien.

¿Qué otra cosa me gustaría chupar? Los músculos en mi vientre se contraen ante la idea. Sus labios se abren cuando muerdo levemente su pulgar.

Gime y saca lentamente su pulgar mojado de mi boca y lo lleva hacia mi barbilla, por mi garganta, sobre mi esternón. Lo mete en la copa de mi sostén y la baja, liberando mi seno.

La mirada de vane nunca deja la mía. Está mirando cada reacción que su toque hace en mí, y yo lo estoy mirando. Es caliente. Consumidora. Posesiva. La amo. Imita sus acciones con su otra mano por lo que mis dos senos están libres ahora y, tomándolos gentilmente, pasa cada pulgar por
un pezón, haciendo círculos lentos, toqueteando a cada uno para que se endurezcan bajo sus dedos.

Intento, realmente intento no moverme, pero mis pezones son cables de alta tensión, por lo que gimo y echo hacia atrás
mi cabeza, cerrando los ojos y rindiéndome ante la dulce, dulce tortura.

—Shh. —La suave voz de vane va en contra con las bromas, y el ritmo
de sus malvados dedos—. Quieta nena, quieta. —Liberando un seno pasa su mano por detrás de mí y la deja en mi cuello.

Inclinándose, ahora toma mi pezón con sus dientes y chupa fuertemente, haciéndome cosquillas con su pelo mojado.
Al mismo tiempo, su pulgar deja de toquetear mi otro pezón. En cambio, lo toma con su pulgar e índice y aprieta suavemente.

—¡Ah! ¡Vanesa ! —gimo y me retuerzo en su regazo.

Pero no se detiene.
Sigue con la lenta y agonizante tortura. Y mi cuerpo arde mientras el placer toma un giro más oscuro.

—Vanesa , por favor —gimoteo.

—Hmm —murmura en mi pecho—. Quiero que te vengas así. —Mi pezón
recibe un apretón más fuerte mientras sus palabras acarician mi piel, y es como si hubiera invocado a una oculta parte oscura de mí que sólo ella conoce. Cuando sigue con sus dientes esta vez, el placer es casi intolerable.

Gimiendo audiblemente, me muevo en su regazo, intentando encontrar algo de preciosa fricción contra sus bragas . Tiro inútilmente
de El agarre de restricción, ansiando tocarla, pero estoy perdida, perdida en esta traicionera sensación.

—Por favor —susurro, rogando, y el placer cosquillea mi cuerpo, desde mi cuello, hacia mis piernas, los dedos de mis pies, tensando todo en su camino.

—Tienes unos pechos hermosos, Moni y grandes . —Gruñe—. Algún día voy a follarlos.

¿Qué demonios significa eso? Abriendo los ojos, la miro mientras me chupa, mi piel ardiendo con su toque. Ya no siento mi blusa mojada, su cabello empapado… nada salvo el calor. Y arde deliciosamente bajo y
caliente, profundamente en mí, y todos mis pensamientos se evaporan mientras mi cuerpo se tensa y retuerce… listo, llegando… necesitando una liberación. Y no se detiene… burlando, tirarndo, volviendome loca.

Quiero… quiero…

—Déjate ir —susurra… y lo hago, ruidosamente, mi orgasmo
convulsionando mi cuerpo, y ella detiene su dulce tortura y me envuelve con sus brazos, uniéndome a ella mientras mi cuerpo hace espirales en el clímax.

Cuando abro los ojos, está mirándome donde descanso contra su pecho.

—Dios, amo verte venirte, Moni . —Tiene un tono maravillado.

—Eso fue… —Las palabras me fallan.

LIBERADA Where stories live. Discover now