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Siendo el infierno no es que contara con una fauna y flora hermosa, pero Charlie le veía el lado positivo a todo lo que la rodeaba, ella amaba cada cosa de su hogar.
Sí... era el infierno... un lugar lleno de pecadores sin salvación ni esperanzas, pero ella nació y creció allí, a lo largo de su vida ha podido ver y relacionarse con todo tipo de persona, ya sea buena o mala, y ella atesora todos esos momentos.
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Alastor observaba a su esposa a lo lejos, ella estaba recolectando unas cuantas flores del campo, un campo lleno de ciertas flores rojas que parecían un mar de sangre estando tan juntas. Con el tiempo lograron que su relación se fortaleciera, Charlie ya le tenía más confianza a Alastor, aunque la pelirrubia seguía siendo igual de tímida.
- Toma, una flor.
Habló la rubia repentinamente, extendiéndole al venado una de las tantas rosas que ella misma recolectó, Alastor había estado un largo tiempo distraído con sus pensamientos que tomó por sorpresa al mismo verla a su lado repentinamente.
- Gracias, querida.
El venado sonrió de forma amplia recibiendo la rosa con mucho agrado, valoraba esas pequeñas muestras de afecto por parte de su esposa, podía notar ese gran cambio de relación, desde los primeros meses con ella que ni quería verlo... hasta ahora, seguían avanzando poco a poco, Alastor dándole su espacio y tiempo, quería ganar por completo el corazón de su amada rubia, un corazón tan puro conociendo el otro lado de él, el que mostraba solo a ella.
Hombre temido por todos en ese infierno, conocido por ser una persona sin piedad, cualquiera que se aseguraría de dar una muerte lenta y dolorosa al que se le enfrente, todo siendo un proceso divertido para él, esta persona es la que Charlie tenía a su lado y con la que estaba casada.
- Se está haciendo tarde, debemos regresar a casa, hoy tengo planes para la cena de hoy, tengo planeado un exquisito platillo- Dijo Alastor
Charlie al escucharlo hablar sobre la comida ya pudo escuchar música de radio, es lo que el pelirrojo siempre ponía de fondo y usaba como inspiración para ponerse manos a la obra.
- Me gusta mucho todo lo que preparas, Al, no dudo que será tan bueno como dices..
Le dedicó una sonrisa sincera, la de menor estatura acomodó su canasta de flores en su antebrazo y se mantuvo cerca del otro, lista para marcharse, sujetando el brazo del otro, logró sentir un sobresalto por parte de Alastor, este mismo logró actuar con mucha naturalidad.
La verdad era que a Alastor le había sorprendido mucho que Charlie diera ese paso, no se quejó, queriendo hacerla sentir protegida le sonrió cálidamente y emprendió camino, de regreso al gran palacio.
