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MEET ME HALWAY

La lata asesina

Dallana se recogía su pelo castaño al otro lado de la mesa de ping pong de los recreativos. Noah se había ido a la la máquina del fondo a por refrescos. Y yo estaba embobado con todas las cosas que había ahí.

Jamás había entrado en ese lugar. Tantas cosas por ver.

—¿Vas a cenar con nosotros? — Noah llegó con tres latas de refresco, rompiendo mi campo de visión. Y me dejó una sobre mi lado de la mesa.

Lo miré jugando con la pala en la mano izquierda, dejando de mirar al techo como un tonto.

Mi padre me iba a matar si llegaba tarde al cuarto. Hoy debía dar la cara.

—La verdad que lo veo difícil.

Noah le tiró una lata a Dallana por los aires. Pudiendo así causar el mayor desastre gaseoso sobre el suelo. Haciendo que nos prohibieran la entrada a ese lugar cuando tan solo acababa de llegar.

Pero esta fue rápida, dejo la pala en la mesa y dando un salto logró pillarla al aire. Sonrió orgullosa poniéndose un mechón suelto detrás de la oreja.

«Hubiera estado gracioso que la hubiera parado con la cabeza.»

—Una pena  —La voz de Noah me desconcertó, llegué a pensar que me había leído la mente —. El menú para hoy parecía bueno —Hizo un mohín con los labios levantando sus hombros —. Hey ven —Con sus dos dedos me indicó que me acercara más a pesar de estar a menos de dos metros. Echó mi pelo para atrás despejando mi oreja, sentí un cosquilleo por todo mi cuerpo y empecé a temblar y temblar mientras mi corazón se disparaba —. Machácala. —susurró casi hablando.

—Te he oído, Noah.  —Dallana le dio a la pelota con la pala y esta golpeó a Noah.

—¡Ay! —soltó un gallo, cogió la bola del suelo corriendo a por ella, despeinándola. Dallana contra atacó.

Abrí la lata y dejé que la espuma y burbujas de la bebida bajaran por mi garganta. Cerré los ojos y suspiré tomándome un momento para recapacitar. Y si hoy no iba a mi cuarto, no pasaría nada ¿Cierto? Joder sí, claro que pasaría. A quién coño se le ocurre amenazar a su padre con una pistola. ¡A mi padre!

Apoyé mis manos en la mesa y me incliné dejando caer mi peso en esta.

—Me cago en la puta — susurré y gracias a Dios nadie lo escuchó.

Solté un último soplido y me levanté de golpe, cosa que me hizo marearme un poco, y di otro gran sorbo pero compensador.

Me llevé los dedos a la sien y cerré lo ojos para evitar caerme.

Una vez me recuperé me fijé en lo que me rodeaba. Aquel lugar no era muy grande, tenía una puerta de doble hoja de cristal, con una zona chill out con maquinas expendedoras y sofás. Con otra zona apartada de mesas de juegos de palas y maquinas arcade. En la parte superior de las paredes había luces leds que iban cambiando de colores haciendo que la habitación se viera colorida, junto con una bola de espejos. Los posters de grupos de rock y carteles luminosos decoraban las paredes.

Me acerqué a ellos, alejándome de mi grupo. Sólo nosotros estábamos ahí. De nuevo me puede dar cuenta que sobre las paredes había más pegatinas, y restos de estas.

Cuando hice un recorrido rápido una de ellas me congeló la sangre sin motivo alguna.

De nuevo esa pegatina de La torre.

—¡Mimado! —Noah me sacó de mi ensimasmiento haciéndome dar un bote.

—¿Qué, qué? —disimulé el susto mientras él se acercaba a mí.