La nieve se derrite

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Aunque trate de ocultar cómo se siente, queda expuesto bajo la luz del sol, y sus ojos se quiebran en un llanto silencioso.

—¿Tanto lo extrañas? —la pregunta surge detrás de él.

Sus manos permanecen detrás de su espalda erguida, las lágrimas recorren su camino hasta su barbilla.

—¿Qué sentido tiene responder a eso?

—Que al menos así serías honesto contigo mismo.

Con un suspiro Jia se acerca a un Vaden que todavía le da la espalda, y sin pensarlo dos veces cuela su mano entre las de él. Haciéndolo entrelazar sus manos de mala gana. Aunque tampoco pone mucho esfuerzo en soltarse del agarre de Jia. No necesitaría demasiada fuerza tampoco, Jia podría ser apartada con sus entrometidos ojos de venado y sus frágiles muñecas de dedos pálidos, que suelen enrojecer en los nudillos.

—¿Sabes? No estoy aquí porque esté ganando algo de esto. —lo pincha.

—¿Ah no? —Vaden finge sorprenderse, a la vez que se da la vuelta para verla—. ¿Entonces por qué?

A Jia se le encoge el corazón de solo verlo ahí, fingiendo que el solo estar de pie y respirar no le cuesta. Cuando sabe tan bien que aquel innecesariamente cauteloso hombre solo quiere acurrucarse y llorar por su destrozado corazón.

—Porque quería tomar tu mano —le enseña cómo sus dedos están tan apretados juntos—. Hace frío aquí afuera, así que solo quise hacer esto por mi cuenta —se encogió de hombros—. Puedes ignorarme o hablar conmigo y decirme qué pasa por tu cabeza.

—¿Por qué haría eso?

—Porque así pesaría menos aquello que te hunde.

—¿Cómo sabes qué será así? ¿Cómo sabes que no será peor? ¿Que no será lo mismo?

—Porque quiero que compartas el peso, que hables conmigo y me dejes sostener tu mano —Jia mira hacia el piso, donde sus botas escarban la nieve—. Solo quiero calentar tu corazón, ¿sí? Quiero que puedas estar triste, y que también puedas sentirte cálido una vez que dejes ir todo aquello que te aflige. Porque, más que todo, solo quiero oír tu corazón latir.

—Está latiendo.

—No lo escucho.

Vaden resopla, y con un movimiento la atrae hacia su pecho. De manera que ella puede ocultarse entre su abrigo beige, lejos del invierno.

—Eso es porque estabas muy lejos.

Jia no sabe el corazón de quién resuena en sus oídos, pero siente que lentamente él se derrite. Bajo la cálida luz del día y los copos floreciendo en el cielo, siente que todo irá mejor otra vez.

Vaden | tu nombre significa promesa.

—¿Tanto extrañas ser quién eras? ¿También extrañas tu sonrisa? Porque todavía puedo vislumbrarla entre tus lágrimas.

Vaden mira hacia arriba, como si buscase las respuestas de lo que estaba sintiendo en otra parte que no fuese él mismo.

—No sé cómo sentirme, pero no creo poder volver a lo que era.

—¿Puedo quedarme hasta que te encuentres?

—¿De verdad quieres esperar tanto?

Jia asintió, rodeándolo con sus brazos.

—Sí, por eso no te preocupes demasiado, estoy justo donde quiero estar.

El lenguaje de las letras pequeñas Where stories live. Discover now